jueves, 25 de diciembre de 2014

RESUMEN DE LA CONFERENCIA: "DIOS HA MUERTO"

EL DIOS CRISTIANO Y LA DIOSA RAZÓN.

“DIOS HA MUERTO” – GRITABA NIETZSCHE.
“LA DIOSA RAZÓN NOS ESTÁ MATANDO” – digo yo

                                
         “Dios ha muerto, vivan los dioses. La verdad ha muerto, vivan las perspectivas. La felicidad no existe, busca, encuentra, aprovecha, disfruta los momentos felices. Lo absoluto ha muerto, viva lo relativo. El hombre no existe, vivan los individuos……”.

          Éste podía ser el grito del siglo XIX.

         ¿Qué ha sido de la Diosa Razón y de sus revolucionarios y múltiples logros en los diversos campos?.

         Dicen que al día siguiente de enterrar a Nietzsche, cuando fueron, por la mañana, a visitar su tumba apareció escrita, en letras muy visibles, una inscripción que decía:

         “DIOS HA MUERTO.  Firmado NIETZSCHE.

         Y cuentan, igualmente, que cuando al día siguiente mucha gente, sabedora de la inscripción fue, curiosa, a leerla, alguien la había tachado con grandes trazos y en su lugar ponía:

         “NIETZSCHE HA MUERTO. Firmado DIOS.

         Dios ha dejado de ser imprescindible para entender y explicar los fenómenos que rodean al hombre.
         Ya se lo dijo Laplace a Napoleón: “Majestad, no necesito la hipótesis Dios para explicar el funcionamiento del universo. Me basta con Newton”.

         No se despotrica contra Dios. No hay cruzadas contra Dios. No es obligatorio, ni siquiera es mayoritario, el ateísmo (cuanto menos el anti-teísmo). Incluso los grandes ilustrados se confiesan y proclaman su Deísmo.

         Sencillamente hemos puesto a las Sagradas Escrituras en su sitio. El Cristianismo es una religión. Su misión es soteriológica, de salvación. El Cristianismo no es una explicación ni del mundo, ni del hombre, ni de la vida.

         Cristo no vino a enseñarnos verdades para que entendiéramos, sino caminos, por los que transitar, para salvarnos.

         El Cristianismo no es una Filosofía, es una Religión. Sólo una religión. Pero nada menos que una religión.
         Y las religiones no son verdaderas ni falsas. Ninguna religión es verdadera, ninguna religión es falsa. Los calificativos “verdadero” y “falso”, las categorías de “verdad” y de “falsedad” son ajenos a las religiones.

         El agua no es ni cuadrada ni redonda; no porque no exista el agua, no porque no existan las formas redondas y cuadradas; sencillamente, es que el agua, al ser líquida, es informe, no tiene forma alguna.

         Las Religiones no son verdaderas ni falsas. Son buenas o malas, mejores o peores, ayudan o perjudican, te hacen feliz o desgraciado, son liberadoras o esclavizantes, te ponen alas o te aprisionan con grilletes, son egoístas o altruistas, son exclusivas o inclusivas, te ayudan a madurar como persona o te despersonalizan….

         Pero el hecho de que todas valgan, no quiere decir que todas valgan igual. Dinero es un euro y dinero son veinte euros. Ambos valen. Pero veinte vale siempre más que uno.

         Existen los colores y existen los sentimientos. Existen el amor y el odio; y existen el rojo, el amarillo, el verde y el azul. Pero el amor y el odio son incoloros.
         Decir que el amor es rojo o que el odio es de color amarillo, ni es verdadero ni es falso.
         Decir que el odio pesa más que el amor, que la esperanza es azul mientras la pena es negra. Decir que te quiero tres metros o que te odio cuatro kilos. No es ni verdadero ni falso.
          Decimos los filósofos que esas frases son “sin sentidos”. ¿Por qué?.
         Sencillamente, porque  a los fenómenos psíquicos, a los sentimientos, al amor y al odio, a la esperanza y a la envidia….. No se les puede aplicar cualidades físicas (ni colores, ni formas, ni medidas, ni pesos…)

         No que no exista Dios, y el más allá, y la inmortalidad del alma, y la vida eterna…Sencillamente, no sabemos nada de eso. ¿Por qué?. Porque esas realidades metafísicas no pueden ser ni verificadas ni falsadas por procedimientos físicos o científicos.

