DEMOCRACIA.
“¡Ah!, ¿pero vivimos en democracia? Lo
pregunto porque no veo que mande el pueblo. Las democracias, como el mercado,
del que son la expresión política, están manipuladas. Importa repetirlo ahora,
y aquí, porque en España la combinación de una mayoría absoluta con las listas
electorales cerradas ha conducido a un poder autoritario. Así y todo, lo
prefiero a la dictadura porque ofrece, institucionalmente, maneras de cambiar,
aunque perturbadas por dicha manipulación”
Cuando Sampedro escribe esto
es cuando el PP ha sacado mayoría absoluta y legisla como le da la gana, con su
rodillo parlamentario. Y así aprueba, contra todo el Parlamento restante, la
Ley Mordaza , la de la Reforma Laboral ,…
Pero como, al revés que las
dictaduras, “institucionalmente”, cada
cuatro años hay elecciones, en éstas posteriores no ha repetido la mayoría
absoluta y el Parlamento, contra el PP (mayoría minoritaria), está cuestionando
y, posiblemente, derogando o, al menos, modificando, las leyes aprobadas por el
rodillo parlamentario.
En el Prólogo de
“Indignados”, de Stphane Hessel, en 2.011 (famoso en el 15 M ), sigue Sampedro
preguntándose:
“Esto es
Europa, cuna de culturas. Sí, ése es el escenario y su decorado. Pero ¿de
verdad estamos en una democracia? ¿De verdad, bajo ese nombre, gobiernan los
pueblos de muchos países? ¿O hace tiempo se ha evolucionado de otro modo?”
Y si es verdad que la
democracia (palabra griega) ya se inventó y se puso en práctica en Atenas, lo
cierto es que duró poco. Porque, luego llegó Alejandro Magno y su Imperio
Helenístico, y luego Roma y su Imperio Romano, y luego los bárbaros y sus reyes
(visigodos, ostrogodos, francos, alamanes,…) y siguió el Feudalismo, continuado
con las Monarquías Absolutas, y hubo que esperar a que, a finales del XVIII, la Revolución Francesa ,
la iniciara y todos fuéramos a la zaga, a su sombra y copiando, o mal copiando,
la Ilustración.
En España, ni con La PEPA , de 1.812, y hubo que
esperar a la nascitura Primera República, que murió bebé, y luego la Segunda República ,
sobre la que acabo de escribir muchos artículos y que acabó como acabó, con la
dictadura de Franco y el Franquismo durante 40 años, hasta la Constitución de 1.978,
con la que seguimos rigiéndonos.
Sobre la Democracia española
tengo publicado en mi blog 4 capítulos con el título de “Democracia Morbosa”
(preguntárselo a Google)
Sampedro se pregunta si, una
vez inventada la democracia, habrá que “reinventarla”:
“(…) Dicho en otras palabras: también
hay que reinventar la democracia y, en general, hay que corregir el nefasto
desequilibrio de la sociedad mundial consistente en un desfase entre la
avanzada tecnología del siglo XXI y unas instituciones políticas heredadas del
siglo XVIII e incapaces de encauzar la aceleración científica y los conflictos
derivados. Disponemos de medios técnicos del más alto poder y eficacia pero no
los aplicamos a fines humanos que beneficien a todos y no sólo a la economía
desaforada de unos cuantos globalizadores.
Reinventar ese equilibrio global es la
tarea más grave y más urgente en este mundo ya secularizado y sin brújula
válida”
Nadie pone en duda, y es un
hecho, que los descubrimientos científicos y los avances técnicos y
tecnológicos, se expanden por todo el mundo, están cada vez más globalizados
(desde las vacunas a la infraestructura de extracción, conducción y
transformación del petróleo, desde la televisión y el ordenador a los medios de
transporte, etc. etc. etc.).
Pero la “democracia” como la
mejor forma (o, la forma menos mala) de gobernarse los pueblos sólo está
vigente, y con peculiaridades muy especiales, sólo –digo- en una parte de la
geografía terrestre.
Así como los Derechos Humanos
son unos ideales dignos de estar vigentes, puestos en práctica, en toda la
humanidad (pero que sólo lo están en una pequeña parte de ella, y a su manera)
igualmente la Democracia ,
como forma de gobernarse los pueblos es la más digna de estar globalizada, de
ser universal y regir en todas las sociedades.
¿Por qué y hasta qué punto el
Capitalismo (aunque sea el Capitalismo Domesticado y ya no Salvaje) está muy
interesado en la expansión científico-técnico-tecnológica, con todos sus
productos y no está tan interesado en la vigencia de los sistemas democráticos
en todo el mundo? Pues, sencillamente, porque es más fácil sobornar a un
dictador que a todo un pueblo.
Hasta el Evangelio, en otro
ámbito, lo afirma: “no conviene echar el vino nuevo en odres viejos” (algo con
lo que hoy los enólogos están en total desacuerdo).
Igualmente –y reafirmando los
dicho por Sampedro- ¿cómo es posible seguir con un sistema político antiguo,
con unos moldes democráticos viejos, sin mucha variación desde que se inventó a
finales del XVIII, con los nuevos contenidos, no sólo científico-técnicos
también morales laicos y éticos de los Derechos Humanos?
Tendremos que re-inventar la
democracia en la que quepan y en la que puedan desarrollarse los nuevos
valores.
En una de sus obras y en boca
de sus personajes vuelve Sampedro a insistir en el tema:
“…Si los pueblos se manifiestan en
bloque por la paz, y sus gobiernos
persisten en forzarles a la guerra, ¿dónde está la democracia? ¿Gobierno del
pueblo? ¡Pero si el pueblo no puede ni siquiera decir lo que quiere, dado que
los ricos tienen la televisión, la radio, los periódicos,…! Sí, aquí mismo, en
estas democracias, tiene (el pueblo) que echarse a la calle para que se le oiga
clamar contra la guerra¡”
Y me vienen a la mente dos
escena: la del Trío de las Azores, y sus “armas de destrucción masiva” (que
nunca existieron y que ellos afirmaron por activa, por pasiva, por perifrástica
activa y por perifrástica pasiva, que sí las había y lo repetían,
machaconamente, en todos sus medios voceros de comunicación) y el “No a la
guerra” aquí, junto a mi casa, en la torre de la Térmica , que he estado
viendo ese grito gráfico constantemente, así como todas las manifestaciones
habidas y por haber del pueblo pero que las tres democracias, y sus
parlamentos, aprobarían la intervención, con todas las catastróficas
consecuencias, que aún perduran.
Sólo uno de los tres ha pedido
perdón, y reconociéndolo públicamente, tanto de la falsedad como de la mentira;
el otro es incapaz de hacer eso, porque no creo que sepa qué son esas cosas
llamadas “falsedad” y “mentira” y el nuestro, Aznar. ¿Qué queréis que os diga?
Si escribiera lo que pienso quizá me aplicasen la ley mordaza y me encerrasen.
Los pueblos gritando NO a la
guerra y las democracias (“gobiernos del pueblo y para el pueblo”), a través de
sus dirigentes haciendo lo contrario, el SÍ a la guerra.
¿Habrá que reinventar la democracia?
No me preguntéis cómo, si lo
supiera me montaría en un Rocinante moderno y “con lanza en ristre”, me
lanzaría contra los nuevos molinos del Congreso y del Senado (en el que,
contradictoriamente, hay pocos “viejos, por lo tanto, pocos sabios”).
No hay comentarios:
Publicar un comentario