jueves, 23 de enero de 2014

6.8.- EL MOTOR Y EL COMBUSTIBLE.


 
¿Para qué quiero un potente motor si no tengo combustible?

¿Para qué quiero el combustible si no tengo motor?

Del motor depende la acción de ir, de caminar, de alejarse, de intentar llegar a la meta,…

Pero ¿y si no tengo meta a la que ir, objetivo que desear, propósito que conseguir?

¿Para qué quiero uno sin el otro o el otro sin el uno?

Ambos son necesarios.

Cuando utilizamos términos como “razón” o “razones” nos movemos en el ámbito de los móviles (objetivos, como el agua) o en el de los motivos (subjetivos, como la sed), regidos por reglas compartidas por todos al basarse en la “razón” y que seamos, todos, “racionales”.

Las razones, pues, universalizan el comportamiento humano.

Igualmente, cuando utilizamos términos como “pasión” o “pasiones” estamos moviéndonos en el ámbito en el que los comportamientos están regidos más por los instintos humanos, por los sentimientos, por las emociones,… que por la razón.

Razón y Pasión. Motor y Combustible.

Y es que el ser humano está doblemente estructurado:

         1.- Por una “dimensión racional”, con capacidad de pensar, en la consideración del hombre como “mente”.

         2.- Por una “dimensión afectiva o pasional”, con capacidad para sentir, como voluntad, como vida instintiva, en la consideración del hombre como “cuerpo”.

No somos “almas en un cuerpo como soporte” o “cuerpos en los que habita un alma”. Somos “almas corporeizadas” o “cuerpos animados”

La RAZÓN.

La Razón Teórica, como ser que conoce y Razón Práctica, como ser que actúa (KANT).

Razón Teórica: 1.- Subjetiva, 2.- Calculadora o instrumental, 3.- Científica (Razón Físico-Matemática).

Razón Práctica: 1.- Moral, 2.- Dialéctica, 3.- Vital, 4.- Histórica, 5- Crítica.

Pero ¿Actuamos tras Conocer?, ¿es el Conocer una “conditio sine qua non” del Actuar?

¿O es la Acción Humana la “conditio sine qua non” de la posibilidad del conocimiento?

Detrás o por debajo de la Razón hay una serie de fuerzas (emociones, sentimientos, voluntad) a las que podemos denominar “pasión” cuyo poder es superior a la mera racionalidad.

1.- SCHOPENHAUER: La Razón está subordinada a la “Voluntad de Vivir”.

Frente a la “tradición intelectualista” de que “nada es querido si antes no es conocido”, se impone la “tradición voluntarista” de que “nada puede ser conocido que antes no haya sido querido”.

Frente al “yo pienso” cartesiano, el “yo quiero” schopenhaueriano.

El “Querer” como condición del “Conocer” y del “Actuar”.

El Querer, la Voluntad, es la energía, la fuerza, que poseen “todos los seres” (inorgánicos y orgánicos, incluido el hombre)

La “fuerza” o “conatus” que “hace a un ser perseverar en su ser” (Spinoza).

La energía de la naturaleza es la “voluntad de vivir y de sobrevivir” superando, venciendo, todos los obstáculos que se interpongan.

La “Voluntad es la esencia del mundo, la fuerza que impulsa a todos los seres a seguir siendo y viviendo”

Una Fuerza desconocida pero que se manifiesta en su despliegue en el mundo a través de los seres que se esfuerzan por permanecer.

La “Voluntad de vivir” constituye la dimensión primordial y esencial del ser humano. Es su substancia.

Esta fuerza se manifiesta y se representa en el cuerpo humano, que es la sede de la Voluntad.

Nuestro cuerpo es la voluntad hecha visible, es “la visibilidad de la Voluntad”

El cuerpo es “voluntad corporeizada”, “voluntad objetivada” para la vida.

Frente a ella (la Voluntad) la Inteligencia o Razón, es un mero accidente, es un elementos secundario y accesorio, es un instrumento de la voluntad, una facultad de segundo grado cuyo objetivo principal es satisfacer los deseos de aquella.

La tarea principal de la Inteligencia es suministrar los datos indispensables para la vida individual y para la propagación de la especie.

Sea, dicho conocimiento, vulgar o científico.

La Inteligencia está al servicio de la Voluntad, con un fin práctico, orientado a la búsqueda de resultados prácticos.

La Inteligencia conoce las relaciones entre las cosas (Ciencias) pero no las cosas mismas, que se le escapan.

Es como el ojo, que ve, pero que no puede verse a sí mismo.

