El ideal sirve como
arquetipo. Todos llevamos, dentro de nosotros, ese hombre ideal con el que nos
comparamos y a la luz del cual nos juzgamos. Por eso podemos hacernos mejores
de lo que somos, cuando intentamos hacer coincidir nuestra forma de obrar con
la forma ideal de obrar, aunque nunca lo consigamos
En el lenguaje común el
término “ideal” puede ser usado como adjetivo (“el novio ideal”, “el estudiante
ideal”,…) y, en este caso, equivale a “modélico”, “perfecto”, “digno de
imitar”,…
Pero también puede usarse
como substantivo (“Los ideales de la juventud son muy distintos a los de sus
mayores”, “la sociedad actual carece de ideal”,…) y, en este caso, equivale a
“meta”, “valores a alcanzar”, “aspiraciones”,… más perfectos, mejores de los
que hay.
Además también puede
aplicarse, no sólo a los individuos, también a las sociedades. Hay “sociedades
ideales” a las que poder o deber aspirar. En este caso estamos hablando de
“proyectos históricos”.
En cada época, en cada
sociedad, podemos encontrar dos tipos de personas: las que se adaptan a las
circunstancias, a lo que hay, las que se conforman con la situación presente y
las que, poniendo de manifiesto las injusticias y deficiencias del tiempo y de
la sociedad en que viven no se conforman con ello y quieren/desean/intentan
cambiarlas, para mejorarlas.
Las podemos llamar “fuerzas
conservadoras” (las que desean conservar lo que hay, justifican el orden
establecido y defienden su estabilidad) y “fuerzas progresistas” (las que
desean cambiarlo, proponiendo nuevos ideales a conseguir, para constituir una
sociedad mejor.
Así surgen las “utopías”.
“Utopía” (de “ou” y “topos”),
no-lugar, ningún lugar, lugar que no existe. Palabra creada por T. Moro, en el
XVI, título de su obra Utopía y que le sirve para designar una isla imaginaria
cuyos habitantes poseían una organización perfecta, sin injusticias, sin
pobres, sin problemas sociales,…
Esta palabra “utopía”
serviría, después, para designar “todo proyecto ideal que, en el momento de su
formulación, no sólo no existe, sino que parece irrealizable”.
Utopías las hay de muy
diverso tipo: religiosas, políticas, económicas, sociales o científicas (como
luego iremos viendo).
Mientras las “fuerzas
conservadoras” se empeñan en mantener el statu quo y su deseo es que el futuro
sea como el presente o, incluso, como el pasado (los románticos), las “fuerzas
progresistas” sólo miran hacia el futuro, a salir del presente, deficitario, y
llegar a un futuro mejor.
También puede haber utopías
literarias, de imaginación desbordada (Julio Verne: De la tierra a la luna,
20.000 leguas de viaje submarino…
Pero, desde el punto de vista
social, debe entenderse por pensamiento utópico sólo el pensamiento
progresista, el que se encuentra comprometido con las circunstancias sociales,
económicas y políticas, pretendiendo modificarlas a favor de una mejor
organización o de una mayor justicia social.
Al conductor hay que
advertirle que conducir mirando por el espejo retrovisor no es la mejor manera
de conducir. Hay que mirar por el parabrisas, hacia adelante, hacia la meta. La
meta está delante, con la esperanza de llegar, o al menos intentarlo, no está
detrás, en la añoranza del pasado.
Las Utopías constituyen el
verdadero motor de la historia.
Incluso cualquier programa
electoral, de cualquier partido, es un cúmulo de promesas a conseguir para
mejorar la situación actual (otra cosa es que, luego, tras prometer, no cumpla
las promesas sino que gobierne por lo contrario).
Y cuando hablamos de progreso
no nos referimos fundamentalmente al modo científico-tecnológico (que también)
sino al modo más humano y más justo de vivir.
