lunes, 15 de diciembre de 2014

¿DISEÑO INTELIGENTE? (2)


         Hagamos algo de historia del Diseño Inteligente.

         Fue en 1802 cuando el reverendo inglés William Paley escribía que si una persona encontraba un instrumento muy complejo y preciso, como un reloj, nos forzaría a concluir que tuvo que haber alguien, un relojero, que lo hubiese construido y con una finalidad.
         El esquema es sencillo: reloj – relojero – diseño – fabricación – resultado final.

         (Antes de continuar. Si el reloj es un ser “artificial”, necesita un “artífice”. Pero los organismos, el sol, el universo… ¿son, como el reloj, unos seres artificiales?)

         Es el argumento históricamente denominado del Designio o argumento Teleológico, que ya fue criticado por Hume, en el XVIII, en su obra “Diálogos concernientes a la religión natural”.
         Dice Hume que desde un reloj encontrado se puede formular una hipótesis para responder al “por qué” pero no es un criterio válido de prueba y verificación.

         Yo solía decirle a mis alumnos de Bachillerato que si hay reloj (ser artificial) tenía que haber habido un relojero (causa eficiente), pero que desde el mero y simple reloj, sin más, no podíamos concluir si el artífice era varón o mujer, si estaba soltero o casado, si era suizo o japonés, si era guapo o feo…. Ni podíamos saber por qué/para qué lo había fabricado, si por ganarse el salario, si por capricho, si por no estar aburrido, si porque era una promesa, si porque si no lo mataban, si era el regalo para que el pretendiente se casara con su hija… ¿cuál había sido la intención de ese relojero?

         Responder con “Dios” a la pregunta del porqué de los seres naturales, no es una respuesta científica, al no ser Dios objeto de ciencia, al no ser ni verificable ni falsable.

         Últimamente, en el Taller de Ciencias del Aula de Mayores hemos estado viendo a Richard Dawkins, el “rottweiler de Darwin”, un gran crítico del Diseño Inteligente tanto desde la Genética, como desde la Embriología o desde la Biología molecular.

         Expone Dawkins que la Teoría de la Evolución, actual, que va más allá de la expuesta por Darwin, explica tanto la aparición de la vida sobre la tierra a partir de la materia inorgánica como la complejidad de los actuales organismos vivos.

         Los nuevos promotores y defensores del Diseño Inteligente son muy recientes. Fue en 1992 cuando 4 personas, ligadas al mundo de la ciencia y la universidad, y fervientes creyentes, se lanzaron a la propagación y defensa de la misma.

         Para todos ellos el modelo científico de la Evolución por selección natural es insuficiente para explicar el origen, la complejidad y la diversidad de la vida, y que el universo está demasiado bien adaptado para las creaturas vivientes como para pensar que es así por puro azar.

         Uno de ellos, M. J. Behe, el único investigador científico del grupo, bioquímico, en 1996, publicó sus ideas en un libro, “Darwin´s Black
box” (traducido como “La caja negra de Darwin: el reto de la bioquímica a la evolución”).

         Behe habla de la “complejidad irreductible”: Ciertos sistemas biológicos están formados por piezas, elementales y armónicas, pero tan bien ajustadas entre sí para realizar cierta función, interactuando entre ellas, tal que el sistema deja de funcionar si se elimina alguna de ellas; y como todos estos elementos son necesarios, no pudieron haber evolucionado por etapas sucesivas, que serían incompletas e inútiles.
         Los “sistemas de complejidad irreductible” no pueden haberse formado gradualmente, suponen un diseño, por lo tanto reclaman un diseñador.
         Pone el ejemplo de la complejidad del escarabajo bombardero (imposible sin diseño) para defenderse de sus depredadores. (A lo que le respondería, replicándole, Dawkins).
         Suele poner ejemplos de seres artificiales como la ratonera, la bicicleta o la nave espacial, en las que si falla una pieza no se realiza la función.
         ¿Pero éstos no son seres artificiales que requieren un artífice?
         Mi pregunta es si la finalidad de la función era previa a las piezas o si por ser ésas y así esas piezas se realiza esa función.

         Es la “complejidad irreductible” o el “sistema irreductiblemente complejo”
         ¿Se da, también, en la naturaleza?
          Behe pone como ejemplos el cilio, el flagelo bacteriano, la coagulación sanguínea, el sistema inmunológico, la célula, que se explican mejor por un agente externo inteligente que por la acción de un proceso no dirigido, como la selección natural.

         Si encontramos algo que no se puede explicar por la regularidad de las leyes naturales, ni por el azar à


         Todos estos ejemplos de Hebe han sido explicados, actualmente, por los biólogos desde la Teoría de la Evolución.

         Otro defensor del Diseño Inteligente es W. Dembski, que nos habla de “sistemas de complejidad especificada” y la inferencia del diseño.
         En realidad el “diseño” que propone es la versión actualizada de la “finalidad” aristotélico-tomista.
         Nos pone los ejemplos de las flechas, el blanco o las dianas…. luego no es casual, se infiere la presencia de un arquero. Es la 5ª vía tomista.
         Si existe “diseño” en la naturaleza, entonces no todo se reduce a azar y necesidad.
         Para inferir ese “diseño” propone Dembski tres características: Contingencia, complejidad y especificación.

         Si no hay contingencia à necesidad.
         Si no complejidad à azar
         Si no especificación à azar.

         Pero si se dan las tres à Diseño.

         Sin embargo, muchos defensores del D.I. afirman que no se va desde el diseño al diseñador (desconocido), sino que tiene que haber alguien ajeno al diseño (sin saber quién es ni cómo es), pero que tiene que ser, tiene que haberlo.
         Inferir que tiene que haber es distinto a saber quién es y cómo es.

         Habla Dembski de C.S.I. (Información Compleja Especificada). Dice que, por ejemplo, las máquinas o el idioma tienen mucha C.S.I., por lo tanto son un diseño à alguien ajeno a ellos tiene que haber.

         La clave, por lo tanto, es si en la naturaleza hay sistemas tan complejos que son inexplicables como una suma de factores aleatorios, como simple producto del azar. Y si no hay azar, entonces hay propósito, es decir, inteligencia.

         La Selección Natural trabajó sobre lo disponible en cada momento.
         La Selección Natural es un mecanismo antiazar. Un nuevo carácter puede ser ventajoso, neutro o desventajoso, pero siempre supone la presencia no de un individuo sino de mucha población y mucho tiempo.
         El componente azaroso del proceso evolutivo corresponde a la producción o aparición de mutaciones. Siendo los genes, como todos saben, la materia prima de la Selección Natural.
         La evolución biológica se produce por ensayo y error y la “perfección del producto” dependerá de las mutaciones disponibles y de las condiciones ambientales.
         Los fundamentalistas dicen que todas las mutaciones son desventajosas, causantes de daño y/o enfermedades. Y es verdad para un alto porcentaje de mutaciones.
         ¿Cómo casa este hecho con un mundo Inteligentemente Diseñado?.
         Un Diseñador Inteligente, teniendo todos los medios, ¿no haría Diseños Definitivos y no pasajeros?.
         ¿Por qué el Diseñador Inteligente ha diseñado tan mal la irrigación sanguínea?.

         Puesto que han ocurrido varias extinciones, ¿a cada extinción le sucede una sucesiva creación?.

         Los paleontólogos, por ejemplo, explican cómo, al cambiar de funciones, de las patas de los dinosaurios saldrían las alas. O la explicación sobre el falso pulgar del panda gigante.

         Pero veamos qué ocurre: 1.- En el Universo y 2º.- En los seres vivos, como resultados de la evolución.



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