         No que no exista Dios, sencillamente no lo sé, ni puedo saberlo y, además no me hace falta Dios para poder explicar este terremoto, las órbitas elípticas que recorren los planetas en su traslación, el nacimiento de un niño, el origen del poder…

         La Razón, como instrumento de las hipótesis explicativas, ha sustituido a Dios. Y funciona.
         La Diosa Razón ha ocupado el lugar que durante tanto tiempo ha estado ocupado por el Dios Cristiano en Occidente.
         La piedra no cae porque Dios quiera, sino por la gravedad.
         La Razón ha descubierto las razones de por qué se mueven los astros, de por qué una manzana cae verticalmente al suelo cuando se desgaja de su rama, por qué una piedra al ser lanzada hacia arriba o hacia delante, caerá, antes o después, pero caerá.

         La naturaleza estaba ahí, al alcance. Estaba pidiéndonos a gritos que la descubriéramos, que averiguáramos cómo funcionaba, cuáles eran sus comportamientos, por qué leyes se regían…Y el hombre, pertrechado con su Razón, de la mano de la Diosa Razón, dejando en casa, y quizá en su corazón, a su Dios cristiano, ha empezado a saber para prever, para proveer, para poder.

         Si  el saber antiguo era sabroso, se saboreaba, tenía buen sabor, sabía bien. Si era un placer saber por el hecho de saber, si el saber era un fin en sí mismo, si el sabio, al saberlo y por saberlo, ya era feliz. Ahora ya no. Ahora perseguimos el conocimiento y conocer es utilidad. Me interesa conocer no para saborear lo conocido sino para sacar provecho de su conocimiento. El conocer ya no es un fin sino un medio.
         El que más conoce y el que mejor conoce, más prevé, más provee. Más puede.
         Ahora se saborea el poder ya no el saber (incluso a lo mejor sabe mal, pero se puede más, por ejemplo la bomba atómica).

         El conocer vale si es fructífero.
         El científico ha sustituido al sabio.
         El técnico y el tecnólogo son hijos del científico y no tienen parentesco alguno con el filósofo.

         La RAZÓN nos es útil en esta vida. Muy útil.

         Si tuviéramos que enumerar las consecuencias positivas, los logros de la razón, no terminaríamos en varios días. Las 7 maravillas del mundo son nada con las maravillas de la Razón de nuestra época. Empezando por la Seguridad Social (un producto de la Razón) y las hipotecas, hasta las tarjetas de crédito, la cirugía estética o Internet. Sería interminable la simple enumeración de los logros de la Razón. (Y no se me olvida El Corte Inglés, como un día me recordaba una oyente)

         Pero yo quería exponer a los Filósofos de la Sospecha. Los que critican a la Razón y sus consecuencias negativas.

         Como hemos comprobado, la razón avanza, corre, más que correr, vuela. La hemos acelerado tanto tanto que estamos entrando a saco en todo lo que se pone por delante. Con la Razón, a diestro y siniestro, andamos como elefante en  cacharrería.

         1.- En primer lugar entramos con la Razón en EL OTRO, en Dios, y ya lo hemos declarado prescindible en múltiples funciones en las que antes detentaba el monopolio. Hay quien, en el paroxismo, insulta y harta de “ignorantes”, de  “retrasados”, de “anticuados” a todos aquellos que aún están con Él en amigable compañía. Como si hubiera que despeñar a un coche por un barranco porque el coche no puede volar.

         2.- Hemos dirigido la Razón hacia LO OTRO, hacia la naturaleza y de su invitación a ser conocida hemos llegado a su violación. No es que la hayamos conocido mejor y nos hayamos aprovechado más de ella, que la hayamos usado (que es lo que ella nos pedía) es que hemos abusado tanto de ella que se está retorciendo, revolviendo y volviéndose contra nosotros. La hemos exprimido, la hemos estrujado, la hemos estirado tanto que hemos contaminado/seguimos contaminando el aire, el agua y la tierra. Hemos echado/estamos echando tanta “mierda” al aire que lo hemos rasgado, le hemos hecho un agujero en la ozonosfera. Hemos deforestado/estamos deforestando tanto y tan de prisa que estamos desertizando el planeta, no digo nada de nuestra querida Andalucía. El recalentamiento de la atmósfera, el CAMBIO CLIMÁTICO,  (tan de moda la semana anterior, con Al Gore de santón predicador, los cánceres de piel, las sequías y la escasez de agua….¡LA MADRE QUE PARIÓ  A TANTA RAZÓN¡

         3º.- Hemos dirigido la Razón a LOS OTROS, a los que son igual que yo, y en vez de verlos como iguales, como hermanos, como compañeros, los vemos como unos entrometidos, inferiores, rivales, competidores, adversarios, casi enemigos, porque vienen a ocupar mi sitio, a quitarme mi trabajo, a molestar, a crear inseguridad. Y nos sale por los poros  el RACISMO y LA XENOFOBIA.