Pero de poco sirve que un
individuo lance su Utopía, porque como no tenga detrás un grupo, poca
efectividad va a tener, como ocurrió con la comunidad primitiva cristiana, el
pueblo llano en la Ilustración, o las organizaciones obreras de XIX y XX con
las ideas marxistas.
Gandhi no era sólo Gandhi,
era una gran parte (si no toda) la comunidad india la que aspiraba (Utopía) a
desuncirse del yugo británico.
Siempre hay que tener en
cuenta el dónde y el cuándo, porque sólo así puede resaltar la disonancia de lo
que hay con lo que se aspira que haya.
Históricamente, quizá el
primer gran utópico haya sido el filósofo DIÓGENES, el cínico, que frente al
orgullo de los atenienses de ser atenienses (etnocentrismo) él se declaraba
“COSMOPOLITA”, ciudadano del mundo y que cuando afirmaba que “tener esclavos
era contrario a la naturaleza” lo decía en una ciudad cuya economía se basaba,
en gran medida, en el trabajo de los esclavos.
Disonancia entre lo que hay y
lo que debería haber tiene que existir, otra cosa es el grado de cumplimiento
de esa aspiración.
Examinemos la utopía
“Liberté, aequalité, fraternité”, cuando en la actualidad ni había libertad de
nada, la miseria abundaba en el pueblo y la injusticia era la norma.
Hay quien afirma que la
primera igualdad que se dio en la Francia revolucionaria fue la guillotina.
Todos los condenados morían “igual”, guillotinados.
El entusiasmo con que fueron
acogidos estos tres ideales, en el XVIII, contrastó en cómo se plasmaron en la
primera Revolución Industrial y en cómo los tenemos hoy, en nuestras sociedades
democráticas actuales.
Incluso, a veces, los ideales
de Libertad, Igualdad y Justicia, presentes en la mente de una marxista como
Stalin, acaban siendo una feroz dictadura.
Desde los albores de la
historia están presentes las Utopías en la mente de lo hombres.
Ante su situación presente,
penosa, desgarrada, infeliz,… se tiende a añorar una época pasada, de
felicidad, de heroísmo, de grandeza, una Edad de Oro perdida (Don Quijote y su
discurso: “dichosa edad y siglos dichosos aquellos en que….”) y al mismo tiempo
se tiende a
Un futuro de esperanza en el
que los problemas y las dificultades del presente encontrarán solución.
Es lo que aparece en las
grandes religiones y epopeyas.
Hagamos un poco de Historia.
En GRECIA nos encontramos ya
en los siglos VI y V a.C. dos grandes ideales, dos grandes Utopías: la CIENCIA
y la DEMOCRACIA.
La Ciencia era una forma
nueva de afrontar y de enfrentarse a los problemas con el arma humana de la
Razón, sin tener que recurrir a los dioses.
En el “mito”, en la
mentalidad mítica, todo lo que ocurre, ocurre porque los dioses así lo quieren.
Todo depende de su voluntad y, si algo malo nos acaece, podemos pedirle que nos
lo retire y podemos, también, pedirle favores (salud, dinero y amor). Todo
depende de él.
En la “ciencia” no rige la
arbitrariedad, sino la necesidad. Puestas las mismas causas van ocurrir los
mismos efectos. Por lo tanto podemos ir de las causas a prever los efectos y
desde los efectos a las causas. Dios no aparece en este escenario.
Si la piedra, suelta de la
mano, cae, es porque Dios quiere que caiga, lo que siglos después se dirá es
que no sólo cae sino que tiene, necesariamente, que caer por una ley física.
Lo que comenzó siendo una
Utopía, un Ideal, la CIENCIA, es hoy el pan nuestro de cada día, una realidad,
además en auge a pasos agigantados.
¿Y qué decir de la
DEMOCRACIA, como Idea, frente a un sistema monárquico o por los eupátridas,
minoría aristocrática, los nobles?
