martes, 22 de octubre de 2019

BARUCH SPINOZA O ESPINOSA ( 11 ) MÁS SOBRE “EL AMOR INTELECTUAL DE DIOS”


MÁS SOBRE “EL AMOR INTELECTUAL DE DIOS”.

De la conciencia de esta unidad con la naturaleza y con Dios, lograda al alcanzar el tercer grado de conocimiento, brota EL AMOR INTELECTUAL DE DIOS.
Es un amor eminentemente social, que se extiende a los demás hombres y en el cual se confunden el amor de Dios a sí mismo y el amor a los hombres, y el de nosotros a nosotros mismos  y el amor al prójimo.

Por medio de este amor alcanzamos la Libertad, la Salvación y la Felicidad.

Es un amor eterno, no plenamente realizable en esta vida, mientras el alma está unida al cuerpo, a los sentidos y a la imaginación.

El sabio no debe pensar en la muerte, ni tampoco buscarla, sino que debe pensar en la vida.

“El hombre libre en ninguna cosa piensa menos que en la muerte, y su sabiduría consiste en la meditación, no de la muerte, sino de la vida”.

Todo está ordenado y concatenado en la inmensa máquina de la naturaleza.
Todo sucede por necesidad, en una apretada trama de causas y efectos.
De la Primera Causa se derivan todos los sucesos, con la misma necesidad que las propiedades del triángulo se derivan de la esencia del triánegulo.
Por eso la actitud del sabio debe ser una aceptación tranquila y resignada de un orden que no puede cambiar ni alterar.
Con esto consigue la paz y la verdadera serenidad del espíritu (Estoicismo).

El hombre que vive conforme al dictamen de la razón sabe que todo sucede según el orden natural de la necesidad divina.
No tendrá, pues, odio, ni se burlará de nadie, pero tampoco se compadecerá de sus semejantes.

En el hombre que vive conforme a la razón, la conmiseración no sólo es inútil, sino mala.

¿Por qué, sin embargo, afirma que, puesto que todas las cosas están regidas por la ley de la necesidad, “los hombres raramente viven bajo el dictamen de la razón”?

Si vivimos por necesidad y no podemos ser libres, también por necesidad deberíamos vivir conforme a la naturaleza y a la razón.

La Moral de Spinoza sólo tiene valor para esta vida.
La Liberación y la Felicidad posible se refieren exclusivamente al presente estado del hombre viviendo en este mundo.
Nuestra conducta, buena o mala, no influye para nada en la vida futura.

Después de la muerte sólo quedará del hombre lo que es eterno, es decir, lo que tiene de los atributos divinos de Pensamiento y Extensión.

El alma se desligará del cuerpo para quedar cada una de las partes unida a los atributos divinos de Pensamiento y Extensión.
Pero la personalidad de cada hombre individual desaparecerá por completo.

Cierra, Spinoza, su Ethica así:
“Con esto termino todo cuanto quería decir del poder de la mente sobre las pasiones y la libertad de la mente.
Con ello queda de manifiesto cuánto mejor es el sabio que el ignorante, que sólo se deja dominar por el placer.
El ignorante es agitado por las causas exteriores y nunca llega a disfruta de verdadera tranquilidad del alma.
Vive, además, como ignorante de Dios, de sí mismo y de las cosas, y en cuanto deja de padecer, deja de ser.
Por el contrario, el sabio, considerado en cuanto tal, apenas es conmovido en su interior, sino que, consciente de sí mismo, de Dios y de una cierta necesidad eterna de las cosas, nunca deja de ser y disfruta siempre de una perfecta tranquilidad del alma.
Pero, aunque el camino que he mostrado conducir a esto, parezca arduo, sin embargo, es posible encontrarlo.
Y, ciertamente, debe de ser arduo lo que tan raramente se consigue”.


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