Si miramos, bélicamente, la primera mitad del siglo XX,
habría que ponerlo en duda, dadas esas dos guerras mundiales y tanta
irracionalidad en el uso de la energía atómica.
Y si miramos la 2ª mitad del siglo XX y lo que llevamos ya
andados del siglo XXI ya no nos queda la menor duda al contemplar la
simultaneidad de la muerte por hambre y sed, de la miseria de más de la mitad
de la humanidad, al tiempo que campea, por nuestro occidente, no sólo la no
necesidad sino el excesivo consumismo y el lujo desmesurado de una pequeña
parte de la humanidad que, además, en su seno convive con bolsas de pobreza
extrema.
¿Son racionales esas desproporciones?
¿Es que el hombre no es un fin en sí mismo,
independientemente de geografías, culturas, religiones, razas,…?.
Y sin embargo es la definición más extendida de hombre:
“animal racional”.
Aunque se debe tener en cuenta que, en el fondo y a su
manera, todo pensador es un antropólogo.
La filosofía griega así lo concibió, como un ser racional, o
ser que posee “logos” (concepto polívoco y que, en griego, significa tanto
“razón” como “palabra”), “Animal que razona”, que tiene la capacidad de pensar
y “animal que habla”, capaz de decir qué son las cosas.
Y decimos “palabra” para diferenciarlo de “voz”.
Mientras la “voz” es un signo que manifiesta dolor y/o
placer y que también se encuentra en los animales, para llamar la atención,
para indicar peligro, para aparearse… el llamado “lenguaje animal”, la palabra
sirve para comunicar lo conveniente y lo perjudicial, lo injusto y lo justo.
El hombre es un ser pero que destaca y se diferencia de los
demás seres. El hombre está ubicado entre la razón (o, mejor, inteligencia) de
los dioses y la animalidad de las
bestias.
SÓCRATES es el modelo de hombre, de pensador impenitente,
que, incluso, le llevará a aceptar la muerte por su obstinada insistencia en
tener “razón”.
PLATÓN concebirá al hombre como ciudadano de dos mundos, el
sensible e inteligible, aunque, como ser racional que es, está llamado a serlo
definitivamente del segundo.
El hombre es su alma que, por culpa de un pecado, ha tenido
que encarnarse y su cuerpo (soma) es la cárcel (sema) del alma.
Su definición descriptiva de único “bípedo implume” fue lo
que llevó al socarrón Diógenes a coger una gallina, desplumarla, y arrojándola
a la Academia, sentenciar: “ahí tienen Uds. al hombre de Platón”. Lo que
llevaría a Platón a afinar más su descripción de hombre: “y con uñas planas”.
Anécdota poco creíble ya que para Platón siempre, al
referirse al hombre, tendrá relación con el alma, que ocupa un lugar
privilegiado.
Aunque también algún pensador habla de una doble
antropología platónica: una zoológica, que mantiene al hombre en el reino
animal, según la anécdota arriba indicada y otra filosófica, en la que se
destaca la racionalidad humana.
Leo, sin embargo, el perfil de un bloguero que se define
así: “soy un bípedo implume, pero de uñas planas, comedor de pan, animal
político, ciudadano, capaz de logos, usuario de ratio y vocatio”.
Ésta si sería una buena definición descriptiva platónica de
qué es el hombre.
ARISTÓTELES muestra la doble influencia de su padre,
Nicómaco, biólogo y/o médico de la corte y de Platón, su maestro.
Para Aristóteles el alma es: “principio de vida, de
movimiento y de conocimiento”
Pero alejándose de su maestro que, al referirse al hombre,
se olvidaba de su animalidad (el cuerpo) y sólo se fijaba en la racionalidad
(el alma), Aristóteles tendrá en cuenta ambas partes, siguiendo su teoría
hilemórfica (materia-forma) y su método de definición: género próximo (común a
varias especies, “animal”) y diferencia específica (lo propio de la especie
humana, “racional”)
“Zoon logicon”
“Animal lógico” (que incluye, por lo arriba indicado, tanto
“razón” como “palabra”), pero que, si lo es, es por ser, en primer lugar,
“animal político/social/de la polis”,
“Se admite que hay tres cosas por las que los hombres se
hacen buenos y virtuosos, y esas tres cosas son: la naturaleza, el hábito y la
razón. Los otros animales viven primordialmente por acción de la naturaleza, si
bien algunos, en un grado muy pequeño, son también llevados por los hábitos. El
hombre, en cambio, vive también por acción de la razón, ya que es el único
entre los animales que posee razón; de manera que en él están las tres cosas y
que deben guardar armonía recíproca entre sí. Los hombres, en efecto, obran con
frecuencia de manera contraria a los hábitos que han adquirido y a su
naturaleza, a causa de su razón, si están convencidos de que algún otro camino
de acción les es preferible”
Pensamiento (razón) y lenguaje (palabra) son dos caras de la
misma moneda.