Ese ideal de una nueva forma
de participación política de “todos”, del “demos”, del pueblo.
Tras los avatares a lo largo
de la historia de esta Utopía, la DEMOCRACIA, la tenemos hoy en nuestra
sociedad occidental.
Una Utopía que ha dejado de
serlo, un Ideal plasmado en la realidad.
Por supuesto que no de la
misma manera, porque la Utopía siempre tiene que tener en cuenta las circunstancias.
Si la Utopía, como Teoría, es
virgen, pura e inmaculada, cuando va realizándose tiene que perder su pureza y
casarse con la circunstancia.
En ROMA, su Ideal, su Utopía
fue el DERECHO. Establecer un sistema de leyes justas, destinado a mantener los
lazos sociales, a reprimir las conductas negativas y a dirigir a la sociedad
romana hacia el Bien Común.
Ese era el Ideal, sustituir
en las relaciones humanas “la realidad de la Fuerza, que entraña Injusticia”,
por “el Ideal de la Ley y de la Justicia”.
Este ideal romano y la
estructura del Derecho Romano han servido de modelo a la organización de la
justicia en casi todos los pueblos de Occidente.
Tanto en GRECIA como en ROMA,
algunas escuelas filosóficas, como los CÍNICOS, los EPICÚREOS, los ESTOICOS tenían
en su programa la abolición de la ESCLAVITUD y la IGUALDAD NATURAL de todos los
hombres, Ideal, Utopía, que contrastaba con su sociedad.
El CRISTIANISMO, construyó
una concepción religiosa del mundo y del hombre. Todo depende de Dios, creador
de todas las cosas, Debemos obrar como Dios quiere que obremos. Las virtudes
religiosas o teologales (fe, esperanza y caridad) deben primar sobre las
virtudes éticas o morales (prudencia, fortaleza, templanza y justicia).
Todos somos (en un mundo
donde reina la desigualdad) IGUALES ante Dios porque todos hemos sido creados
por Él. y frente a la ley del Talión y su estricta justicia conmutativa (“ojo
por ojo, diente por diente”) está la CARIDAD, el PERDÓN, el AMOR AL PRÓJIMO,…
Por lo que este Ideal o
Utopía los llevaba a salir en defensa de los humildes, de los oprimidos, de los
esclavos, de los pobres,…
En el RENACIMIENTO todo
cambia.
Frente a la Edad Media,
teocrática, feudal, imperial,… surge la tendencia NACIONALISTA (las naciones
aspiran a formar su propio Estado y a ser independientes de la tutela del Papa
y del Emperador), el auge de las CIUDADES y, como consecuencia, la ECONOMÍA
URBANA, y el resurgir de los VALORES MUNDANOS (placer, lujo, vivir bien,
ciencia, arte,…) frente a los únicos Valores Religiosos medievales.
El centro de la vida dejó de
ser Dios (teocentrismo) y su lugar fue ocupado por el hombre
(antropocentrismo).
Entre la brújula (para no
perderse en medio del mar océano) y el telescopio el mundo dejó de ser pequeño
y se agrandó, hacia adelante y hacia arriba.
Los nuevos descubrimientos
geográficos, el incremento del comercio y el descubrimiento y conocimiento de
otras culturas, el auge de la burguesía en detrimento del noble caballero, el
crecimiento de las ciudades, ya no alrededor del castillo medieval sino a un
cercano palacio burgués, el lujo de la seda sustituyendo al saco medieval, las
especias y el buen comer, la gula variada en vez de la dieta austera medieval
obligatoria, el desarrollo de la banca y de la letra de cambio, la aparición de
los humanistas, la imprenta, la avalancha cultural tras la caída de
Constantinopla, tantas y tantas cosas más….hicieron ver el mundo, además de más
grande, de otra manera, y surgieron nuevos problemas, tanto políticos como
morales, tanto jurídicos como geográficos.
