Lo que hizo el Tribunal Supremo hace algunos años fue algo
de sentido común, algo así como decirles
a los padres:
“No nos creemos que Uds. padres, no quieran lo mejor para
sus hijos, que no quieran que sus hijos aprendan y practiquen un comportamiento
cívico, que sean ciudadanos, que sepan cuáles son sus derechos y sus deberes y que
los pongan en práctica.
No nos creemos que Uds.
padres, no quieran que la ciudad, ese claustro social en que sus hijos viven y
tienen que vivir, no sea mejor, más rica, que ofrezca más oportunidades, que
esté moralmente sana.
No nos creemos que Uds.
padres, quieran privar a sus hijos de la “ciudadanía”, porque ese es el campo,
el terreno en el que sus hijos van a vivir. Sus hijos tienen que conocerla para
detectar sus defectos y no caer en ellos y para comprobar sus virtudes e
incrementarlas”.
Esta materia no se la inventó Zapatero y el gobierno
socialista para comerles el coco a los muchachos metiéndoles en sus mentes
ideología, ideología, ideología.
No.
Lo que hizo el gobierno fue obedecer y cumplir una orden
expresa de la Unión
Europea del año 2001.
Según el Ministerio los contenidos de esta nueva materia debían
girar alrededor de cuatro ejes:
1.- Estructura ética de la sociedad.
2.- El régimen democrático.
3.- Los Derechos Humanos.
4.- Los principios de la Constitución Española.
¿Alguien sensato puede ver peligrosos estos contenidos y
oponerse a que sus hijos los estudien y objetar de conciencia, como lo hicieron
varias asociaciones de padres?
El problema surgió al especificar esos cuatro ejes, al
plasmar esos principios en cuestiones concretas, el modo de tratarlas, el
tiempo y espacio a dedicarle, en cuáles incidir más, en cuáles pasar como por
encima, con menos profundidad…
Pero, entonces, la disputa fue ya no la materia sino los
libros de texto.
Si yo, entonces, hubiera sido padre, con hijos en edad
escolar (esta materia iba a impartirse sólo una hora a la semana, en 5º ò 6º de
primaria y en 1º ó 2º ó 3º de E.S.O.) me hubiera pasado por el centro escolar,
en el mes de Junio, para mirar el tablón de anuncios y ver qué libro de texto
(qué editorial) había sido el aprobado por el seminario/departamento
correspondiente y, si hubiera podido ser, informarme qué profesor iba a
impartirla.
Porque, al final, más
que la materia, más que el libro de texto, lo más definitivo y determinante (y
todos lo sabemos) iba a ser el profesor
y su metodología.
En esta materia, más que en
ninguna otra, el “quién” y el “cómo” priman sobre el “qué” enseñar.
De hecho el tratamiento de ciertos ítems según los trataban las editoriales (los autores) se parecían
unos a otros como una silla a una castaña.
Uno abría y ojeaba, en
su mano derecha, (y nunca mejor dicho) el libro de la Editorial Casals ,
y a muchos (a mí, entre ellos) les daban ganas de correr; pero si otro abría y
ojeaba, en su mano izquierda (y nunca mejor dicho) los textos de la Editorial Octaedro
o de Akal, a otros tantos les daban ganas de echar a correr y no parar. Claro
que si abrías y ojeabas, con los ojos y la mente abierta, el de la Editorial S.M ., cuyo
autor es J.A. Marina, a muchos nos daban ganas de pararse, cogerlo y
saborearlo, incluso el de la Editorial Editex , más en el centro o más
equidistantes de los extremos.
He sido, soy y seré un defensor acérrimo de una materia,
como ésta, que implique a los muchachos en la sociedad.
Incluso voy más allá.
Igual que hay materias que tienen una parte teórica y otra
práctica, como la Química
(clase + laboratorio) o las Ciencias Naturales (clase + campo) o Historia
(clase + archivos y bibliotecas) o la Geología (clase + montañas, ríos,…), también la Educación para la Ciudadanía debería
tener una parte teórica y otra práctica visitando asilos de ancianos,
hospitales infantiles, organismos de tráfico, bomberos, cárceles, centros de
parapléjicos por accidentes de circulación,… visitas a centros u organismos
sociales aún a costa de algo menos de conocimiento (para el que siempre habrá
tiempo de adquirirlo).
Enfrentar al alumno con problemas reales del momento: el
derecho a viajar en avión y el derecho a la huelga de los pilotos; el derecho a
bajarte artículos de Internet y el derecho de autor de quien lo ha trabajado y
lo ha escrito…
El gran problema que subyace, no sólo en esta nueva materia,
sino en la enseñanza en general, es un error en el punto de partida.
Hay cuestiones que deberían ser de Estado y no de Gobierno.
Las relaciones internacionales, las fuerzas armadas, la enseñanza, la sanidad,…
pero cuando un partido gana las elecciones, y gobierna, lo primero que hace es
cambiar la enseñanza, la sanidad,… pero envuelta en ropajes vistosos:
“optimizar recursos”.
¿Qué tipo de ciudadanos queremos? ¿Es una cuestión de
Estado, gobierne quien gobierne, o es una cuestión del gobierno correspondiente?
