¿Quién era Diotima?
Sócrates dice que en su
juventud aprendió la "Filosofía del Amor" de Diotima, a quien remite
su teoría del Eros y que era una sacerdotisa o una vidente.
¿Quién era Diotima de
Mantinea? ¿Era un personaje histórico, real, o era sólo de ficción?
A la altura de los tiempos en
que estamos, y en que sucedió, es un problema o una pregunta sin solución,
igual pueden darse argumentos en pro que en contra, y todos ello débiles.
Y ¿por qué pone Platón, en su
Diálogo, en su boca la teoría del Eros?
O sea, Platón pone en boca de
Sócrates su propia teoría, y Sócrates pone en boca de Diotima su teoría del
Eros.
Dice, además, que Diotima era
una sacerdotisa, sabia, muy sabia en el tema que nos ocupa y, entre otras
cosas, prescribió sacrificios mediante los que se libraron con éxito de la peste
que agobiaba a "Atenas", aplazándola durante 10 años y, todo es, por
su actividad sacrificial.
Tendría que haber sido, pues,
una mujer en paralelo a Safo y Aspasia.
Diotima le da a Sócrates una
genealogía del amor, diciendo que Eros, el Amor es el hijo de Poros (Riqueza o,
también, Circunstancia) y de Penia (Pobreza o Necesidad).
En su visión el amor no es delicado, sino rudo
y mezquino. El chico amado es delicado, pero el viejo amante que busca al joven
es mezquino y falso.
Sobre el Amor, o Eros, la más
importante tesis de Diotima, es que, en realidad, éste es un deseo, una
aspiración, un anhelo por la inmortalidad.
Ella dice que tenemos un
deseo de fama eterna pero que sólo el sabio reconoce la diferencia entre la
procreación física y la espiritual.
Existen dos tipos de amor: el
físico y el espiritual.
Mientras el amor físico trata
de preservar a la persona y alcanzar la inmortalidad a través de la
descendencia, el amor espiritual da luz a ideas y pensamientos que, de por sí,
son inmortales.
Pero el fin ulterior del amor
es ayudarnos a ascender al conocimiento de lo divino.
En el Banquete se dan
discursos en honor a Eros, la divinidad del amor, discursos que nos cautivan
por las sublimes verdades que brotan de los labios de los distintos
interlocutores, pero será el último discurso, el pronunciado por Sócrates,
donde, en vez de dar su punto de vista sobre Eros, relata una conversación que
había tenido con una sabia iniciada en los misterios del amor, Diotima de
Mantinea.
En esta conversación, Diotima,
su maestra en “ta eroticá”, le habría revelado a Sócrates, a través de la
belleza poética del mito, una visión muy peculiar del amor, quizás la opinión
definitiva de Platón sobre este asunto.
Argumentaba la sabia de Mantinea
que el amor no era algo bueno (porque sólo era deseo), sin embargo, esto no
debía llevar a creer que sería algo malo.
Decía que existe un término
medio entre los opuestos, poniendo como ejemplo, que lo que no es sabiduría no
necesariamente ha de ser ignorancia (la “opinión” o doxa se encuentra en medio), y que lo que no es bello no necesariamente
ha de ser feo.
Y así como existen términos
medios entre los opuestos, también los hay con respecto a los dioses y los
hombres: Los daimones (“demonios” en sentido griego, no cristiano).
Según Diotima, Eros es
precisamente esto, un Daimon, y como tal, representaba un nexo entre los seres
mortales que sufren, y los inmortales que habitan los cielos.
Eros no podía ser un dios, ya
que el amor (Eros) “desea” las cosas bellas y buenas, y como el deseo es una
señal de privación, Eros no puede ser un dios, ya que al desear, significa que
está privado de lo bello y lo bueno, características éstas de los dioses.
Nos queda claro aquí que el
amor, según Diotima, es el nexo que une a la mortalidad con la inmortalidad.
La única forma que tiene la
especie humana y los animales de perpetuarse, es a través de la reproducción,
aunque los animales lo hacen pero sólo los hombres lo hacen y lo saben.
Pero con respecto a los
humanos, existe otro tipo de fecundación que va más allá de lo corporal, la
fecundación del alma.
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