Y si todo eso se veía ¿qué
habrá aun más y que todavía no vemos? Y la imaginación se dispara y crea una
gran cantidad de Utopías, no sólo la de T. MORO, también las de ERASMO de ROTTERDAM,
la de RABELAIS, la de F. BACON, la de T. CAMPANELLA.
En 1.516 T. MORO escribió
UTOPÍA, una isla como Gran Bretaña (pero imaginaria) pero que, frente al cúmulo
de problemas políticos, religiosos y civiles de la isla real, en Utopía todo se
encontraba perfectamente organizado y prevalecía la justicia; todas las personas
intervenían en el gobierno, gozaban de una exquisita educación y todos
trabajaban, pero en jornadas de trabajo muy cortas. No existían ni pobres ni
grandes potentados, no existía la avaricia y el hacer acopio de bienes, porque
todas las familias sabían que no les faltarían los alimentos. Tampoco había
rivalidades religiosas ya que en Utopía se había establecido la tolerancia
religiosa.
Utopía constituía, pues, el
Ideal de convivencia humana.
ERASMO de ROTTERDAM, amigo de
T. MORO, escribió dos obras de contenido social.
ENQUIRIDIÓM en la que presenta un programa de reformas
encaminadas a recuperar el espíritu del cristianismo primitivo, con una Iglesia
muy sencilla, implicada en los problemas de lo humildes y alejada de las
grandes disputas y diatribas políticas, así como alejada del lujo de los
palacios, papales, episcopales,…
EL ELOGIO DE LA LOCURA es una crítica a ciertos estamentos
sociales, sobre todo al clero, a los teólogos y a los frailes, a causa de su
ciencia inútil y estéril, muy alejada de los verdaderos problemas y de las
necesidades humanas.
Y no sólo contra Roma,
también contra Lutero y su dogmatismo intransigente que le llevó a romper con
Roma.
F. RABELAIS, en una época en
la que el rey de Francia se encontraba inmerso en varias guerras, escribió
GARGANTÚA Y PANTAGRUEL, historia de un gigante bondadoso que predicaba el
pacifismo: “No hay guerras justas ni guerras injustas, sino sólo guerras
absurdas que atentan contra la vida y la dignidad de los seres humanos”.
F, BACON, preocupado por las
ciencias y propulsor de un método científico experimental, el Nuevo Órgano, la
inducción, con “las Tablas”, en detrimento del argumento de Autoridad y el
método escolástico, escribe la Utopía Tecnológica por excelencia, LA NUEVA
ATLÁNTIDA, en la que expresa una fe firme en el progreso y en una actividad
científica más útil y más pragmática, que contribuya a proporcionar alimentos
para todos los seres humanos, así como a establecer una organización social más
racional, más equilibrada y más justa.
Durante la ILUSTRACIÓN,
amplio y profundo movimiento cultural, en el siglo XVIII, surgirán las grandes
UTOPÍAS DEMOCRÁTICAS, basadas en los grandes Ideales utópicos: LA RAZÓN (la DIOSA RAZÓN) y la confianza en el valor y
en el alcance de su conocimiento. Ideal de disipar la IGNORANCIA, LA
SUPERSTICIÓN Y EL FANATISMO mediante la extensión de LA CULTURA. Creencia en la
posibilidad de alcanzar LA PAZ PERPETUA entre los pueblos y las naciones, con
el único arma ofensiva de los argumentos racionales. La luz de la Razón y la
fuerza de la Palabra acabarán triunfando e imponiéndose a la fuerza bruta de la
espada y de la bayoneta. La Razón que nos llevará al BIENESTAR de los
ciudadanos, así como al RECHAZO al ABSOLUTISMO,
y promoviendo los VALORES DEMOCRÁTICOS
de LIBERTAD, IGUALDAD Y FRATERNIDAD
Era la hora de descabalgar al
Dios de las religiones de los altares y colocar en la peana a la Nueva Diosa,
la DIOSA RAZÓN, con ayuda de la cual podremos montarnos en el progreso continuo,
no sólo científico y tecnológico, también en el moral y humano.
