miércoles, 11 de enero de 2017

ACOMPAÑANDO A J.L. SAMPEDRO (21) LA GLOBALIZACIÓN

GLOBALIZACIÓN.

¡Cuidado con las palabras, que suelen llevar al engaño por lo latente bajo ellas, porque por lo patente…

“Globalización”, al asociarse con “globo” induce a pensar que nos va a llevar hacia arriba, parece que nos va a reunir a todos (allá en lo alto), pero es una mentira tremenda”..

“Mentira”, no sé, pero “falsedad”, seguro que sí.

“Globalización” es un hallazgo lingüístico maravilloso para llamar lo que antes se llamaba “imperialismo”, lo que antes se llamaba “colonialismo”, lo que, en definitiva, es la opresión y la explotación”.

¿Mas claro? el agua.

Estamos, y cada vez más, acostumbrados a que las palabras camuflen la información, no que la nieguen expresamente.
Si yo llamo al despido “despido” suena a que se van a ir a la calle trabajadores, la palabra va de la mano del concepto. “Despedir” es “botar” (con “b”)
Pero si yo digo que “la empresa está reestructurándose” o “la necesaria reestructuración empresarial” aunque estoy diciendo lo mismo que con la palabra “despido” parece que el mensaje queda más diluido, menos nítido.

En este caso, la palabra “globalización” suena bien. El mundo es como una aldea y todos vamos a estar en contacto, la tierra es como un globo, “el globo terráqueo”, donde “todo es de todos y nada es de nadie”.
Pero, he ahí la trampa, lo que está cada vez más globalizadas son las desigualdades entre las naciones y, por ende, entre las personas que, cada vez, también, somos más desiguales.

Pero si decimos “imperialismo” y “super-colonialismo” ya no nos suena tan bien, porque esto lo entendemos claramente, es “invasión”, “opresión”, “dominio”, “explotación”, “pobreza”, “esquilmación de materias primas”,…

El uso de eufemismos (del griego “eu” (bueno) y “pheme” (hablar) es una de las estrategias de los poderes fácticos.
La palabra “suena bien” en vez de usar la “palabra fuerte”
Llamar “bar de alterne” (que suena bien) al “prostíbulo” (que suena mal)
O, en el caso que nos ocupa, “expediente de regulación de empleo” en vez de “despido masivo”,

Los “globalizadores” son tan “listos” que se apropian del lenguaje, edulcorándolo y usando/abusando de sus eu-femismos, para tapar con “palabras bonitas” la “fea y cruda realidad”.

Han creado hasta “paraísos” (palabra atractiva, sugestiva) pero “fiscales”, donde la mayoría tenemos la puerta cerrada, franqueada, al no tener nada que ocultar, al no disponer de la llave que nos abra esa puerta.
“Paraísos fiscales” en lugares inverosímiles donde poder esconder sus capitales, huyendo del fisco.
Sus virtuales residentes son, naturalmente, los “globalizadores”, no los “globalizados”

El lenguaje como “arma con dos filos”, que, cual hilo de Ariadna, puede ayudarte a salir del laberinto pero que, edulcorado, puede hundirte un poco más, y de manera inconsciente, “auto-engañándote” y, colgado de él, quedándote preso en sus redes.

Es decir: “me interesa que se queden con la idea de que la “globalización” no es un fenómeno nuevo.
La globalización es una forma organizada por grandes y poderosas empresas para explotar, a escala mundial, unos productos y dominar el mercado.
Y esto, con los medios de cada época, ya lo han hecho todos los imperios: el Imperio Romano, explotando el Mediterráneo desde Roma (y en Málaga sabemos mucho del garum, del vino, del aceite,…) lo hizo el Imperio Británico (con su flota naval, apoderándose de medio mundo), lo hicimos los españoles con las Indias (cuando en sus dominios no se ponía el sol), los holandeses, los hanseáticos,…
Lo que tiene de nuevo el fenómeno actual es que hay una tecnología que no existía entonces: las técnicas de comunicación, la Informática y, especialmente, Internet”.