Nos haría falta un Gran Pacto entre todos los partidos.
Volvamos a los libros de texto.
Por lo general, casi todos, dividían aquellos cuatro ejes,
en ocho temas.
Por ejemplo, el 1º, “Las relaciones interpersonales”.
Mientras Octaedro lo dividía en ítems como: sexualidad y
afectividad, distintos tipos de familia, la prevención del embarazo no deseado,
los métodos anticonceptivos, y Akal, otro tanto de lo mismo…. Editex trataba
del cuidado de las personas dependientes, de la situación de la infancia, del
acoso en las aulas, del “bulling”, de los Derechos Humanos.
En el tema segundo, Octaedro y Akal incidían en el tema de
la homosexualidad, la represión que han sufrido los gays a lo largo de los
años… mientras Editex y S.M. hablaban de la participación y colaboración, del
voluntariado como forma de solidaridad, sobre la seguridad vial….
En el tema tercero Octaedro hablaba sobre los discapacitados
y su integración en la sociedad…. mientras que Editex hablaba de los Derechos y
Deberes del ciudadano, de la
Declaración de los Derechos del hombre, de la mujer y cómo ha
llegado a conquistar derechos antes exclusivos del varón…
En el caso del texto de S.M. de J.A. Marina es curioso que fuera
recomendado hasta por la
Iglesia para sus centros privados o concertados
Uno de los ítems más polémicos era el de “la familia y sus
distintos tipos”.
Otro era el tema de “la sexualidad”.
Marina le dedicaba 2 páginas: sexualidad humana orientada
además de a la procreación a las relaciones afectivas y sentimientos profundos
como el amor. Santillana incidía en la no discriminación por razones de sexo.
Octaedro le dedicaba 20 páginas (de 150) y hablaba de la prevención de las
enfermedades de transmisión sexual, de los diversos métodos anticonceptivos, de
la homosexualidad y la represión tanto civil como religiosa a lo largo de los
siglos, de las distintas formas de expresión de los sentimientos.
Cuestión espinosa para los sectores más tradicionales éste
de la dimensión humana de la sexualidad, como también lo es el pluralismo moral.
OCTAEDRO se quejaba de “las acusaciones aparecidas en
algunos medios de comunicación donde hacen referencia a unas notas de la Conferencia Episcopal
y de la C 0NCAPA
sobre el tratamiento que damos a algunos temas”.
Se declara “escrupulosa en el cumplimiento legal y acorde
con la
Constitución Española y la Declaración Universal
de los Derechos Humanos”.
Luego analizaba puntos que habían originado la controversia,
y lo hacía en un doble plano: 1.- Lo que dicen que dice el texto. 2.- lo que
realmente dice el texto; siendo, por lo tanto, dichas acusaciones fruto del
error de los intérpretes, no de los autores.
Apostaba por “el respeto, el diálogo, la tolerancia y el
pacto” como valores morales.
AKAL, por su parte, exponía una declaración de los autores
sobre “la campaña mediática desatada en su contra”. Una “falaz campaña
orquestada por los medios de la derecha española contra nuestro libro que se
basa en una sarta de mentiras sin escrúpulos, mentiras absurdas, tanto respecto
a su contenido como respecto a nuestra posición”.
Iba analizando los reproches y las críticas que le hacían y
se defendía de varios medios de comunicación, de prensa, radio y televisión.
Se quejaba de que llamaran a su libro “el libro de Zapatero”
porque consideraban que su libro era un anti-manual, anticapitalista,….
Es decir, y para terminar, que en esta materia, objetada por
algunos padres, había de todo, como en botica.
Pienso que más que objetar sobre la materia la objeción era sobre
el tratamiento que se le daba a algunos temas, en algunos libros de texto, por
lo que, me temía que, tras la sentencia del Tribunal Supremo, volverían a la
carga sobre los libros de texto.
Y eso fue lo que vimos.
¿Y hoy?
Pues, a pesar de que el
Consejo de Estado pedía que se mantuviera la Educación para la Ciudadanía ya que, y
según el Consejo de Europa y de la Unión
Europea , desde el año 1.997, propugnan como “objetivo
educativo de la Unión
velar por el aprendizaje de los valores democráticos y de la participación
democrática con el fin de preparar a las personas para una ciudadanía activa”,
el Ministro WERT y su LOMCE no la incluía ni siquiera en el borrador del 2.012
y en su lugar pone “Valores culturales y sociales” y “Educación cívica y
constitucional” como “Alternativas a la Religión ”, que será evaluable y cuya nota será
tenida en cuenta, incluso para la nota final.
O sea, que un alumno que opte
por Religión no estudiará sus alternativas y el que opte por las alternativas
no podrá estudiar Religión.
Sólo Andalucía, en las
Materias de Libre Configuración, rescata la EpC.
En Canarias aparece
“Educación emocional y para la creatividad”.
En Valencia “Cultura del
pueblo valenciano”.
En Murcia “Conocimiento
aplicado y lengua de Signos”.
En….
En…
¡TÓCATE LOS HUEVOS, PEDRÍN¡”.
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