No sólo conoceremos más y
mejor, no solo tendremos más y mejores cosas, también seremos mejores.
Y es que LA RAZÓN no
pertenece a ningún grupo de creyentes sino que es común, una y la misma, y
habita en Todos los hombres. Todos razonamos de la misma manera. El secreto
esta en dejarnos llevar por Ella y utilizarla correctamente. Ella es el nuevo
bálsamo de Fierabrás, la nueva llave que nos abre y pone a nuestra disposición
todos los secretos de la naturaleza.
¿Qué es la ENCICLOPEDIA sino
el arma cultural, la luz que acabará disipando la ignorancia, los tabúes, los
dogmatismos, el fanatismo,…?
¡Son tantos los pensadores
ilustrados defensores de estos Ideales, de esta nueva UTOPÍA¡
Y todo parecía arrancar de
manera optimista cuando estos Ideales Ilustrados, como buena simiente, prenden
y fructifican en el surgimiento del Primer Estado Democrático Moderno, los
Estados Unidos de Norteamérica, así como con la Declaración Universal de los
Derechos del Hombre y del Ciudadano, en 1.789, en la Francia revolucionaria.
Esta UTOPÍA RACIONAL, este
PROGRESO CONSTANTE que iría desarrollándose en el futuro, y a partir de ese
momento, en el siglo XIX, para beneficio de toda la humanidad, se la apropió la
nueva clase social pujante, la burguesía y le cambió el rumbo, dirigiéndola
hacia sus intereses exclusivos y no sólo no se beneficiaría la humanidad, sino
que la sufriría, con un nuevo tipo de esclavitud, la explotación de una masa
obrera en crecimiento.
La Revolución Industrial
tenía sólo un ganador, la cada vez menor (debido a la competitividad) pero cada
vez más rica (debido a las plusvalías) en detrimento de la cada vez mayor y
cada vez más pobre, el resto de la humanidad.
Lo que debería ser para el
bien de todos, quedaba en propiedad privada de unos cuantos.
Toda el agua era desviada de
su curso e iba sólo a un molino. Y la injusticia se instalaba y reinaba por
doquier.
Reaccionando contra esta
triste realidad surgirían Nuevas Utopías, superadoras del “statu quo”
miserable, proponiendo nuevos Ideales Sociales, un mejor reparto de la riqueza
y una mayor justicia social.
Fueron los distintos
SOCIALISMOS UTÓPICOS.
El británico OWEN fundó las
primeras COOPERATIVAS o comunidades de trabajadores, en las que todos
participaban tanto en la organización como en los beneficios.
Pensaba Owen que la
civilización industrial poseía la fuerza suficiente para producir abundantes
riquezas para satisfacer las necesidades de todos los seres humanos y, por
tanto, para acabar con el hambre y la pobreza.
Igualmente, el francés
FOURIER pretendía solucionar los problemas sociales por medio de los
FALANSTERIOS, vastas asociaciones de producción y de consumo, que proporcionaban todo lo necesario para la vida
de sus habitantes y en las que los intereses de todos los individuos se
armonizaban entre sí.
CABET, en su VIAJE A ICARIA,
propugnaba un sistema comunista como ideal del bienestar social “en el que cada
persona percibiera según sus necesidades”.
Pero, sobre todo, si
atendemos a sus resultados históricos, el pensamiento utópico más
representativo del siglo XIX lo constituyeron, sin duda C. MARX y F. ENGELS.
(El desarrollo de su
doctrina, denominada SOCIALISMO CIENTÍFICO, no ha lugar en este rápido
recorrido histórico).
