La Evolución es un hecho. No se discute, se constata. El
Evolucionismo es una teoría.
En principio la hipótesis, siempre provisional, “Dios” no es
contradictoria con la evolución, siempre que la creación no hubiera sido de las
especies, ni siquiera de una especie, sino de esas primeras bacterias o
protobacterias “Pro” (antes de) “cariotas” ( de “karios” = núcleo). Células
procariotas o sin núcleo y que carecen de membrana y que, a partir de ellas,
hubieran salido, por evolución, las células “eu” (verdadera) “cariotas” o
células cuyo núcleo está rodeado de membrana.
Claro que en el mundo occidental, en nuestra España, la gran
mayoría de la gente entiende por “Dios” a un ser “personal”, a “un ser
infinitamente bueno, sabio, justo y poderoso, principio y fin de todas las
cosas, premiados de buenos y castigador de malos” (el Astete dixit).
Cuando le preguntaron, nada menos que a Einstein, si era
creyente respondió: “evidentemente sí, creo en el Dios de Espinosa (Spinoza)”.
Y ¿cuál era el Dios de Espinosa?. Escueta definición: “Deus
sive (o)substantia sive (o) natura”.
Nada que ver con una persona….
Quizá todo el cosmos, de seres vivos y no vivos, sea
explicable por leyes científicas, excepto las leyes científicas. Que son las
que son, éstas y no otras, pero ¿podrían haber sido otras distintas?.
“¿Por qué el universo se ha tomado la molestia de existir?”
–se pregunta S. Hawking al final de su breve “Historia del tiempo”.
Pregunta que la ciencia nunca podrá responder y que las
respuestas que puedan dar otros saberes nunca satisfarán a todos los hombres.
Y es que “a preguntas metafísicas no caben respuestas
científicas”.
Imaginaos que en un examen se les pregunta a los alumnos que
por qué se volvió loco Don Quijote. Uno responde que “por tanto leer libros de
caballería” (lo que sería una respuesta correcta) pero otro responde que
“porque así lo quiso Cervantes”. ¿Es respuesta correcta?. ¿Más o menos correcta
que la anterior?.
Corre por las redes sociales un correo “el estudiante que
sacó cero en un examen”. A la pregunta: “¿En qué batalla murió Napoleón?”
Respuesta: “en la última” (¿es correcta?). O “¿Cómo puedes levantar un elefante
con una mano?. Respuesta: “los elefantes con una mano no existen”. Y así,
muchas más.
Es verdad que el universo se explica por la gravitación, por
el electromagnetismo y por las fuerzas, nuclear fuerte y nuclear débil.
Pero en realidad ¿se explica por esas leyes o por el
legislador?.
¿Hay leyes sin legislador?. Evidentemente que leyes humanas
no las hay sin que alguien las legisle.
¿Y las leyes naturales? ¿O es que las leyes naturales, a
diferencia de las leyes humanas, no necesitan legislador y su existencia se autoexplica?.
No hago ni me hago más que preguntas.
La hipótesis “Dios” ¿es algo más que una prótesis para
seguir caminando pero que, quizá, algún día podamos prescindir de dicha
prótesis porque ya no la necesitemos y podamos seguir caminando sin ella? ¿O
siempre estará ahí usada o en el almacén por si acaso…?
La Hipótesis “Dios” ¿es una invitación a la vagancia, al
descanso, al dejar de investigar, o, por el contrario, es un estímulo a seguir
intentando prescindir de Él?.
El concepto “crear” es, tomado en su auténtico significado,
un concepto muy duro, muy fuerte, sólo creíble (no demostrable ni mostrable) y
nada o muy poco tiene que ver con el concepto de “transformar”.
“Transformar” algo presupone, ya, la existencia de ese algo
a transformar. Pero “crear” no presupone nada, se crea de “la nada”
Y ¿qué es “nada”?. Respuesta filosófica clásica: “neque quid
(no es algo), neque quale (no es una cualidad), neque quantum (no es un
cantidad), neque aliud eorum quibus ens determinatur (ninguna determinación del
ser).
En los primeros años de estudiante respondíamos,
chabacanamente, con otra pregunta (“entonces ¿qué coños es?).
