EL AMOR EN ARISTÓTELES
Aunque conozco la variada
filosofía de Aristóteles, confieso que no he leído “toda” la obra del mismo, y
menos en griego.
Pero del tema del amor y del
sexo suponía que sólo podía estar tratado en alguna de sus obras (“Del alma”,
las Éticas, la Retórica ,
quizá en la Política ).
Por ejemplo, puesto que el
amor es un “sentimiento” debería ser en el “Del alma”, donde escribe sobre las
emociones y las pasiones.
Pero en ella no aparece,
expresamente, una teoría de las emociones, aunque se encuentren algunos esbozos
de ellas dispersos en varios de sus tratados.
Al tratar las pasiones o
emociones, en el “Del alma” hace un análisis que está centrado en la relación
entre las afecciones del alma y el cuerpo, debido a que el problema del que se
ocupa allí el filósofo es si hay algún acto o afección del alma que sea
exclusivo de ella, sin relación al cuerpo, y el caso de las pasiones es
relevante y le dedica una atención especial, a partir de las teorías más
aceptadas en su tiempo.
Sin embargo, en los tratados
éticos, Aristóteles se ocupa de las pasiones en el contexto de su teoría de la
virtud.
El tema del posible influjo
de la razón en las emociones y las pasiones lo trata de manera distinta a como
lo hacía Sócrates.
Aristóteles, a diferencia de
Sócrates, admite que el influjo de la razón sobre algunas emociones, en
particular el deseo (epithymía), no siempre es eficaz o duradero, y reconoce
que podemos ser arrastrados por nuestras pasiones.
En tanto que Sócrates supone
que lo superior necesariamente gobierna a lo inferior y considera que la
superioridad del principio racional entraña su supremacía y hegemonía sobre los
apetitos irracionales y la parte concupiscible del alma.
El análisis aristotélico de
la akrasia cuestiona dicho supuesto y muestra que en ocasiones el
deseo de lo placentero puede prevalecer sobre nuestro deseo del bien
(incontinencia por debilidad de la voluntad).
Qué es la “akrasia”
Akrasia proviene del
griego ἀκρασία, “a – krasia”, en que el prefijo “a-“ significa negación,
privación, carencia de; y el sufijo “-krasia” proviene de “kratos”, gobierno y
significa poder, control; por tanto, akrasia significa “carencia de poder,
carencia de control”.
Fueron los clásicos griegos
los que reflexionaron sobre el tema de si era posible obrar mal, hacer algo
malo, cuando racionalmente sabemos que es malo.
Sócrates sostenía que si
alguien obraba mal, si hacía algo malo, era sólo “por ignorancia”, porque no lo
sabia, porque si lo hubiera sabido no habría obrado así, de ahí su obsesión por
el conocimiento, lo que se denomina “Intelectualismo socrático” (si “sabes” qué
es el bien, “obrarás” bien y “serás” un hombre bueno; si “sabes” qué es la
justicia, “obrarás” justamente y “serás” un hombre justo; si “sabes” que es la
honradez, la sinceridad, la paciencia, la solidaridad,…(cualquier “virtud”),
“obrarás”…. y “serás” un hombre honrado,
sincero, paciente,….en una palabra “virtuoso”.
“Saber” conduce
necesariamente a “obrar” y de aquí se deriva el “ser” (“Intelectualismo
socrático).
Platón, sin embargo, creía
que el placer podía dominar la voluntad, y el debate continúa hasta hoy.
Freud, por ejemplo, afirmaría
que existe una capa por debajo de la racionalidad (de la conciencia) y de la
que no somos conscientes. Es la teoría del Inconsciente freudiano.
Incluso Freud afirmará que la
relación “consciente-inconsciente” es como la del iceberg, sólo el 10%
sobresale de la superficie del agua y el 90% permanece por debajo, lo que lleva
a afirmar que el 90% de nuestras acciones las hacemos inconscientemente, y sólo
un 10% de manera consciente.
De su Metafísica exprimida,
mezclada con su Ética podríamos sacar una interesante teoría del amor.
Para esclarecer el asombroso
misterio del amor, debe acudirse la escueta descripción que estampó en su
Retórica.
Amar es «querer el bien para otro en
cuanto otro».
Tres elementos compondrían,
pues, la realidad que andamos buscando: 1.- “querer”; 2.- “el
bien”, y 3.- “para otro (en cuanto otro)”.
Analicemos cada uno de estos
componentes y estaremos en la vía adecuada para penetrar en la naturaleza del
amor.
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