Queridos padres:
Gracias.
Gracias por todo lo que habéis hecho por mí. Gracias porque sé que me habéis
dado todo lo que me habéis dado, todo lo que habéis podido, lo mejor que
teníais. Gracias, de corazón.
Pero ha me he hecho mayor de edad, puedo valérmelas por mí
mismo. Ya no os necesito. Voy a emprender la aventura de mi vida sin vosotros.
Estoy preparado para ello.
Sé que si, en cualquier momento, os necesitara me echaríais
no una sino veinte manos. Sé dónde acudir y, si tuviera que recurrir a
vosotros, sé que nunca, jamás, me daríais la espalda ni me cerraríais la
puerta.
Gracias y adiós. O hasta luego.
¿No creeríais que los padres se sentirían orgullosos y sería
un honor para ellos?.
¿No creéis que esto sería lo normal?.
El hijo ya se ha hecho mayor; ha aprendido a volar y abandona
el palomar, despidiéndose con buenas maneras, porque quiere hacer su nido
aparte, quiere hacer su vida, quiere volar otros aires.
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