DESCALIFICACIONES DE LA MUJER.
Los Fragmentos de 1883 son una sarta de apuntes descalificadores de la mujer, utilizados en la obras publicadas posteriormente, y en total coincidencia con ellas.
“La mujer es una
propiedad que el fuerte en todo momento puede coger al débil. Decide la
competencia del fuerte. Sólo los señores principales (feudales) y los
sacerdotes tienen las mujeres hermosas (su madre). Los jóvenes tienen que conformarse
con las viejas. El rapto es la forma normal de conseguir una mujer.
“Por mucho tiempo en la mujer ha estado oculto un esclavo y un tirano. Por eso todavía la mujer no tiene capacidad para la amistad: sólo conoce el amor. En el amor de la mujer hay injusticia y ceguera contra todo lo que no ama. Y aún en el amor consciente de la mujer hay siempre ataque y rayo y noche junto a la luz. La mujer no está capacitada para la amistad: las mujeres son siempre gatos, y pájaros, o en el mejor de los casos, vacas”
“Te libero de la cadena: ¡muere! Y se vio reír a la mujer mientras moría”.
“El hombre busca por amor la esclava incondicional, la mujer busca la esclavitud incondicional.
Amor es una aspiración
de una cultura y sociedad pretéritas”.
“Ese instinto a creer es el instinto propiamente femenino: y cuando las mujeres encuentran un maestro inexorable que les pide obediencia y sumisión, o simplemente un artista que muestra la mujer en la actitud de su “perfección”, como criatura adoradora y sumisa, como víctima, como por ejemplo Richard Wagner, ya están ellas ‘fuera de sí’ de alegría: esto es, confirmadas y tranquilizadas en sus últimos instintos ante sí”.
¿Quién sufre más?
“El hombre sufre por haber
dañado a la mujer, la mujer por no haber dañado más al hombre”.
“También la verdad exige, como todas las mujeres, que su amante mienta por ella, pero no es por su soberbia, sino por su crueldad”.
Se han observado cómo las mujeres histéricas y los niños raquíticos engañan y mienten por instinto, por el gusto de mentir”.
“La mujer aprende a odiar en la medida en que aprende a encantar”.
“La mujer enferma
especialmente: nadie la supera en refinamientos para dominar, oprimir,
tiranizar. En eso la mujer enferma no respeta nada, ni vivo ni muerto, desentierra
a las cosas enterradas.
“La mujer es una hiena”.
Nietzsche dice que eso lo
dicen “los bobos”, no Nietzsche, - dirán las devotas feministas
nietzscheanas.
“Me desagrada
la histeria de las mujeres”.
“El cristianismo es deleznable, por ser religión de mujeres”.
“El “mahometismo”, como una
religión para varones, tiene un profundo desprecio del sentimentalismo y el
engaño del cristianismo, una religión de mujeres, como la siente él”.
Nietzsche identifica la religión, la fe, y la
moral en el cristianismo como cosa de la mujer. Es desahogo repetido cuando
está super-enfadado con su hermana y con su madre.
“Puesto que las mujeres
tenían su mayor poder en la moral, ¿cómo se las apañarán para volver a ganar
un poder tan grande tras haber abandonado la moral?”
“La religión es algo imprescindible como una solución más espiritual de las necesidades eróticas para todas las mujeres para las que la moral y el pudor impiden la liberación de su impulso sexual”.
“Si los machos hambrientos buscan las hembras y se satisfacen en ellas, es que la reproducción es consecuencia del hambre”.
“A Don Juan se le envía al infierno: muy naif. ¿Se ha advertido que en el cielo faltan todos los hombres más interesantes?... No es más que una advertencia a las mujeres, en las que mejor encuentran su salvación”.
“Los arios entienden el crimen como hombre, y los semitas el pecado como mujer, de modo que como el crimen viene por hombre (Caín) el pecado original por la mujer (Eva)”.
“El cuidado de los hijos, en parte cuidándolos, en parte sobre todo deshaciéndoles como hijos”
“Sería terrible pensar el que yo por mis pensamientos sobre la mujer, sobre cualquier escritora, después de haberse torturado suficientemente a sí misma y al mundo con sus libros, pudiera llevar al pensamiento de venganza de tener hijos”.
“¿Qué es para nosotros, ahora, la belleza de ese edificio? La misma que el rostro hermoso de una mujer necia: una mascarada”.
“Peligrosa belleza. Esa mujer es bella e inteligente: ¡ay¡, cuánto más inteligente llegaría a ser si no fuera hermosa!
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