lunes, 14 de octubre de 2019

BARUCH SPINOZA O ESPINOSA ( 5 ) LA BÚSQUEDA DE LA CLARIDAD.




LA BÚSQUEDA DE LA CLARIDAD.

Spinoza fue un discípulo de Descartes (no un seguidor ciego sino que se inspiró en sus doctrinas y las incorporó de una manera propia y muy sólida filosóficamente.

Su obra principal lleva por título, en latín, “Ethica, more (ordine) geometrico (sin tilde, que es latina) demonstrata” (“Ética demostrada según el orden geométrico”).
En ella utiliza acciones, proposiciones,…como si fuera un trabajo de geometría, razonando de manera hipotético-deductiva, y es uno de los pocos libros que define todos los términos que utiliza (son muchos, si no la mayoría, que utilizan palabras muy complejas y sin decir exactamente lo que significan)
De manera que el lector tiene que ir pensando y sin saber si lo que él entiende era lo que entendía el autor, lo que puede llevar a múltiples confusiones, bien por culpa del lector, bien por la oscuridad del autor.

Spinoza, al contrario, comienza su obra definiendo cada uno de los términos que va a emplear (“Dios”, “naturaleza”, “substancia”,…)
Así el lector, al leer el texto, puede sustituir la palabra por la definición y, de esta manera, el filósofo juega limpio.

Para Spinoza, lo que existe es un enorme cosmos substancial, material que es, a la vez, materia e idea o pensamiento.
Continúa la cosmovisión cartesiana pero esta vez no interpretándola como dos realidades separadas, sino como el anverso y el reverso de la misma dualidad.

La “substancia” es la “naturaleza” o eso que algunos llaman “Dios”.
En sus palabras: “Deus, sive substantia, sive natura”

Para Spinoza Dios no es predicado en el sentido personal sino que concibe un “dios cósmico”, que abarca lo existente, de modo que todo lo que hay son modulaciones de esa substancia única a la cual pertenecemos.

Armado así el sistema, todos nosotros tenemos nuestro destino racionalmente establecido.
Es decir, las cosas que nos convienen y las que no nos convienen pertenecen a la misma realidad, y la luz de la razón, en el caso de los humanos, está destinada a buscar aquello que corresponde a nuestra naturaleza, a nuestro modo de pertenecer al gran todo divino.

TODO ES DIOS (PANTEÍSMO) O PANENTEÍSMO (TODOS LOS SERES SON DIOS)

Toda cosa finita es una manifestación de la substancia infinita.
Si no fuese así la substancia infinita no sería infinita porque tendría lo finito como lo otro de sí y, por lo tanto, como su límite.
Lo finito no puede estar, por lo tanto, fuera de lo infinito, una idea que luego retomaría Hegel.

Dicho de otro modo: Todo es Dios.

Si esta perspectiva choca con nuestra representación habitual de Dios se debe a que –según Spinoza- tendemos a concebirlo a partir de la imaginación, o sea, antropomórficamente, y no desde el punto de vista de la razón, desde la cual nada real puede haber fuera de Dios, que es inmanente a toda realidad material.

No hay trascendencia en Dios, que es el universo, y el universo es la totalidad de los cuerpos y sus interacciones.

Así, Dios es eterno, y el universo lo es.
Y lo que llamamos muerte no es más que la descomposición de un cuerpo cuyos elementos pasan a formar otros cuerpos diferentes.

Sólo dos obras fueron publicadas en vida de Spinoza: los “Principios de filosofía de Descartes”, aparecida en 1.663, y el Tratado teológico-político”, editado, anónimamente en 1.670 (él murió en 1.677).

Poco después de su muerte se irán conociendo (gracias a algunos discípulos y simpatizantes) sus otros escritos: “Tratado sobre la corrección del entendimiento”, el “Tratado breve de Dios, del hombre y de su felicidad”, así como su obra más importante: “Ética demostrada según el orden geométrico”.

Spinoza escribió su Ética siguiendo el método de Euclides (aquel matemático griego que vivió entre los siglos III y II a. C y autor de los “Elementos” en la que, a partir de 5 postulados o axiomas y definiciones se deducirá formalmente las propiedades de las diversas formas regulares –líneas, planos, triángulos, círculos, conos, esferas-.
Seguramente había estudiado en Atenas, pero de lo que sí se está seguro es que enseñó en Alejandría)

De esta manera Spinoza pretende fundar una ética racionalista y objetiva; es decir, deducida justamente como se deducen las propiedades de ub triángulo.

La perspectiva de Spinoza apunta a alcanzar la forma de conocimiento más perfecta, por la cual toda realidad y cada cosa singular pueden verse como un modo finito de la substancia infinita.
En tal perspectiva todas las cosas aparecen relacionadas entre sí, surgiendo del ser divino, necesaria y constantemente.

Así yo mismo me comprendo como una manifestación de esa causa inmanente que es Dios.
Y cuando me amo a mí mismo, o a Dios, que es esa fuente de cual vengo a la existencia particular, debo darme cuenta de que ese amor es Dios amándose a sí mismo.

Accedo así al punto de vista de la eternidad.

Desde ese punto de vista (el de la substancia misma que llega a comprenderse) no existe el mal.

Son las relaciones entre las cosas y entre los hombres las que establecen lo bueno y lo malo.
No existe el Bien y el Mal, sino lo Bueno y lo Malo.
Lo Bueno es aquello que me afecta y me produce alegría, que genera encuentros y composiciones.
Lo Malo tiene que ver con lo que origina desencuentros y descomposiciones en las afecciones entre los seres y las cosas.
Éstas son las pasiones tristes.

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