“Crear” supone “nada” en el punto de partida y de ahí, de
“nada”, sacar algo.
La “evolución” no es, pues, “creación” de especies, sino
“producción” o, mejor, “transformación” de una especie en otra.
“Creación” y “evolución” están, pues, instalados en planos
distintos y en distintos tiempos. No hay, necesariamente, contradicción entre
ellos.
En otra entrada posterior podemos ver que Darwin no era
ateo, sino creyente, y se enfadaba contra los que lo calificaban de ateo,
mientras él reclamaba para sí el de “deísta”, como Voltaire.
El “deísmo” afirma, por ejemplo, que si hay un reloj tiene
que haber habido un relojero, pero no sabemos nada de ese relojero (si es varón
o mujer, si casado o si soltero, si suizo o japonés, si es alto o bajo, guapo o
feo,….). Sólo que si hay un “efecto” tiene que haber o haber habido una
“causa”.
El centenario filósofo alemán, no ha mucho fallecido, Ernest
Jünger, afirma:
“La teoría de Darwin no plantea ningún problema teológico.
La “evolución” transcurre en el tiempo; la “creación”, por el contrario, es su
presupuesto. Por tanto, si se crea un mundo, con él se proporciona, también, la
evolución: se extiende la alfombra y ésta echa a rodar con sus dibujos”.
Recuerdo mis primeros años de enseñante/educador, cuando no
estábamos tan condicionados por la selectividad, en aquel, realmente, último
curso de Bachillerato, el C.O.U. en que podía explicar a San Agustín (del que
haría, después, mi tesina sobre: “noli FORAS ire, redde te ipsum, in INTERIORE
homine habitat veritas et, post TRASCENDE te ipsum” (el “ahí” (fuera, el
mundo), el “aquí” (dentro, el yo) y el “allí” (arriba, Dios).
Pues de este San Agustín, siempre tan excesivo, para bien y
para mal, explicaba tanto la Filosofía/Teología de la Historia (La Ciudad de
Dios), como su teoría de “las razones seminales”
(seminal-semen-semilla-seminario-semillero).
No había contradicción en que las semillas estuviesen ya
impresas, desde el principio, y que fueran desarrollándose evolutivamente,
según las circunstancias, en el tiempo.
“Las simientes de los vegetales y de los animales son
visibles, pero hay otras simientes invisibles y misteriosas mediante las
cuales, por mandato del Creador, el agua produjo los primeros peces…..Todas las
cosas que vemos ya estaban previstas originariamente pero, para salir a la luz,
tuvo que producirse una ocasión favorable. Igual que las madres embarazadas, el
mundo está fecundado por las causas de los seres. Pero estas causas no han sido
creadas por el mundo, sino por el Ser Supremo…”
En El Origen de las especies Darwin habla de “Leyes impresas
por el Creador en la materia”.
El posterior “darwinismo” se desviará de Darwin y convertirá
la teoría darwinista en la alternativa absoluta al “creacionismo”
Lo mismo que ocurrió con Marx. El marxismo debía actuar e
instalarse en la sociedad industrial capitalista en una lucha de clases, sin
embargo serían las medievales y agrícolas Rusia y China donde se implantara.
Y es que ser “marxiano” en el siglo XX-XXI es una impostura,
las cosas han cambiado mucho, pero sí se puede ser “marxista”. Superar el
“contenido”, mantener el “método”.
Por razones que, en otra entrada veremos, en el siglo XX-XXI
no se puede ser “darwiniano” pero sí se puede ser “darwinista”
Tanto Julian Huxley como Richard Dawkin son defensores
acérrimos del “darwinismo” sólo y totalmente evolucionista, desviando la
“doctrina” de Darwin, aunque manteniendo el mismo “método”
Nuestro gran Francisco Ayala lo expresa así:
“Que una persona sea una criatura divina no es incompatible
con el hecho de haber sido concebido en el seno de su madre y mantenerse y
crecer por medio de alimentos. La evolución también puede ser considerada como
un proceso natural a través del cual Dios trae las especies vivientes a la
existencia de acuerdo con un plan”.
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