jueves, 28 de mayo de 2015

JESÚS DE NAZARET (3 A) ¿EXISTIÓ REALMENTE O ES SÓLO UN MITO?



Como los 4 evangelios fueron considerados como biografías históricas de Jesús de Nazaret durante 18 siglos, nadie se cuestionó su existencia.
Fue a finales del XVIII cuando dos historiadores franceses (Voney y Dupuis) pusieron en duda su existencia, pero fue, sobre todo, con la Ilustración y su crítica histórica, al no haber, prácticamente, documentos de aquel tiempo, ni romanos ni judíos que la acreditasen, lo que supuso un fuerte revés a la Iglesia, que fundaba toda la credibilidad en el carácter histórico de los 4 Evangelios y otros escritos del Nuevo Testamento.

Por lo tanto, si no son históricos sino literarios, y lo que relatan no es la figura histórica sino la visión que de Él tenían las primeras comunidades cristianas, la Iglesia se quedaba sin argumentos científicos para probar que había existido, predicado, crucificado, resucitado,…

De ahí algunos dieron un salto y consideraron a Jesús de Nazaret un mito, creado por una secta disidente del judaísmo ortodoxo.
Igualmente Pablo, San Pablo, el verdadero fundador de la Iglesia cristiana, también sería fruto de una creación literaria de unos grupos, que hicieron un cóctel de otros mitos religiosos (judaicos, griegos, egipcios,…)

Se le daba la razón a Voltaire, que ya había alertado de que no se podía dar valor histórico a los Evangelios.

La Iglesia, a la que se le caía toda su doctrina, se lanzó a buscar documentos históricos de la época, fueran romanos o fueran judíos.

1.- Filón de Alejandría, filósofo, que sobrevivió a la muerte de Jesús, del que se conservan unos 50 escritos, interesado por la actividad de sectas y movimientos dentro del judaísmo de aquel tiempo, y ni una sola mención del Nazareno, y eso que conocía bien a Pilatos, de quien habla en sus obras.

2.- Justo de Tiberiades, historiador contemporáneo de Jesús, casi paisano, que escribe la Historia de Palestina desde Moisés hasta 70 años después del nacimiento de Jesús. Y tampoco lo cita.

3.- Flavio Josefo, historiador judío, de finales del siglo I, es el primero que nombra a Jesús y a su secta (alegría enorme para la Iglesia. Por fin un documento histórico) y, además, en dos pasajes.

         En el primero sólo lo cita indirectamente, hablando de la muerte por lapidación de Santiago, uno de los hermanos de Jesús.

“Anás convocó a las jueces del Sanedrín y trajo ante ellos al hermano de Jesús, llamado el Cristo  -su nombre era Santiago- y a algunos otros. Los acusó de haber violado la ley y los entregó para que lo lapidaran”

Este texto aparece en el libro “Antigüedades”, publicado unos setenta años después de la muerte de Jesús.

Y como Santiago, el hermano de Jesús, había tenido mucho influjo en la creación de la primera comunidad judeo-cristiana, al estar muy bien relacionado por las autoridades, da por sabido que había existido un tal Jesús, a quien sus seguidores llaman Cristo o Mesías.


         El segundo texto se refiere expresamente a Jesús.

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