         Como ellos eran unos ignorantes fuimos con nuestra RAZÓN y colonizamos sus tierras y, bajo el pretexto de ayudarles y enseñarles, le hemos esquilmado sus riquezas, hemos explotado su mano de obra, y cuando nos hemos ido de allí porque ya no había nada aprovechable, ahora vienen ellos, en persona, (en cayucos, pero en persona) a reclamar, a pedir cuentas para poder seguir vivos y surge en nosotros la desconfianza, el temor….

         Nunca nos molestó ni su raza, ni su cultura, ni su religión, cuando nos interesaba, cuando teníamos intereses.
         ¿Qué nos está pasando?. ¿Padecemos un empacho de Razón?.

         ¿Habrá ido demasiado revolucionado el motor RAZÓN?. ¿Lo habremos quemado y lo seguiremos quemando?.
         Seguiremos produciendo más cosas, mejores cosas, más rápidamente, pero ¿lo estamos pasando por el colador de la Ética?.
         ¿Todo lo que puede ser hecho debe ser hecho?.
         ¿Habrá que parar todo este desbarajuste para que no siga ocurriendo que  cada vez menos personas vivamos mejor a costa de que cada vez más personas vivan peor o no vivan?.
         ¿Por qué no ha habido y no hay un desarrollo moral paralelo, parejo, simultáneo a este desarrollo científico técnico, tecnológico?.
         Tenemos más pero ¿somos mejores?.
         Nuestro abuso histórico sobre los otros y nuestro desarrollo tecnológico está dando lugar al acceso fácil a armas sofisticadas por parte de masas resentidas, fanáticas (religiosas, nacionalistas, racistas) y esto, lo estamos tristemente comprobando, es grave, muy grave.
         Cuando estos dioses, divinos o laicos, piden, exigen sangre, no sólo piden mártires propios también piden sangre ajena, de infieles, para purificar la tierra..
         ¿Se puede razonar con un fanático irracional?.
         ¿Cuál sería, cuál podría ser, el campo neutral para un diálogo?.
         ¿Acaso no es universal La Razón?. ¿No razonamos todos?. ¿No son 5x5=25 para todos los hombres?. Si las verdades científicas son universales, ¿por qué no los valores éticos, basados en la razón?. No sólo las verdades racionales, también los bienes racionales. No hablo de morales, hablo de ética.
         ¿Podríamos sentarnos a dialogar sobre valores éticos, racionales?.

         Kant, el gran filósofo ilustrado, el filósofo de la Razón, proclamaba:
                   - La meta de la Ilustración es “Una humanidad más libre”.
                   - El camino para ello es “La Razón”.
                   - El lema es “atrévete a pensar por ti mismo”, “sé valiente”, “Decídete”.

         ¡Vaya un programa tan completo¡.

         Suele decirse que la “guinda”, el culmen de la Ilustración, el fruto maduro final de la modernidad fue LA REVOLUCIÓN FRANCESA y su LIBERTÉ, AEQUALITÉ Y FRATERNITÉ.

         Más y mejores fuerzas, más y mejores productos, más y más productivas ventas, más y mayores ganancias, más y más progreso científico y tecnológico, pero ¿SOMOS MEJORES AHORA QUE ANTES?. ¿SOMOS MÁS FELICES?.

         Estamos equivocados si creemos que la meta de la razón es descubrir la verdad. El fin de la inteligencia es la felicidad. Si pensamos no es tanto para saber como para ser felices.

         Nada nuevo bajo el sol desde aquel Aristóteles: “Todo lo que el hombre hace lo hace para ser feliz”.

         ¿SOMOS MÁS FELICES AL CONOCER MÁS Y DISPONER DE  MÁS COSAS?. ¿SOMOS MÁS LIBRES, MÁS JUSTOS, MÁS SOLIDARIOS, MÁS FRATERNOS?.

         ¿El consumismo es la felicidad?. ¿La felicidad es el consumismo?. Eso parece. La tiranía del tener

         ¿Qué ha pasado con la LIBERTÉ, LA AEQUALITÉ Y LA FRATERNITE?

         Si el siglo XVIII fue el siglo de la euforia porque habíamos encontrado la novia ideal y ésta nos había dicho que sí y nos habíamos casado con La Razón. ¿ Cuál ha sido la prole de ese matrimonio?. ¿Cómo crecieron y se desarrollaron esas tres hijas de nombres tan preciosos, LIBERTAD, IGUALDAD Y FRATERNIDAD O JUSTICIA?.

