domingo, 21 de abril de 2019

DIOS Y NIETZSCHE.




Dios tomó a Adán por le brazo y, recorriendo con él el jardín del Edén, le fue poniendo nombre a las cosas, que estaban ya ahí, pero que no estaban nominadas, nombradas.

“Nominar” a las cosas ya es, al menos en parte, conocerlas.
Si alguien te dice que ahí hay un “perro peligroso”, como tú ya sabes qué es un perro y qué es el peligro, te haces una idea de cómo es ese perro, pero como te lo digan en chino (a no ser que sepas chino) no te enteras de nada.

Es verdad que son varias las “funciones” del lenguaje (y entre otras): 1.- Función “imperativa”, para “mandar-ordenar” (los Mandamientos o lenguaje militar); 2.- Función “interrogativa”, para preguntar (¿Qué día es hoy?, ¿Cómo te llamas?); 3.- Función “desiderativa” (“Que Dios te conserve la vista”, “Ojalá hoy me toque la primitiva”); 4.- Función “nominativa”, para nombrar, señalar (“Esto es un ordenador”, “Soy un mal mecanógrafo, sólo escribo con dos dedos”)

Cuando alguien pregunta por la “alcachofa”, puedes preguntarle si se refiere a la de la ducha o a la planta comestible; como si alguien dice “león” puedes preguntarle si se refiere a un animal, a una persona, a un Papa, a una capital, a una provincia, a una persona forzuda,…
Porque las palabras han dejado de ser “unívocas” (una palabra-un objeto) y pueden ser “equívocas” (una palabra- varios significados muy distintos, varios objetos que nada tiene que ver uno con otro, como “el león” anterior, y también pueden ser “análogas” (parecidas, como “raíz” (de un árbol o de una muela o raíz cuadrada de 4)

Pero cuando decimos “Dios” ¿a qué estamos refiriéndonos?, ¿Qué designa?, ¿A un ser Real o a un ser Imaginado?, “¿A un ser existente en la realidad o sólo existente en mi cabeza, en mi mente?

Nietzsche es un pesimista lógico y lingüístico, lo que le hace exclamar: “LA RAZÓN EN EL LENGUAJE”.

¡OH QUÉ VIEJA HEMBRA ENGAÑADORA!

¡TEMO QUE NO VAMOS A DESEMBARAZARNOS DE DIOS PORQUE CONTINUAMOS CREYENDO EN LA GRAMÁTICA¡




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