lunes, 15 de diciembre de 2014

¿DISEÑO INTELIGENTE? (1)

¿DISEÑO?. ¿INTELIGENTE?


         Los diseños, si los hay, son/tienen que ser inteligentes.
         La naturaleza no diseña. La naturaleza produce, actúa, y sale lo que sale, cuando sale algo.
         En la naturaleza creadora, en el proceso evolutivo, no hay una finalidad previa a la que llegar. No hay un “punto omega” al que tender. El punto omega es/sería el punto al que, tras muchos avatares, ha llegado. En otras circunstancias podría haber llegado a otro punto.
         La naturaleza evolutiva no es teleológica, sino ciega, imprevisora. No siempre es progresiva. Hay más fracasos en su desarrollo que avances. Aprovecha los limitados órganos de los antecesores y la ventaja inmediata.
         Los modelos, inicialmente simples, se van refinando a través del tiempo y, a veces, se diversifican hacia usos imprevistos.

         La evolución natural no actúa según propósitos. Otra cosa es la evolución cultural. En ésta sí que hay finalidad, ella sí que es puro diseño. Se la llama “inteligencia creadora”. Creo que el adjetivo está mal empleado. Más bien es “creativa”. Ésta no es “ex nihilo”. Supone elementos previos sobre los cuales actuar.
         Un soneto, una silla, una catedral, una novela, un artículo como éste… son “diseños inteligentes”. Si existen, alguien tiene que haberlos creado. No son “seres naturales” sino “seres artificiales”. Y todo ser “artificial” requiere de un “artífice”, de un sujeto que antes de ponerse manos a la obra y/o mientras está en ella tiene en su mente el “diseño”, el “proyecto”, la “finalidad” de aquello que quiere crear.

         El artista, el creador, nada tiene que ver con el dicho: “si sale con barba, San Antón, si no, la Purísima”.
         El artista, el creador, va, intencionadamente a uno o a la Otra teniendo, previamente en su mente, y mientras actúa, el “diseño”, “el proyecto”, “la finalidad” de lo que quiere hacer. “Va a por ello”.
         ¿Ocurre eso mismo en la naturaleza? ¿Es la naturaleza como una silla o como un soneto, la realización de un proyecto?
         Cuando hay “un” diseño inteligente se requiere “un diseñador inteligente”. Pero las sillas y los sonetos son “seres artificiales”, que requieren la presencia y la actuación de “unos artífices”.
         Pero la Naturaleza no es un “ser artificial”, sino un “ser natural”, “EL ser natural por excelencia”. Si decimos de ella que es no “un” sino “EL” Diseño inteligente por antonomasia, estamos reclamando la presencia y actuación no de “un” diseñador (un carpintero o un poeta), sino de “EL Diseñador Inteligente”, de Dios.

         Transpolar al plano metafísico lo que ocurre en el nivel físico es un paso, un salto en falso. Una casa y una montaña, un libro y un río, son seres que habitan en distintos ámbitos de realidad, ambos son entes, pero de distinta entidad.

         Se comete el llamado “error de categoría”.
         Puesto que ambos son “seres”, tanto los artificiales como los naturales, lo que puede aplicarse a “unos” no puede o no debe aplicarse a los “otros”. Lo que sí vale para los artificiales (diseño-diseñador) no vale para los naturales.
         Afirmar que la naturaleza es como una silla, realización, objetivación, plasmación de un diseño inteligente, es lo que deberían probar los partidarios de El Diseño Inteligente.

         Hoy día, tanto desde la Geología como desde la Biología, no se puede concluir que estemos en presencia de Diseños Inteligentes.
         Son muchas y muy variadas las imperfecciones que podemos comprobar en el mundo y son muchos los fallos en diseño tanto en los organismos en general, como en el hombre en particular,

         Cuando, durante esta Semana Santa, Chema, un amigo sevillano, gran dialogador pero más discutidor, soltó las palabras “diseño inteligente”, se me revolvieron las neuronas.
         Cuando le advertí que eso era la estratagema de la derecha política ultraconservadora religiosa de Estados Unidos para introducir la enseñanza de la religión en las escuelas (ya que la Constitución americana lo prohíbe), entonces fueron sus neuronas las que se revolucionaron.
         Parecíamos dos gallos de pelea.

         Nada más lanzar Darwin su Teoría de la Evolución, salieron seguidores entusiastas y detractores furibundos.
         Un biólogo, llamado Mirat, insistía en que ojos y alas son estructuras demasiado complejas como para haber evolucionado mediante pequeñas modificaciones. “Debieron aparecer instantáneamente”.