         El siglo XIX, como sabemos, es en parte el siglo del Romanticismo.

         El Romanticismo toma como punto de partida “El Fracaso del Proyecto Ilustrado”. Los ilustrados habían vaticinado el triunfo definitivo de la Razón sobre todas las fuerzas políticas (el Antiguo Régimen) e ideológicas (tradición, superstición,…) que se le oponían.

         Sostenían que el progreso técnico llevaría de la mano el progreso moral, porque es la misma Razón la que está trabajando. Por eso miraban el futuro con esperanza e ilusión, convencidos de que algo mejor aguarda a la humanidad, de que las luces de la Ilustración orientarían a los hombres hacia una sociedad más justa, más libre, más igualitaria y fraternal.

         Si en algo están de acuerdo los “intelectuales” del siglo XIX (escritores, artistas, filósofos, científicos,…..) es que nada de eso se ha producido y que, por tanto, el proyecto ilustrado había fracasado.

         Comencemos por la LIBERTAD.

         Las grandes masas de población han tenido que trasladarse del campo a las incipientes ciudades industriales, en busca de una vida mejor, o simplemente para vivir. Y como ya no eran siervos, sino hombres “libres”, pudieron firmar “libremente” sus contratos de trabajo en virtud de los cuales trabajarían setenta o más horas  en una fábrica en condiciones pésimas para sustentar a su familia, a su prole (así nacieron los “proletarios”). La verdad era que un esclavo de la antigua Roma vivía bastante mejor que un proletario (“libre”, eso sí), europeo de mediados del siglo XIX.

         La Libertad Política se había convertido en una trampa.
         En el Antiguo Régimen el noble era responsable del bienestar de sus siervos, ahora el proletariado podía morirse de hambre y nadie era responsable de su situación.
         El proletario era libre para firmar o no ese contrato leonino de trabajo, pero ¿qué otra alternativa tenía?. Si no firma, no trabaja, no cobra salario, se muere. Si firma, trabaja, cobra un salario de miseria y se mata trabajando.

         El proletario podía recitar la copla: “Ni contigo ni sin ti, tienen mis males remedio. Contigo porque me matas, sin ti porque yo me muero”.

         LIBRE para morir, de hambre o trabajando.

         Las trampas de la libertad: Libertad Política (para elegir y ser elegido) y Libertad Económica.
         La burguesía quiere hacer creer a los demás, y quizá también se lo crea ella misma, que la Ley de la Oferta y de la Demanda, que es la ley del mercado, tiene el mismo alcance que la Ley de la Gravedad de Newton.

         La Burguesía quiere hacer ver que la Ley del Mercado es una Ley Natural y no una ley histórica, humana,…

         El “Laissez faire, laissez passer” es el lema del liberalismo económico. Que el estado mire para otro lado cuando hablamos de economía. Que el Estado “Deje Hacer” a los burgueses lo que crean más conveniente y que “Deje Pasar” el dinero y los productos por las aduanas. LIBERTAD ECONÓMICA. Oferta y demanda de: materias primas, de salarios, de productos, de mercado,….

         Recordemos las condiciones de trabajo que “libremente” firmaban los trabajadores (Informe de 1.840 del Doctor Villermé):

         1.- La jornada laboral, en general, es de 14 horas, y, en algunos casos, más. Si le restamos 14 horas a 24 quedan sólo 10 para descansar, vivir, convivir y dormir.
         2.- Las mujeres y los niños cobran salarios todavía más miserables por sus 12 horas de trabajo.
         3.- De fin de semana nada. Se trabajan también los domingos.
         4.- Nada de vacaciones, ni pagadas ni no pagadas. El que faltaba al trabajo podía perder el empleo.
         5.- No había seguridad social, es decir, que si alguien caía enfermo, mientras la enfermedad no percibía salario. ¡Sería una injusticia¡. Lo justo es: en un platillo de la balanza tú pones el trabajo y en el otro platillo yo pongo el salario. Si estuviera uno y no otro, sería “injusto”. La balanza no estaría equilibrada. No podría pararse, quieta, en el “fiel” de la misma. ¿Y de qué comía la familia esos días si el padre, enfermo, no puede ir a trabajar?. ¡Ah¡.
         6.- No hay legislación de accidentes de trabajo. Si alguien, por un accidente, quedaba inválido, se quedaba sin percibir ni dinero ni pensión. ¿Y si la mujer estaba dando a luz y ese día no podía ir a trabajar?. ¡Ah¡.
         7.- No existe la jubilación. El que, por su edad, ya no puede trabajar…..¡Ah¡.
         8.- El despido era totalmente libre. El patrono te puede despedir por…. Porque le da la gana. Para eso es suya la fábrica.