Ya Platón había dicho que el pensamiento es el diálogo del
alma consigo misma.
El hombre, en cuanto animal, está anclado en el presente y
en su mundo circundante, con el esquema Estímulo-Respuesta.
Pero, en tanto que racional, tiene capacidad de alejarse del
presente, de lo inmediato, de lo particular, con la abstracción realizada por
el entendimiento agente.
Así, el hombre, viviendo en el presente, conserva su pasado
y piensa en el futuro, alejándose de la presión del presente, de su entorno, y
obrando de cara al futuro.
El Renacimiento fue platónico, mientras la Iglesia, siendo
platónica en la realidad, seguía siendo aristotélica en la explicación...
“Que nadie entre aquí que no sepa Geometría” –rezaba en el
frontispicio de la Academia.
“La naturaleza está escrita en lenguaje matemático” – decían
los renacentistas. Así que, quien no sepa matemática”, al estudiar el universo,
de nada va a enterarse, como yo oyendo a un coreano.
Para la Física Moderna el universo es matemático, (como para
Platón), es racional, debemos descubrir las leyes de su regular comportamiento
para que, conociéndolas, podamos aprovecharnos de él.
Kant rompería el hechizo. No es racional el universo, somos
nosotros los racionales. Y como somos así, conocemos así, pero no que el
universo sea así. El “noúmenon” se nos escapa, está fuera de nuestro alcance.
Lo de DESCARTES no tiene nombre. ¿Llamar al hombre: “res
cogitans”? ¿Es el hombre una “cosa” que tiene “mente”, que “piensa”, cuando,
para él, “pensar” es: dudar, afirmar, negar, conocer, ignorar, amar, odiar, no
querer, imaginar, sentir,…?
Para Descartes el hombre es “cosa”, ni siquiera “animal”,
porque éstos, según su mecanicismo, son “puras máquinas”, cuyas bielas son los
huesos, las gomas los tendones, las ruedas las rótulas,…
Prefiero a SCHOPENHAUER, para el que la razón sólo tiene una
función instrumental y servil, pues los fines del hombre ya están dados, de
antemano y lo único que hace la razón es buscar y aplicar los instrumentos para
llegar y realizar su fin.
Además de que, para él, la Inteligencia (“conocer”) está
sometida a la Voluntad (“querer”).
Sólo intentamos conocer lo que queremos y nos interesa.
La Razón será la mejor herramienta adaptativa a un medio,
siempre hostil, debido, además a la pobreza de nuestros instintos y de nuestra
constitución física y que será su “mundo”.
La razón muestra una eficacia extraordinaria para la
supervivencia, que es el fin y objetivo de todo ser vivo, seguir vivo,
sobrevivir, no perecer, ni por el medio que te rodea ni por otro animal
depredador.
Pero mientras el animal sólo relaciona las cosas con él
mismo, viéndolas e interpretándolas como alimentos, como peligros, como
amenazas, como refugio… ¿Qué es una oveja para un lobo, o un mosquito para un
pájaro, o una liebre para un perro, o una cueva para un zorro….?
Sin embargo el hombre es capaz de relacionar las cosas con
ellas mismas, con otras cosas, no con él.
Es capaz de prescindir del sujeto, de sus deseos, de sus
necesidades, practicando una contemplación desinteresada.
El hombre es capaz de ponerse en huelga de hambre, teniendo
comida al lado, ser un Sócrates.
Es lo que pensaba DARWIN. El hombre ya no es, ha dejado de
ser, divino, espiritual, está montado en la animalidad, como todos los demás
animales.
La razón es el arma mejor para adaptarse al medio e,
incluso, poder adaptar el medio a él, algo ajeno a los demás animales.
El hombre ya no necesita que venga Prometeo y que, ante la
ausencia de dones que darle, porque su hermano Epimeteo ya los ha repartido y
puesto, todos, en los animales, tenga que robar el fuego y dárselo a los
hombres para no morir de frío, para ablandar la comida, para defenderse de sus
depredadores.
Para Darwin no existe la finalidad en la naturaleza, es el
hombre el que tiene que proponerse y darse su fin, que es, en primer lugar,
sobrevivir, yendo a…. y huyendo de,...
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