         Hay que decir que los organismos poseen estructuras innecesarias y, muchos órganos, de Diseño Inteligente “nada de nada”.
         Igualmente, recordar que la especiación ha ocurrido  tanto de forma gradual como de forma rápida, sin saber, hoy día, cuál de los dos métodos predomina...
         Igualmente, recordar que tampoco existe, en muchos casos, una delimitación clara de las especies. Ésta es imprecisa y, en parte, convencional. (Por ejemplo, los elefantes africanos vivientes ¿conforman 1, 2 ó 3 especies? Ni los especialistas se ponen de acuerdo).
         A la acusación de los antievolucionistas de que faltan eslabones concretos y claros de la evolución, hay que recordar que las especies fósiles muestran caracteres intermedios entre el antecesor y los descendientes, por ejemplo, claramente en el caballo: también en el hombre.
         El fósil intermedio más popular es el Archaeopterix, con caracteres de dinosaurios y de ave.

         A este modelo antievolucionistas están volviendo los seguidores del Diseño Inteligente tras el fallo del tribunal americano contra su inclusión en la enseñanza.
         Creo, opino, afirmo, que el Creacionismo Científico es una pseudociencia (véase en www.tomasmorales.es el artículo “Ciencias y Pseudociencias”).
         El Diseño Inteligente no es ciencia por la sencilla razón de que sus defensores no usan el método científico.
         Porque no explican por leyes naturales.
         Porque apelan a realidades no observables.
         Porque es imposible experimentar con sus tesis.
         Porque no pueden hacerse predicciones.
         Porque sus hipótesis no son falsables.
         Porque, al no ser falsables, ni siquiera son teorías.
         Porque no proporcionan mecanismos que expliquen lo que ocurre.
         Porque no tienen capacidad para resolver problemas que puedan plantearse en el ámbito biológico.
         Porque es una puerta trasera por la que intentan colar la religión.
         Porque sólo es “un acto de fe”, contra las evidencias científicas.
         Porque, en el fondo, es una llamada a la ignorancia.

         “Pseudociencia con caracteres dogmáticos” – así la califican tanto los científicos como lo escépticos. Consideran el Diseño Inteligente como una “justificación a posteriori de una creencia en un Creador”, el Dios de las religiones monoteístas. Una “versión del creacionismo antievolucionista que busca la respetabilidad que el creacionismo clásico, bíblico y literal, había perdido.
         En realidad, es una versión modernizada del argumento teleológico (la 5ª vía tomista) de la existencia de Dios.
         El Diseño Inteligente se opone a la Evolución Teísta y al Creacionismo Evolutivo, que admiten tanto a Dios como a la Evolución.
         Ellos, sin embargo, sobre todo los que forman la P.S.S.I. (“Médicos y Cirujanos por la Integridad Científica”) no se consideran creacionistas, sino sólo antidarwinistas”.
         El Diseño Inteligente, dicen, no es creacionismo, ni teísmo, ni acto de fe. Es más bien agnosticismo, pero introducen la teleología.
         “Somos, sobre todo, antidarwinistas”

         Los darwinistas, en cambio acusan a los del Diseño Inteligente de ser una reedición  actualizada del creacionismo.
         El Diseño Inteligente es considerado, por muchos, como la “cuña” con la que se intenta romper la monolítica cultura materialista, instalada en el ámbito científico.

         Sería una manifestación del eterno debate entre la Ciencia (inmanente) y la Trascendencia, entre los Naturalistas y los Teístas.
         Darwin habría sido el que se atrevió a romper el pilar bíblico de la cosmovisión, tanto en su autoridad como en su contenido.
         Sin embargo, bajo esa capa de barniz verbal, detrás de ellos está el fundamentalismo ultraconservador.
         Así lo han entendido varios rectores de Universidades Españolas (León, Vigo,….) que afirmaron que el antidarwinismo no tiene sitio en la Universidad, negándole sus aulas para conferencias, del 17 al 25 de Enero de 2008, sobre el Diseño Inteligente, con un cartel anunciador “Lo que Darwin no sabía”, afirmando que eso iba más allá de la libertad de expresión.

         Pero el Diseño Inteligente, al ser asumido por la Iglesia Evangélica y grupos religiosos fundamentalistas es por lo que está teniendo una expansión y propagación a nivel mundial.
          Es el disfraz con que se quiere, en el fondo, ocultar una creencia, el creacionismo. Es una religión disfrazada de ciencia, para, de esta manera, poder ser impartido en las escuelas.
         Eso es lo que dice el Tribunal Supremo que en 1987  sentenció que el Diseño Inteligente es una “versión, disfrazada, del creacionismo religioso”, es el intento de un falso debate entre Evolucionismo y Diseño Inteligente, siendo así que es imperativo legal de la Constitución de  EE.UU. la neutralidad religiosa.
         Es por lo que los detractores del evolucionismo y seguidores del creacionismo, para poder entrar en las escuelas, en las clases de Ciencias Naturales, sustituyeron “creacionismo” y “creador” por “Diseño Inteligente” y “Diseñador Inteligente”, o sea, Dios, el Dios de las religiones monoteístas.
        