         Pero quizás lo más aterrador era la disposición existente en Inglaterra según la cual un padre podía, por anticipado, vender el trabajo de sus hijos.
         Esta monstruosidad significa que, cuando un padre de familia, que trabaja todo lo máximo que puede y, debido a la miseria de los salarios, no le llega para hacer frente a las más imperiosas necesidades familiares, va al patrono y le pide dinero. Y el patrono le da el dinero como pago adelantado del trabajo que, en el futuro, haga el hijo del obrero. De forma que este hijo, cuando llega a la edad de trabajar se encuentra con que, por ejemplo,  los tres o cuatro o los que sean primeros años de su trabajo, ya no los cobra, porque ya los había cobrado su padre.
         ¿Y eso? Eso es porque los salarios se regían por lo que Lasalle llamaba “La ley de bronce de los salarios”. Por ejemplo. Si tú, trabajando para mí, en mi fábrica, has gastado 3250 calorías, si eso es lo que tú “me has dado a mí”, lo que tú has puesto en tu platillo de la “justa” balanza, yo, en el otro platillo de esa “justa”balanza pondré el dinero “justo”, equivalente al pan, la leche, la carne,…. que debes comprar para “reponer” las 3250 calorías que tú me has dado. Lo que me das =  lo que te doy.
         Pero ¿y los niños pequeños que aún no…..pero y la mujer que acaba de dar a luz y no…..pero y el abuelo, ya viejo, que ya no……? ¡Ah¡
         Los salarios son individuales, no familiares ni sociales.
         Sería injusto que yo te pagara menos de lo que tú…..pero sería, igualmente injusto, que yo te pagara más de lo que tú… En ambos casos la balanza se desequilibraría, no estaría, justamente, en el “fiel”.

         Pero, ¡Eso sí!. El obrero es LIBRE. Libre para firmar o no el contrato, libre para tomarlo o dejarlo, no puede ser obligado…..

                   LIBERTAD. ¡Qué bonito nombre tienes!.

         Pero pasemos a la IGUALDAD.
         Las leyes liberales garantizan la igualdad jurídica de los ciudadanos (¿también de las ciudadanas?).

         ¿Es el sigo XIX más IGUALITARIO que los anteriores?. Los hechos dicen que no.

         La revolución industrial propició un aumento de la productividad y, consiguientemente, de los beneficios y de la riqueza. ¿Cómo se repartió ésta?. Aquí, ahora, tocaría hablar del “capital constante” y del “capital variable”. Tocaría hablar de la “plusvalía”.
        
         La alta burguesía aumentó muy considerablemente su nivel de vida, mientras los proletarios continuaron con una vida de mera subsistencia, en el mejor de los casos.

         IGUALDAD ante la ley. Todos somos iguales ante la ley. La ley se aplica igual para todos. Todos sometidos a la ley. ¿Pero a qué ley?. A la ley burguesa. ¿Y qué manda o prohíbe la ley burguesa?. Pues te lo puedes imaginar. ¿Te imaginas a los burgueses legislando contra ellos mismos?.

         La ley que salvaguarda los derechos de herencia. La ley que ordena el respeto a la propiedad privada. La ley que castiga fuertemente el robo….. ¿A quién le pueden interesar esas leyes?. Pues a los que tienen bienes y tienen algo que temer y algo que perder. ¿Cómo les puede afectar al proletariado la ley que protege la propiedad privada, si no es propietario de nada, excepto de sus manos para trabajar?.

         La pirámide social va cambiando su configuración. La base de la pirámide cada vez va creciendo porque a ella van no sólo los proletarios sino también los pequeños empresarios que no pueden con la competitividad y se arruinan.

         Darwin había lanzado su teoría de la evolución con el mecanismo de “la lucha por la vida”. En una lucha sólo sobreviven los más aptos, los mejor preparados, los más cualificados, los mejores.
         Ahora es la competitividad empresarial. Es el darwinismo social. Las empresas mejor preparadas, las más “competentes”, las más competitivas, son las que sobreviven. Las otras mueren, desaparecen. Los pequeños empresarios, arruinados, serán apeados de las capas altas de la pirámide y pasarán a engrosar la base, proletaria, de la misma.

         IGUALDAD ante la ley. ¿De verdad?. ¿Ante qué ley?
         El siglo XIX fue menos “igual” que los siglos anteriores.

