Todos, siempre,
inconscientemente, somos etnocentristas.
Vemos y juzgamos todo lo
demás desde nosotros.
Sólo, conscientemente,
podemos/debemos intentar el ejercicio de la neutralidad.
Desde nuestra cultura, desde
nuestra lengua, desde nuestra religión, desde nuestra organización social,
desde nuestra economía, desde nuestro sexo…. juzgamos y valoramos todo lo
demás.
Como nos consideramos
“centro”, entonces lo demás distará, más o menos, pero distará, de nosotros.
Por ejemplo, cometemos el
“pecado” de tomar la parte por el todo.
Nos dicen “la caída del
Imperio Romano”, y llegan a nuestra mente, inmediatamente, y comenzamos a
hablar de la invasión de los bárbaros, de la caída de Roma, …como si el Imperio
Romano de Occidente (capital Roma) fuera todo el Imperio Romano (olvidándonos
que la otra mitad, el Imperio Romano de Oriente, capital Constantinopla,
duraría mil años más, hasta 1.453).
Igualmente, cuando hablamos
de la Edad Media
parece como si un resorte saltara en nuestro interior, pusiera en
funcionamiento nuestra mente e, inmediatamente, pensamos en los 1.000 años que
duró la Edad Media
(lo que va desde el 476 hasta el siglo XV (Descubrimiento de América, o la Imprenta , o la caída de
Constantinopla).
Y nos olvidamos que hubo TRES
Edades Medias, más o menos imbricadas:
1.- La Edad Media Occidental
(la nuestra), con centro en Roma, con el Latín como lengua, con una filosofía
cristiana que va desde Platón y el
Neoplatonismo, pasando por las escuelas éticas hasta el racionalismo moderado
de Stº Tomás de Aquino y la aparición del aristotelismo, todo, eso sí pasado
por el tamiz del cristianismo. Con el feudalismo, con las “dos espadas”, con
las Cruzadas para reconquistar los santos lugares, con la Inquisición ….
2.- Seguía el Imperio Romano
de Oriente, con centro en Constantinopla (la “otra Roma”), mucho más pujante
que la primera Roma, con el griego como lengua, con la religión ortodoxa, con
sus emperadores bizantinos, con su filosofía aristotélica, con sus patriarcas,
con sus ritos….
3.- La Edad media árabe (o
musulmana) con sus centros en Bagdad y Córdoba, con el idioma árabe, con la
religión de Mahoma y su Corán, con la filosofía aristotélica asumida y puesta
al servicio de la religión y con toda la ciencia alejandrina a sus espaldas.
Pero es que, además, seguía
la cultura judía, como casi siempre “por libre”.
De tal manera que en La Edad Media nos
encontramos con TRES Aristóteles:
1.- El Aristóteles cristiano
o cristianizado, representado por Stª Tomás y todo el tomismo, sistema
(filosófico, ético, teológico, epistemológico, político…) resultado de toda la
religión cristiana más todo lo aprovechable y que no desentonara, que encajara,
de la doctrina aristotélica (descartando, por supuesto todo lo que chocara expresamente
con la Biblia
o “palabra de Dios”) y que, aunque modernizado, el tomismo sigue siendo el
pensamiento oficial de la
Iglesia Católica.
2.- El Aristóteles judío,
representado por ese gran cordobés, Maimónides, y que va a utilizar la
filosofía aristotélica en todo lo aprovechable para entender mejor la religión
judía y su Torá y que va a influir sobre Stº Tomás de Aquino.
3.- El Aristóteles musulmán.
El sin par y nunca suficientemente valorado cordobés Averroes usará el
aristotelismo más que nadie para ponerlo al servicio de Alá.
Stº Tomás conocerá a
Aristóteles, precisamente a través de Averroes, en un primer momento.
No hay comparación entre la
pujanza musulmana y bizantina y la romana cristiana.
Pero el etnocentrismo, del
que hablábamos más arriba, hace que tomemos la parte por el todo.
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