En el Pensamiento Utópico
Occidental han predominado Ideales tales como: “la consecución de la paz”, “la
finalización de las injusticias sociales”, “la defensa de la dignidad de la
persona, por ser persona”, “Los Derechos Humanos, universales”, “una mejor
distribución de la riqueza”, “una confianza total en el progreso indefinido de
la humanidad”,…
¿Cuántos y cuánto, en qué
medida, se han conseguido materializar algunos o varios de esos ideales?
Ahí están, como dos Torres
Gemelas, a la vista de todos, las DOS GUERRAS MUNDIALES, con bombas atómicas
(progreso tecnológico) incluidas.
Ahí está la crueldad inhumana
de los hombres en forma de CAMPOS DE CONCENTRACIÓN y de EXTERMINIO.
Ahí están todos los
PERSEGUIDOS POLÍTICOS.
Ahí (y aquí) están los
FANÁTICOS POLÍTICOS y los AÚN MÁS FANÁTICOS RELIGIOSOS, ondeando la bandera de
la INTOLERANCIA, siempre manchada de rojo.
Ahí están las HAMBRUNAS
perpetuas, la POBREZA enquistada, la CONTAMINACIÓN galopante, el peligro
ATÓMICO.
Ahí está avanzando la
DESERTIZACIÓN, el EFECTO INVERNADERO, el AGUJERO DE OZONO.
Ahí están…. ¡hay tantos “ahí
están”….¡
También, entonces, han
surgido Utopías, pero UTOPÍAS PESIMISTAS, porque pueden ir a más, si no lo
remediamos.
Ahí está “Un mundo feliz”, de
ALDOUS HUXLEY.
Ahí están “La rebelión en la
granja” y “1.984” de ORWELL.
Ahí está “Farenheit 451” de
BRADBURY.
Parece que no ha lugar al
optimismo general, a pesar de los grandes avances científicos y tecnológicos,
puestos al servicio de la salud, solucionando problemas hasta hoy irresolubles.
La Diosa Razón ha triunfado,
pero no en el sentido previsto por los ilustrados.
Es verdad que las viejas
formas de opresión han desaparecido o se han atenuado, pero han surgido otras,
más sutiles, más sibilinas, menos evidentes, aunque, sin duda, más eficaces.
No se divisa una solución a la
Injusticia Universal.
Incluso las Ideologías más
comprometidas con la Justicia Social, como el marxismo, ya vemos cómo, por
doquier, ha degenerado en dictaduras, y algunas, en horribles dictaduras.
Parece que los Demonios del
Capital son más inteligentes que los Ángeles de la Conciencia Humanitaria.
¿Y HOY?, ¿CUÁLES SON LAS
UTOPÍAS ACTUALES?
Como siempre, observemos la
“realidad real”, démosle la vuelta a la tortilla, y tendremos “los Ideales a
conseguir, las Nuevas Utopías Actuales”.
1.- EL PACIFISMO
Ante la carrera
armamentística mundial de las grandes potencias y la importación de armas por
los países no fabricantes o intercambio por materias primas, incluso en países
donde el hambre está instalada, la educación no existe y la sanidad brilla por
su ausencia, ante la proliferación de armas nucleares y de destrucción masiva y
el peligro que entrañan por cualquier fallo técnico o humano, por el armamento
químico, por los elevados presupuestos bélicos de casi todos los estados y que
tienen que ser detraídos de donde más falta harían, por el secretismo de los
estados, al ser asuntos confidenciales (secretos de Estado), por…. Cobran un
significado especial los IDEALES PACIFISTAS y los Movimientos de OBJETORES DE
CONCIENCIA.
.- Campaña contra la fabricación y almacenamiento de ingenios
nucleares por numerosos científicos (Einstein, Russell, J. Huxley).
.- Acuerdo entre las dos grandes potencias en la eliminación
de los misiles de corto y medio alcance, del 1.987, firmado por R. Reagan y M.
Gorbachov.
.- Acuerdo de París, 1.989, por el que 149 Estados se
comprometían a eliminar su armamento químico.