         IGUALDAD. ¡Qué bonito nombre tienes!.

         ¿Y LA FRATERNIDAD?. ¿Qué decir de la FRATERNIDAD?.

         Es verdad que en ningún período de la historia los hombres se han comportado fraternalmente, pero el siglo XIX es, con mucho, peor que los siglos anteriores.
         El siglo XIX es el siglo del Colonialismo.
         Las potencias europeas se lanzan a la conquista de lo que hoy llamamos tercer mundo para hacerse con el control de las materias primas  y así asegurarse su prosperidad económica.

         ¿FRATERNIDAD?. ¿JUSTICIA?.  Ni dentro ni fuera. Explotados en el trabajo o desposeídos de sus riquezas. En cualquier caso, INJUSTICIA

         Lo había ya proclamado dos mil cuatrocientos años antes el sabio Confucio: “Donde hay Justicia, no hay Pobreza”. Si le aplicamos el Modus Tollens de la Lógica  Matemática “ por lo tanto “si hay Pobreza es que no hay/no ha habido Justicia”.

         Y si la Injusticia Interna, más o menos, a base de presiones, negociaciones, sindicatos, legislación laboral,….se ha ido, más o menos, edulcorando, dulcificando, las pateras son la firma de la otra Injusticia, la externa.

         Los siglos posteriores, XIX, XX y XXI son los testigos del desencanto con los ideales ilustrados. La Libertad de una pequeña parte de la población y la Desigualdad y la Injusticia por doquier, vigente en la mayoría de la humanidad.

         ¿Qué se podía hacer ante el panorama?.

         En el XIX hubo dos grandes intentos:
        
         1º.- La solución de “La huída hacia adelante”, hacia el futuro. La Causa del fracaso estaría en que no se ha profundizado lo suficiente en las ideas ilustradas. Es necesario un nuevo impulso. Ésta es la opción de Marx y el marxismo.
         El Capitalismo lleva la contradicción en su interior, padece de metástasis. Aceleremos, incrementemos los factores agravantes y que caiga, desde dentro, con la ayuda  de las masas proletarias, desde fuera.

         1º.- La otra solución fue la de Nietzsche, una “huída hacia atrás”, hacia el pasado. Los modelos genuinos de vida, los más auténticos y a seguir, son los anteriores al “maldito Sócrates” que divinizó la Razón y la convirtió en la única “piedra de toque” de nuestra civilización, matando y enterrando a la otra gran fuerza humana “la pasión”.

         Sócrates es el culpable de la entronización de Apolo, como el único dios, y el gran deicida de Dionisos o Baco.

         Los griegos pre-socráticos armonizaban el cerebro (Apolo) con el cuerpo (Dionisos). El saber y el placer. La reflexión y la diversión. La Razón y la Pasión. “No somos alma y tenemos cuerpo”, “somos almas corporeizadas o cuerpos animados”. Debemos alimentarlos a ambos.

         Por si fuera poco, el Cristianismo “bautizó” el mensaje socrático, y la Razón monopolista quedó entronizada como “el Dios monoteísta”.

         Hay que volver a los modelos antiguos presocráticos, donde podemos encontrar “hombres y valores” más humanos que los que propicia la sociedad industrial  y hay que “matar al Dios Cristiano”, que éste sí que es antivital.

         Pero, a diferencia de Marx y el marxismo, Nietzsche no tiene por objetivo cambiar la sociedad, sino que el individuo se cambie a sí mismo, el individualismo. El super-hombre es el nuevo hombre que todos llevamos dentro pero, en potencia, aún no actualizado porque, sobre todo el Cristianismo, lo ha maldecido como el gran pecado, el de soberbia, super-bios, super-vida, vida superior.

         Pero el super-hombre no es un proyecto colectivo a conseguir. La salvación no está al alcance de todo el mundo. Sólo unos pocos tienen las cualidades: sensibilidad, educación, cultura, fuerza, tesón, constancia…que les permitirán gozar del nuevo modelo de vida. No todos pueden llegar, pero cualquiera puede hacerlo. El individualismo conduce al elitismo, pero tú y yo y el vecino del quinto podemos pertenecer a esa élite.

         Eso sí, debemos olvidarnos de esta Razón científica que sólo nos proporciona una visión superficial de las cosas pero que no puede hacerse cargo de las cuestiones fundamentales de la vida.    Ella reina en el reino del “tener”, pero es nula en el reino del “ser”.

         Querer pasar la Vida por el cedazo de la Razón es como el que quiere coger Agua con una Cesta.

