miércoles, 27 de mayo de 2015

JESÚS DE NAZARET (2 B)



Queramos o no queramos, nos guste o no, debemos admitir que, todavía hoy, estamos permeados por el cristianismo (desde el Bautismo, al Entierro, pasando por la Primera Comunión y la Boda en la Iglesia o Catedral, con el cura como oficiante en una gran parte de la población, aunque no se sea practicante habitual).

El concepto de pecado y el sentimiento de culpa, la tranquilidad y los remordimientos de conciencia, los roles del varón y de la mujer, el valor del sacrificio, la visión de la sexualidad, el valor del dinero, la educación y enseñanza religiosa en Colegios y Universidades, de donde salen desde Políticos Gobernantes y Dictadores hasta Guerrilleros revolucionarios, desde Teólogos Oficiales a Teólogos de la Liberación, desde la Clausura y recogimiento de algunos a las Misiones y la exterioridad de otros.

¿Qué decir de la influencia de la Religión Oficial, a través de la Jerarquía Eclesíástica, en leyes como la de Enseñanza, el Divorcio, el Aborto, la Pena de Muerte, en las Costumbres (el bikini o el nudismo o el velo obligatorio para entrar en la iglesia, los sermones catilinarios en la misa de 12 de los domingos, los niños nacidos fuera del matrimonio, los matrimonios civiles y religiosos, los Preservativos y la Píldora anticonceptiva o la del día después, la demonización del comunismo, del materialismo, del ateísmo,…?

Todavía queda mucho vigente.

Los Papas, que además de Jefes de la Iglesia son Jefes de Estado y recibidos como tales por creyentes y por gobernantes, incluso en países islámicos e hindúes, incluso animistas africanos, en su doble papel de Jefe.

De los numerosos mesías, profetas, visionarios,… ¿sólo Jesús dejó huella? ¿Por qué si Él,  seguro-segurísimo, no pasó por su mente fundar una nueva religión ni una nueva Iglesia, sino sólo proponer una forma distinta de vivir las relaciones de los hombres entre sí, no basadas en el poder, sino en la fraternidad?

Y todo ese influjo en Occidente tuvo lugar en nombre de una persona de la que apenas se sabe si existió o fue algo creado por una secta de judíos  disidentes que necesitaban creer en la llegada del Mesías o es un mito forjado por las primeras comunidades fundadas por los Apóstoles que necesitaban perpetuar la presencia de la historia de Jesús después de la derrota de su muerte en la cruz.

Un personaje paradójico, contradictorio, enigmático, y en cuyo nombre se ha perseguido y asesinado, al tiempo que se ha evangelizado caritativamente, siendo, incluso, asesinados, martirizados.

Incluso dudamos que Jesús de Nazaret hubiera, hoy, ratificado las doctrinas que, en su nombre, predica e impone la Iglesia que se denomina Cristiana.

Incluso hay que reconocer el influjo que el Vaticano ejerce en la política internacional, a través de la figura de Jesús, el Cristo, sin apenas saber de Él, de cómo fue, de qué predicó realmente, qué pretendía con el anuncio de un nuevo Reino para la humanidad,…

Una Iglesia que comenzó a andar siendo pobre, poniendo en común sus bienes, siendo perseguida y martirizada y que, en poco tiempo, pasó a ser la Religión Oficial del Imperio Romano y de perseguida se trocó en perseguidora.

Una Iglesia que se decía de los pobres y que se enriquecía, que demonizaba el lujo y el derroche y pronto se apuntó al mayor boato deslumbrante, que copió la vestimenta de los Emperadores Romanos, que se sirve en copa de oro, que predica las bienaventuranzas pero que no las practica (pobres, hambrientos, sedientos, perseguidos, desnudos,…)


Sin saber hasta si existió, qué fue lo que dijo, lo que hizo, realmente, en su vida, que no dejó escrita una línea y que todo lo que sabemos de Él es lo que nos dicen que dijo, como Platón de Sócrates.

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