"Lento, callado
y amargo, el camino de las mujeres dentro de la Iglesia " –Dice una
teóloga brasileña.
Me pregunto, yo, si
hay camino, aunque sea lento, aunque sea callado, aunque sea amargo, o es, más
bien un muro, un callejón sin salida, un espejismo.
No sólo el poder
político ha estado y está (¿seguirá estándolo?) sobre todo, cuantitativamente, en
manos de los varones.
También el poder
religioso, el poder eclesiástico. Y, en éste, ni paridad, ni cuotas.
¿Alguna mujer está presente
en los centros de poder en la Iglesia Católica ?
¿Alguna mujer en los
cónclaves, donde se dirime la máxima autoridad de la Iglesia ?
¿Alguna mujer
presente en los Sínodos de los Obispos?
La mujer ha sido
considerada como la receptora y depositaria de las grandes virtudes marianas
(virginidad, sacrificio, abnegación, entrega, madre, protectora, compañera,
devota, fiel, guardiana del hogar, pilar de la familia, motor de la sociedad,
transmisora de valores, la reina de la casa….).
Y la mujer no quiere
seguir siendo "símbolo de la fecundidad, modelo de belleza, muñeca de
colección. SOY MUJER". ¿Recuerdan? Día internacional de la mujer. 8 de
marzo.
La mujer debe
reprimir su sexualidad, y por supuesto su sexo. Sólo con su marido. Siempre a
su disposición. El débito conyugal. Sólo tierra fértil. Sólo reproductora. No
al placer.
Creo que fue el Papa
Juan Pablo II quien afirmó que fue voluntad de Cristo ordenar sacerdotes sólo a
varones.
¿De verdad?
¿Durante toda la
historia ha sido así? ¿Debería haber sido así? ¿Debe seguir siendo así?
Un error es
confundir "Iglesia" (poder) con "Religión" (vida, vivencia,
interior).
Jesús de Nazaret era
alérgico al poder, a todo tipo de poder. Al poder económico (escena del
templo), al poder religioso (el Sanedrín), al poder político (Pilatos).
Si el Papa es el
vicario de Cristo en la tierra y "vicario" significa
"representante" ¡Qué mal representante ha sido a lo largo de la
historia¡
Querer convencer
desde el poder es absurdo, es, pues, imposible.
Desde el poder se vence,
no se convence.
La poderosa es la
palabra, no la espada.
Quien detenta el
poder no dialoga, no propone, sino que impone.
El poderoso no tiene
autoridad por vencer. La victoria siempre es autoritarismo. La autoridad, por
el contrario, se conquista.
La autoridad es un
poder que sólo se obtiene por el libre reconocimiento de los otros.
El poder impone el
orden. Su poder es autoritario. La autoridad propone, siembra, mima la paz.
Pero la paz no es
orden.
El orden no es,
necesariamente, paz.
El orden se impone
desde el poder hasta con la fuerza, con la tortura o con la censura.
La paz es otra cosa.
La paz se conquista
con la autoridad de la conciencia.
Un dictador, un
militar, viven por y para el orden.
Un maestro, un
profeta, son sembradores de paz.
Lo que ponía, en
letras muy grandes, en la escuela de mi pueblo, en aquellos años infantiles,
"25 años de paz", no era verdad. Fueron sólo "25 años de
orden", ¡y ¡ay¡ de aquel que intentara desordenarlo¡
A veces los grandes
genios culturales proclaman grandes pensamientos bárbaros.
Creo que fue el gran
Goethe, el del cociente de inteligencia nunca superado por ningún otro mortal,
según aprendí en Psicología, en el Pinillos, quien afirmó: "Prefiero la
injusticia al desorden".
¡Una barbaridad¡ -
oiga.
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