2.- NIETZSCHE: “La Razón está subordinada a la “Voluntad de Poder”

En el cuerpo se dan cita todas las fuerzas humanas (deseos, afectos, sentimientos, emociones, pulsiones,…), lugar propio de las “pasiones” (sexualidad, dominio,…) siendo la Voluntad de Poder la pasión que se erige por encima de todas las demás, como primera y primordial.

Lo que mueve al ser humano no es el deseo de conocer sino el de quererlo todo y dominarlo todo.

No hay conocimiento desinteresado.

Tras todo conocimiento está la “pasión por el poder”, por “dominar”.

La Razón, pues, es sólo un instrumento (aunque muy útil) de la Voluntad de Poder.

Esta Voluntad de poder puede estar dominada por:

         .- “Fuerzas reactivas”, que impiden el verdadero desarrollo de los impulsos humanos. Son, por ejemplo, los cristianos y su búsqueda de ilusiones quiméricas que, desentendiéndose de la esfera de lo sensible, se esfuerzan, hasta agotarse, en llegar a la esfera suprasensible.

Siempre serán esclavos. Esclavos de esas ilusiones, al creer que la verdadera realidad se encuentra en el otro mundo y no en éste.

La moral cristiana no es sino “una moral de esclavos”

         .- “Fuerzas activas”, propias de un espíritu libre, creador, generoso,… Son los “fieles a la tierra”, los que valoran la realidad sensible, esta vida, y que saben que “Dios ha muerto”, es decir, son conscientes de que sólo existe este mundo sensible. Mientras que los que enseñan y predican la trascendencia se engañan y engañan.

Este tipo de “hombre libre” es el SUPERHOMBRE, generoso y creador, “fiel a la tierra” y contra todo tipo de utopías sociales y de trascendencias religiosas.

Es el “hombre dionisíaco”, cuyo lema es “Vivir la vida y gozar de ella”, como el niño con el juego.

Es la Moral de Señores, de hombres libres, que a nada y a nadie obedecen porque no son esclavos de nadie ni de nada.

PASIÓN.

El concepto de “pasión” aparece en Unamuno como el “eterno conflicto, la continua lucha existente en el ser humano entre el Sentimiento y la Razón”, la contradicción continua entre “los argumentos de la Razón” y “las razones del Corazón”.

El hombre, en abstracto, no existe, sólo existe el individuo concreto, “el hombre de carne y hueso”.

Y sus intereses más próximos son dos: “el instinto de conservación” y “el instinto de perpetuación”, en virtud del cual surge el llamado “sentimiento trágico de la vida”, que impulsa a los individuos y a los pueblos a la búsqueda y satisfacción del deseo de trascendencia.

De “el hombre es un “animal racional” sólo hemos hecho hincapié en lo de “racional”, olvidándonos de lo “animal” que somos, “de carne y hueso, el que nace, sufre y muere”, el real, el de los sentimientos.

El hombre, en abstracto, es una idea. El hombre real es el hombre concreto.

“HAMBRE Y AMOR  hacen girar el mundo” (Schiller)

“Instinto de conservación” (hambre) e “instinto de perpetuación” (amor, sexo).

El animal, siempre obediente y obedeciendo a su instinto, nunca se equivoca, pero siempre se repite. Todas las abejas, desde siempre, hacen lo mismo. No progresan.

El hombre, en cambio, con su inteligencia, imagina, crea, inventa, razona,….pero se equivoca, puede equivocarse, pero innova, se perfecciona, progresa. No se repite.

El progreso humano descansa sobre la capacidad de equivocarse, de errar.

Hambre y Amor/ Comida y Sexo/ Yo y los Otros.

El Sentimiento trágico de la vida es esa pasión de quien se preocupa por dar sentido a su existencia.

Unamuno llama:

         .- “Estúpidos afectivos” a quienes ante el problema de la inmortalidad disuelven el problema (no lo solucionan) refugiándose en el agnosticismo y en el ateísmo (“agnosticismo racional”).

         .- “Estúpidos intelectuales” a quienes hacen del sentimiento religioso su consuelo y motivo de vida. Son aquellos que desprecian la razón sin haberla criticado previamente, son los creyentes dogmáticos, los que poseen la “fe del carbonero”, los que jamás ponen en duda sus creencias.

Son poseedores de una fe infantil, basada en un sentimiento religioso que no tiene fuerza, que no tiene vida.

Unamuno, antes estas dos posiciones, propone una “duda de pasión”, fruto de la contradicción y la duda entre la Razón y el Sentimiento.

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