.- La caída del Muro de Berlín, símbolo de la guerra fría.
.- Los acuerdos Start-2, firmados entre Yeltsin y Bush.
¿ES POSIBLE?
¿Pueden/deben los Estados, individualmente,
estar y permanecer inermes, sabiendo que puede ser/está expuesto a recibir una
agresión por un país enemigo?
¿Y qué hacer cuando uno de
ellos es agredido? ¿Responder por si mismo o por otros aliados? ¿Mirar para
otro lado?
¿Es realista predicar y
practicar “la paz a cualquier precio” o “el desarme a toda costa”, incluso
frente a Hitler, a pesar de Auschwitz, Dachau, Mauthausen, Trevlinka,…en la que
no sólo perecieron millones de judíos sino muchos pacifistas?
¿Y si todos los demás países
hubieran estado desarmados?, ¿Podían/debían permanecer inactivos?
¿Es antes la justicia o la
paz?
¿Y si, ahora mismo, surgiera
otro Hitler, aunque no fuera por causas/motivos étnicos, sino religiosos,
patrióticos, nacionalistas,…?
Ahí está Corea del Norte.
Ahí está Irán.
Ahí están las armas químicas
usándose, ahora mismo, en Siria, y muchas veces contra la población civil.
¿Cómo se puede parar la
carrera armamentística y la venta de armas?
Los OBJETORES DE CONCIENCIA
son aquellas personas que por motivos religiosos o éticos rechazan y se niegan
a llevar a cabo cualquier actividad relacionada con la preparación militar.
Pero en muchos países, al
suprimirse la “mili” obligatoria, el ejército está formado por profesionales y voluntarios.
De todas las maneras, ante el
armamento tan sofisticado actual, no son necesarias tanto las manos como la
inteligencia y el peligro puede atajarse a largas distancias.
“No hay caminos para la Paz,
la Paz es el camino”
2.- LA IGUALDAD INTERSEXOS.
Los prejuicios históricos han
convertido a las mujeres, hasta ayer mismo en algunos países y hoy, y sin verse
el fin, en muchos más, víctimas inocentes de todo tipo de discriminaciones.
Un Ideal o Utopía, pues, hoy
es la NO DISCRIMINACIÓN, la IGUALDAD entre Varones y Mujeres.
El voto femenino, en el país
de más tradición democrática, Gran Bretaña, no fue reconocido hasta después de
la Segunda Guerra Mundial, en 1.918, en Estados Unidos el año 1.920, y poco más
tarde 21 naciones más.
Sabemos (y lo he escrito en
varios espacios) la polémica del Sí o No al voto femenino, durante la Segunda
República, entre Clara Campoamor y nuestra malagueña Victoria Kant, defensora
que, mientras la mujer estuviera sometida a las tres P (la Paliza, del Marido,
el Paro, del Patrón y el Pecado, del Cura) no debería votar, porque no era
libre para hacerlo.
El FEMINISMO es el movimiento
más importante en la consecución de esa IGUALDAD entre los dos sexos (¡por Dios¡
no digamos “géneros”).
Y es que la discriminación ha
sido/es múltiple:
.- IDEOLÓGICAMENTE, pues siempre, todas las fuerzas, han
separado el “campo de lo doméstico” (refugio exclusivo de la mujer: casa,
cocina, cama, hijos,..) y el “campo de lo público”, (en exclusiva o, al menos
gran prioridad, del varón). El “dentro” y el fuera”, la “casa” y la “calle”.
.- CULTURALMENTE. El lenguaje siempre ha sido sexista. “Zorra”
es “puta”, un insulto, pero “zorro” es “astuto, listo, espabilado”, un piropo.
“Eres una vaca”, vs “eres un toro”, “mujer pública” vs “hombre público”.
En la enseñanza, en las artes,
en los medios de comunicación,…mayoría absoluta, a veces unanimidad de varones.