         Si Marx había gritado y terminaba su Manifiesto con “Proletarios de todos los países, uníos”, es porque sigue siendo un Ilustrado. Y la Ilustración es un movimiento cosmopolita. La razón humana es la misma para todos; las ideas y los ideales, también.
         Nietzsche reacciona en sentido contrario. El hombre es una abstracción, no existe. Lo que realmente existe son los hombres, los individuos. La salvación tiene que venir desde dentro y desde cada uno.

         Ya hemos pasado por la etapa de “camello” (el animal que soporta todo lo que le echen y que carga con las cargas más grandes porque, en esta vida, cuanto peor, mejor, más méritos para la otra. El “camello” es la imagen del “hombre cristiano” que considera esta vida como un “valle de lágrimas”. Es el que tiene siempre en su mente, presidiendo su conducta el “YO DEBO,  YO DEBO, YO DEBO…..”).

         Ya hemos dejado, también atrás, la etapa de “león” (el animal que es el rey de la selva, el que más puede, al que ningún otro animal se le resiste, el auténticamente libre, porque no está sometido a ningún otro. Sólo él es el Libre, todos los demás deben estar sumisos a él. El “león” es la imagen del “hombre ilustrado”, el que ha descubierto el arma de La Razón y va progresando y progresando y progresando… y no le ve límite a su progreso. Es el que tiene en su mente, presidiendo su conducta el “YO PUEDO, YO PUEDO, YO PUEDO….).

         Tenemos que pasar a la tercera etapa o metamorfosis, a la de “Niño”, a la etapa de la inocencia. Y ¿qué es lo que quiere un niño? JUGAR. Eso es/debe ser la vida, un juego. Un placentero juego. La vida tiene como meta ser vivida. El sentido de la vida es agotarla viviendo gozosamente. La vida no es/no debe ser sufrimiento, sino alegría. La vida no es una escalera que “sirva para” subir a otra vida. La vida no es un instrumento, un medio para otra cosa, la vida es un fin en sí mismo. La vida es una noria placentera en la que mientras vivimos, mientras estamos subidos en ella, debemos disfrutar, cantar, reír,…Y ¡maldita sea la hora en que se pare la noria y tengamos que apearnos de ella¡
.
         El niño es el que tiene en su mente, presidiendo su conducta, el “YO QUIERO, YO QUIERO, YO QUIERO…”.

         Es curioso, este Nietzsche, el mayor “insultador” (¡perdón por esta palabra, porque quizá sea un “palabro”) del cristianismo, el autor de El Anticristo, el que le achaca al Cristianismo toda la decadencia vital del mundo occidental, el que…. Al final, me está recordando aquello de “en verdad, en verdad os digo que, si no os hacéis como niños no entraréis en el reino de los cielos”- que dijo el Nazareno..
        
         Adiós a Dios. El hombre ha tomado las riendas de la historia y de su destino. Pero si “Dios ha muerto”, como dice Nietzsche, “la Diosa Razón” nos está matando. NI LIBERTAD, NI IGUALDAD, NI JUSTICIA.

         Se acabó LA SEGURIDAD. Tenemos que acostumbrarnos a vivir a la intemperie, al día. No hay camino. Hemos arrancado los postes indicadores, las señales de la carretera, que nos llevaban al cielo o al infierno, porque ambos eran los productos de la imaginación de un hombre enfermo, infeliz, mísero, pero ansioso y deseoso de que existieran (es lo que G. Puente Ojea denomina “la falacia conativa”).

         Estamos aquí, desorientados, pero tenemos que elegir, porque la vida sigue. Y no tenemos la seguridad de acertar, ni sabemos qué camino tomar, porque, como nos recordaba el poeta: “caminante, no hay camino; se hace camino al andar. Al andar se hace camino….”
         Debemos estar alerta, preparados, para saber resguardarnos de las inclemencias. Debemos tener previstas las salidas. “Al ratón que sólo conoce un agujero, a ese pronto lo pilla el gato” – me solía recordar mi analfabeta pero sabia abuela María.

         Preparados para poder sortear los peligros de la NO LIBERTAD, de LA DESIGUALDAD y de LA INJUSTICIA. Como el egoísmo está solidificándose en la naturaleza de cada uno de nosotros, la solidaridad está ausente.

         Si La Seguridad está ausente, LA INCERTIDUMBRE  y LA DUDA son nuestras habituales compañeras de viaje.
         Si alguien os asegura estar “seguro, segurísimo”, rehuirlo o temedlo.