Me maravilla que, a las tres de la mañana, por Internet puedas operar con tu dinero, pagando, comprando productos chinos, haciendo transferencias,…

No sé si la anécdota es verdad.
Se contaba que, hubo un tiempo, en que los bancos redondeaban, por arriba o por debajo, las cantidades y si alguien, operando desde casa con Internet, sacaba o metía 99,9 unidades de una divisa, el Banco ajustaba a 100 por lo que un joven informático, desde su ordenador, no tenía más que meter o sacar 99,9 para incrementar 0,10 y que tecleando sin parar el saldo de su cuenta aumentaba y aumentaba hasta que descubrieron la estrategia.

Pero la globalización no ha sido total sino, exclusivamente económica, por lo que las naciones pobres se han empobrecido aún más, ya que sus gobiernos han caído en manos de los globalizadores.

“Quiero recalcarles el déficit democrático que supone esta globalización exclusivamente económica en la que los gobiernos, con la liberalización a ultranza y la desregulación de las trasferencias monetarias y financieras internacionales, de hecho, han transferido a las grandes empresas hoy globalizadas el poder político que correspondería a los gobiernos.
En democracia, los gobiernos, mejor o peor, los elige el pueblo, pero los ciudadanos llamados a las urnas no lo son a los Consejos de Administración de los grandes empresas

Uno de los personajes de sus novelas cuenta cómo el maíz de Chiapas (Méjico) donde no sólo es un producto para el mercado sino el eje central de toda una cultura y un sistema de vida no ha podido competir con el maíz estadounidense, subvencionado con miles de millones de dólares anuales y en manos de poderosas empresas alimentarias pero que, legalmente, ateniéndose al Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Los pequeños productores han tenido que cesar en la producción y vender sus parcelas a los grandes propietarios y, como consecuencia, tener que emigrar al país que los ha arruinado, en su economía y en su identidad como pueblo, a Estados Unidos.

La Globalización es, pues, el nombre dado a la forma moderna del mercado mundial en el que se ha liberalizado, al máximo, la circulación de flujos financieros y monetarios, con ciertos controles, por parte de los gobiernos, de las mercancías y restringiendo los desplazamientos de los trabajadores.

“Esta libertad financiera es decisiva para el sistema, pues fomenta sus operaciones especulativas por cuantías muy superiores al valor total de las mercancías intercambiadas mundialmente.
El objetivo de los operadores no es tanto incrementar la producción de bienes para elevar el nivel de vida colectivo, como multiplicar sus beneficios aprovechando diferencias en los tipos de cambios”

Todos sabemos lo que supone la subida de acciones compradas cuando estaban en baja.
Y sé que muchos estarán pensando que también se exponen a perder (y de hecho algunos, demasiado osados, se arruinan)

“En ocasiones se llega, incluso, a provocar o explotar desestabilizaciones y hasta crisis monetarias con auténticos ataques especulativos, que los gobiernos afectados no pueden atajar por la superioridad de recursos de los atacantes, y porque los poderes políticos, como ya se ha dicho, han venido abdicando, cada vez más, de su capacidad de legislar contra tales operaciones”.

En el suelo y con el pie en el pescuezo. Poco o nada pueden hacer los gobiernos de esos países sino rendirse y pedir que lo levante. Y eso conlleva un precio: entregarle las llaves.

LA GLOBALIZACIÓN ECONÓMICA ES TOTALMENTE ANTIDEMOCRÁTICA”

“GLOBALIZACIÓN” – qué bonito nombre tienes.

Pero la solidaridad no es, precisamente, la actitud de los no muchos “globalizadores”, que son los que se mueven por todo el globo, mientras los millones y millones de “globalizados”  dependemos de ellos.

Es verdad que no puede haber globalizadores sin globalizados, y viceversa, pero no hay interdependencia real, como no hay caballero sin caballo, pero no hay interdependencia entre caballero y caballo, el jinete es el que domina y disfruta del caballo, el caballo es el dependiente y dominado, el que sufre la espuela del jinete.

“Al igual que los fumadores pasivos no disfrutan del tabaco, pero respiran el humo cancerígeno, así las “masas globalizadas” sufren las consecuencias negativas, mientras los pocos globalizadores disfrutan de sus privilegios”


Nada hay que aclarar.

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