         Tampoco el Papa actual considera que “el hombre y su razón” sea un producto casual de la evolución. Es, para él, algo irracional. Aunque admite la evolución, como un proceso, no la considera como la respuesta final al “de dónde viene todo esto y cómo todo toma un camino que desemboca en el hombre”.
         “Hay muchas pruebas científicas a favor de la evolución, pero la evolución no responde a todas las preguntas del hombre, sobre todo a la gran pregunta: ¿De dónde viene todo? ¿Cómo la naturaleza ha emprendido un camino que llega hasta el hombre?” – dice el Papa – “sobre todo, la pregunta a cuál es el sentido de la vida”.
         Pero, me pregunto yo,  ¿acaso esa pregunta es científica?
         “Sin Dios la vida es un simple pedazo de la evolución, nada más, no tiene sentido para sí misma”
         Pero nosotros, ahora, sabemos quiénes somos, sabemos de dónde venimos, pero ¿saber a dónde vamos?

         La tierra ha sido, es y será un planeta hostil, peligroso.
         Entre el Cretáceo y el Terciario, hace 65 millones de años, desaparecieron el 75 % de las especies del registro fósil, incluidos, por supuesto, los dinosaurios.
         El 90% de las especies que algún día existieron sobre la tierra se han extinguido como consecuencia de cambios climáticos, de asteroides, de la actividad volcánica, de los movimientos sísmicos,….
         “Qué sentido tiene la vida, sin Dios” – pregunta el papa.
         Esas especies extinguidas podrían responderle.
         Y, a renglón seguido, añade: “esta visión es necesaria para comprender también el sentido del dolor”, “la bondad interior del sufrimiento, que nos hace más libres y más grandes”.

         Continúa el concepto de la vida no como estancia lúdica, agradable, feliz, sino como camino, como valle de lágrimas, como medio para, no como fin.
         Me pregunto yo qué sentido puede tener el dolor si no es como un aviso, un síntoma, de que algo no funciona bien en el cuerpo; y, peor aún ¿qué sentido puede tener el sufrimiento? ¿La moneda de cambio, el vale, el bonobús que te permite la entrada en el cielo? ¿Puede haber un Dios así de sádico?
         Según la Iglesia católica ni se excluyen ni se contraponen Creación y Evolución.

         La lucha ideológica, las acusaciones mutuas, los desencuentros, terminaron, teóricamente, en el año 2007, en un juicio, en el que el Juez declaró que el Diseño inteligente es el creacionismo disfrazado de un camuflaje pseudocientífico.

         Pero las pseudociencias y sus propagandistas parecen tener en sus venas el no poder estar callados, la altisonante y ubicua verborrea.

         En 1990 se crea una institución, Discovery Institute, en Seatle, ligado a una institución de ideología conservadora, de carácter religioso y político en sus fines y postulados, al que se acoge el Diseño Inteligente.
         Nos dicen los científicos que los organismos no están inteligentemente diseñados, son imperfectos, son los resultados finales, por el momento, de un mecanismo evolutivo ciego. Sabemos que han llegado hasta aquí, sabemos el camino recorrido, sabemos su “porqué”, pero no hay un “para qué”.

         Cuando se le achaca a la Teoría de la Evolución de Darwin que no da explicación al origen de la vida, hay que responder que no tiene por qué darla, porque para que haya evolución debe haber, previamente, vida, la que evoluciona.
         Lo que afirma la Teoría de la Evolución es que todos los organismos  proceden de un antepasado común, mediante modificaciones, y que no han sido creados simultáneamente.
         La Teoría de la Evolución, que parte de Darwin, es mucho más que Darwin.
         La Teoría Sintética de la Evolución, la actual, tiene en cuenta todos los avances que se han hecho y siguen haciéndose a nivel genético.

         Diseño Inteligente.

         La paradoja del Diseñador: ¿Y quién diseñó al diseñador?

         ¿Conocen la Teoría del Pastafarismo (los espaguetis voladores)?

         “Si el Diseño Inteligente (el creacionismo) va a entrar en la escuela, que se le dé a la Teoría de la Evolución 1/3 de tiempo, al D.I. otro 1/3 y al pastafarismo otro 1/3”.





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