Ellos son los dos máximos
representantes personales de lo religioso y de lo profano.
Cada uno de ellos exigirá,
bien a sus fieles creyentes bien a sus ciudadanos/súbditos/esclavos, obediencia
y sumisión así como reconocimiento y aportación económica para la
administración, bien de los sagrado (la Iglesia ) bien de los profano (los servicios
públicos).
Uno impondrá sus órdenes bajo
amenaza de castigo eterno, tras la muerte, el otro en esta vida con la pena
capital, la privación de libertad o la confiscación de propiedades.
Cuando a Jesús, para algunos
el Cristo (Dios), le lanzan la “pregunta envenenada” de si hay que pagarle el
tributo al César (los que preguntan, intencionadamente, no preguntan si hay que
pagar tributos al Templo).
“Envenenado” porque,
respondiera Jesús lo que respondiera, afirmativa o negativamente, iba contra
Él.
Si hubiera dicho que NO, se
le habría echado encima el poder político, pero si hubiera dicho que SÍ, se le
habría echado encima el Sanedrín intentando hacerles ver a sus seguidores que Jesús
no es, ni puede ser, Dios, al someterse al César.
La respuesta que da es
antológica: “dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”,
saliéndose por la tangente, por los cerros de Úbeda y no respondiendo a la
pregunta envenenada lanzada, no diciendo ni Sí ni No.
Y comprendo el orden de la
respuesta (primero al César), por si acaso, y más segura que la contraria.
Lo normal es que el
Estado/César lleve su camino y la
Religión /Iglesia lleve el suyo.
O la otra “pregunta
envenenada”, la que presentan ante Jesús de Nazaret a una “adúltera” y
solicitan una respuesta: “hay que lapidarla, según la Ley de Moisés o no”?
Si responde SÍ, entonces ya
no es el “maestro bueno” que se apiada de pecadores, de lisiados, ciegos,
paralíticos,…(cuyas minusvalías son las consecuencias de los pecados, suyos o
de sus padres).
Pero si responde NO se opone
a la Autoridad Religiosa ,
fiel guardiana de la Torá.
Responda SÍ o Responda NO
será condenado.
La respuesta también es
antológica: “quienes de vosotros esté libre de pecado, que le tire la primera
piedra” (porque no es igual sólo pecar que se sepa, públicamente, ese pecado).
Y dice el Evangelio, que
“comenzaron a marcharse comenzando por los más viejos” (que pensarían: “como
hemos vivido más años hemos tenido más tiempo para pecar, y Éste es capaza de
sacar a la luz nuestros pecados hasta ahora ocultos al público, sacándonos los
colores y…).
Respuesta, pues, también
antológica, ni SÍ ni NO, incluso interrogando, con su respuesta, a los mismos
acusadores, que se sienten preguntados.
Pero la oposición entre los
Dos poderes (y lo saben ellos) es mala y/o peligrosa para ambos, así que la norma ha sido: “vamos a llevarnos bien”,
que es lo mejor para los dos. Tú me apoyas y yo te apoyo.
De mis tiempos de monaguillo,
en los años 50, recuerdo la misa, en latín y de espaldas al pueblo, la súplica
diaria de aquellos curas era: “Pro duce nostro Francisco” (Franco) y Francisco
(Franco), a su vez, además de entrar en la iglesia bajo palio, devolvía
privilegios varios y eximía de obligaciones que tenía el pueblo llano (el
servicio militar, no poder ser juzgado por un tribunal civil, sino
eclesiástico, entre ellos, estar presente (curas castrenses) en el ejército,
formar para de la Cortes ,
exención de tributos, ayudas económicas,…
Así, la Autoridad civil, con la
fuerza pública, controlaba y castigaba la conducta exterior de los súbditos y,
mientras, la Iglesia
controlaba las conciencias, desde la catequesis infantil, cuando más y mejor se
graban las enseñanzas, de manera que la mala acción, por lo general, era delito
a la par que pecado, peligro de muerte o de cárcel o peligro de castigo eterno.
Cuando “se llevan bien”, los
dos poderes, por lo general, se
benefician, porque la religión se convierte en Religión Oficial del Estado, es
decir, el subsistema religioso forma parte fundamental del sistema general del
Estado, porque la religión se convierte en “un” vínculo (si no “el” vínculo)
principal de la sociedad.
Es, entonces, cuando la
práctica pública de la religión se constituye en un deber de ciudadanía.
A esta imbricación se la
denomina “religión política” o “religión civil”.
El día 18 de Julio fue, hasta
mis treinta y tantos años un día festivo total, en el que se multaba por
trabajar en las labores del campo, al ser fiesta civil y religiosa.
La mejor ilustración
histórica de Religión Civil es, sin duda, la romana.
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