         No existe “la tabla de salvación”, sino aprender a nadar y mantenerse nadando. Nada hay seguro a lo que poder agarrarse. Incluso ese tronco al que te aferras va corriente abajo y ni tú ni él sabéis su destino.

         DIOS HA MUERTO
         LA SEGURIDAD HA MUERTO.

         El hombre actual, en un autoengaño cómplice, prefiere no pensar, no mirar y disolverse en la masa, ser un número más, un grano de trigo más, perdido, anónimo, en el montón, que es lo que realmente existe.

         Hay miedo a la diferencia. Pueden apuntarte y señalarte con el dedo, se teme a la originalidad, a la singularidad. Se lleva el “pret-a-porter”.

         Dio era/siempre fue:
                                  -  El dispensador del Orden.
-         El sentido del mundo.
-         El garante de la verdad.
-         El garante del bien.

         Pero “Dios ha muerto”, o, mejor “lo hemos matado”. ¿Cómo puede seguir funcionando todo, todavía?.

         Nosotros lo hemos sustituido por un dios alternativo, por nosotros mismos, por nuestra Razón, “La Diosa Razón”, que nos iba a hacer más Libres, más Iguales, más Fraternales y más Solidarios y más Justos y ¡fíjate dónde nos ha llevado¡.

         Ese ateísmo reinante en nuestro mundo, no es una campaña contra Dios, es el olvido de Dios.
         Dios ha dejado de ser necesario en nuestra vida. Está muriéndose de aburrimiento, de inanición.

         Nuestra Diosa, la excesiva confianza en nuestras fuerzas, el excesivo optimismo, nuestra última gran creencia, la “creencia en la Razón”, “la creencia en la ciencia” nos ha traído, de momento, dos guerras mundiales y, actualmente, estamos asistiendo, en directo, a la guerra real universal de la pobreza y de la muerte, pero, como lo vemos en la tele, lo tomamos como un espectáculo televisivo.
         Estamos perdiendo la guerra contra el hambre, la enfermedad y la muerte pero lo interpretamos como un reportaje, como un drama montado por un director y no como una tragedia real a la que se enfrenta, “sin armas”, una gran parte de la humanidad.

         He ahí el gran fracaso del gran proyecto humano de la Ilustración.

         Somos incapaces de acabar con esa tragedia pero estamos preparados para una guerra nuclear. ¡Qué contradicción¡.

         Basta con que un loco se sienta, de nuevo, llamado o ungido por un dios para que purifique al mundo y lo libre del diablo para que todo esto se convierta en un infierno.

         Los occidentales hemos sacado tanto pecho que, sabiéndolo o sin saberlo, estamos engordando nuestra vanidad y estamos necesitados de una cura de adelgazamiento, una cura de humildad, de renuncias, de poner entre paréntesis tanto texto que llevamos escrito.

         Nosotros, creadores de la tecnología, hemos caído “enredados” en sus “redes” y ella nos ha convertido en “drogo-tecno-dependientes”. ¿Podríamos, tu y yo, hoy, ahora, vivir sin  tele, sin coche, sin móvil, sin lavadora, sin aire acondicionado, sin frigorífico, sin microondas, sin gas, sin ordenador, sin Internet, sin…..sin……sin…..sin….?.

         El burlador burlado.
         Desvivirse trabajando para vivir sin tiempo para disfrutar de la vida.

         Vivimos en un mundo manifiestamente mejorable.

         ¿Pero es que La Razón es unidimensional?. ¿Es que sólo existe la Razón Científica, con la meta de saber y crear cosas?. ¿Es que no hay una Razón Moral cuya meta es hacernos mejores?. ¿Es que no hay una Razón Social cuyo fin es la mayor felicidad para el mayor número?. ¿Es que no hay una Razón Estética, para crear y contemplar, disfrutando, la belleza?. ¿Es que no hay una Razón Comunicativa que nos ayuda a contactar con los demás para entendernos y emprender proyectos en común?.

         ¿Cómo, siendo tan inteligentes, hemos podido ser tan torpes para dejarnos “matrimoniar” (¡perdón¡, otra vez) por la primera razón que se cruzó en nuestro camino, la razón científica?. Y ahora, encima, nos quiere negar el divorcio, (¡nos lo está poniendo tan difícil porque nos tiene cogidos por los…..¡) para que podamos convivir con las otras Razones.

         Como diría aquel agnóstico, (yo, por ejemplo): “Señor, perdónanos, que ni sabemos lo que hemos hecho ni somos conscientes de lo que estamos haciendo”.

         LA MADRE QUE LA PARIÓ    

            LA MADRE QUE NOS PARIÓ.

No hay comentarios:

Publicar un comentario