El hombre moderno, con
Leonardo Da Vinci y Galileo a la cabeza,
afirma:
1.- Que “la naturaleza está escrita en lenguaje matemático”,
o sea, que el que no sepa matemáticas no se va a enterar de nada.
2.- Confianza plena, absoluta, en la Razón , como instrumento del
conocimiento.
Y como, precisamente, la
matemática es el ámbito en el que se mueve Ella es la llave que nos abra
la puerta y nos muestre los secretos de la naturaleza.
Secretos que siempre han
estado ahí pero que sólo ahora, cuando la Razón se ha sacudido la tutela de la Fe y camina libremente por su
campo, a sus anchas, está descubriéndonos.
Los que inventan, los inventores,
son los técnicos, son los tecnólogos, los creadores de seres artificiales, de
aparatos.
Los científicos no son
“inventores”, sino “descubridores”.
Las leyes no se inventan, se
descubren.
Las mismas cosas, una piedra,
siempre, en todos los sitios, en todas las culturas, al soltarlas, caen
verticalmente, hacia abajo.
El hecho de caer, la caída,
siempre ha estado ahí.
Sólo ahora sabemos cómo cae y
por qué cae.
NEWTON descubre que el
proceder de las cosas, su comportamiento, su actuar, es no arbitrariamente,
sino según ley.
Si cae, cae por la gravedad y
además cae según la fórmula: “La distancia recorrida es igual a la aceleración
por el tiempo al cuadrado”
GALILEO “inventa” un
catalejo/telescopio y cuando lo dirige hacia el cielo, hacia la luna “descubre”
que ésta no es esférica (figura geométrica perfecta al estar compuesta por el
quinto elemento, el éter, que es igualmente perfecto), sino que en ella hay montañas y valles como en la
tierra.
Y cuando lo dirige hacia el sol
descubre que en él hay manchas solares, es decir, que su composición no es
igual en todas sus partes, que en unas está (vamos a decir) más diluido y en
otras más denso, más concentrado.
Que el sol no es isótropo
sino anisótropo.
Por lo que se viene abajo la
teoría aristotélico-ptolemaica de la perfección de los cielos debido al
elemento perfecto, éter, como único componente. Por lo tanto hay que decir
adiós a la teoría hasta ahora vigente de la existencia de dos mundos opuestos:
el sublunar, imperfecto, compuesto por los cuatro elementos
(Fuego-Aire-Agua-Tierra) en mayor o menor proporción en la composición de los
cuerpos terrestres y el mundo translunar, perfecto, debido a la pureza del
único elemento (éter).
Para acabarlo de rematar KEPLER,
(gran matemático) y partiendo y apoyándose en
datos experimentales anteriores, descubrirá que no existe ninguna órbita
circular alrededor del sol por ninguno de los planetas, sino que la órbita
normal es la elíptica.
En concreto, la órbita de la
tierra en su recorrido de traslación alrededor del sol describe una elipse y el
sol no se encuentra en el centro sino en uno de sus focos.
Por lo tanto, para que se
cumpla una de las leyes de Kepler (la segunda) la tierra no puede ir, en su
traslación alrededor del sol, con un movimiento uniforme, siempre a la misma
velocidad, sino que tendrá que ir “acelerando” en el perihelio, cuando esté más
cerca del sol, y tendrá que ir, a menos velocidad, “frenándose”, cuando esté en
el afelio, más lejos del sol.
Ya no es que el sistema solar
no sea geocéntrico ni geoestático (Aristóteles y Ptolomeo) es que ni siquiera
es heliocéntrico (después se descubrirá que tampoco es helioestático).
De perfección, pues, nada.
La puntilla se la dará NEWTON
con la Ley de la Gravitación Universal.
Las leyes que se dan entre
los astros son las mismas que se dan en la tierra.
Unicidad del mundo, nada de
dos mundos distintos y opuestos.
Los cielos se desacralizan, la RAZÓN los va a secularizar,
los va a despojar de ese hálito divino.
Newton es el firmante de su
defunción.
La teoría
aristotélico-ptolemaica, durante tantos siglos vigente, apoyada y defendida por
la Iglesia Católica ,
porque encajaba muy bien con el espíritu de la creación, se viene abajo.
La abjuración de Galileo es
uno de los documentos más triste de la historia de la humanidad.
Hemos encontrado la LLAVE que nos abre las
puertas de la verdad.
Introduzcamos esa llave en
todas las puertas y descubramos qué es lo que realmente hay detrás de ellas.
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