El “sexo” prevaleciendo sobre la “valía, la capacidad, …”, “los testículos
sobre la inteligencia”. Los roles mal repartidos, y repetidos una y otra vez.
.- POLÍTICAMENTE. Tan poco a poco ha ido ocupando espacios que
hasta los partidos políticos, por cortesía o por presión de las mismas mujeres,
han accedido a la “cuota femenina”. Como si las gónadas tuvieran algo que ver
con la capacidad de mando o de gestión.
.- LABORALMENTE. Los primeros puestos de la cadena de mandos
siempre reservados a los varones. Las secretarias y los jefes. Como las monjas
en las Iglesias, en los puestos inferiores, fuera de los despachos. Pendientes
de la llamada del Director General o de Departamento.
¡Cuántas veces, ante la
ausencia de razones, algún energúmeno ha soltado el exabrupto de “estará con el
período”.
IGUALDAD de mujeres y
varones, de varones y mujeres. De momento una Utopía, una meta a la que llegar.
Y no habiendo impedimento alguno en el plano teórico, ni en el marco legal.
IGUALDAD de oportunidades
¿por qué no limpieza en la carrera y discriminación sexista en los resultados?
“Para gran parte de la
humanidad la libertad es poco menos que la elección entre morir reventado,
trabajando como una bestia, o morirse de hambre. No ha lugar a vivir”
3.- EL ECOLOGISMO.
Inmersos en la vorágine del
consumismo, rodeados de cosas, de muchas cosas, de más cosas, para las que es
necesaria la explotación desmedida de los recursos naturales, erosionando y
contaminando el hábitat natural, ordeñando a la naturaleza hasta agotarla, en
una carrera desenfrenada. Como si la paga del mes hubiera que gastarla los
primeros días de mes sin pensar en la segunda quincena.
Contaminando el agua que,
después, tenemos que pagar su descontaminación. Llenando de mierda el aire, ese
aire que, a continuación tenemos que respirar, porque, desde que nacimos nos
han enseñado y hemos aprendido que, para vivir, tenemos que respirar.
Esas ciudades bañadas en una
nube envolvente de gases quemados, al tiempo que personas paseando por las
aceras y respirándolo
La tiranía del “usar y tirar”
que está produciendo el desequilibrio de amplias zonas, con la desaparición de
grandes masas de bosques, cooperando en el acelerador de la desertización, del
peligro de la delgadez, incluso agrandando el agujero, de la capa de ozono.
El ECOLOGISMO pretende ser
una nueva filosofía y una profunda reflexión moral que aspira a moderar el
comportamiento consumista de los seres humanos, intentando crear nuevos hábitos
tendentes a respetar la naturaleza.
Incidir en lo cualitativo y
natural sobre lo cuantitativo y artificial.
Intentar compatibilidad de las realizaciones técnicas con las
exigencias del equilibrio ecológico.
4.- LA ERRADICACIÓN DE LA
POBREZA.
Siempre intentando y
consiguiendo ganar pequeñas batallitas, con campañas “ad hoc”, y perdiendo todas
las batallas.
Escándalo insuperable. Una
minoría de países y de personas, revolcándose en lo innecesario, ahogándose en
la abundancia, al tiempo que una gran mayoría muere con la garganta ayuna, el
cuerpo escuálido, y el quebrantahuesos al lado, esperando, pacientemente, para
acabar de raspar sus huesos.
La lotería del nacimiento
social y del nacimiento geográfico.
Las miserias, el hambre, las
enfermedades,… aquí, mientras ahí, al lado, reina despreocupado el dios de la
abundancia.
¿Tercer mundo?. ¿Por qué no
llamarlo “penúltimo” mientras el ataúd espera recoger los escasos restos para
la “última morada”?
Y, para mayor vergüenza,
“bolsas de miseria” en la amplia periferia de un ridículo y reducido centro.
El espectáculo del desfile
continuo de mendigos, desaliñados y desaseados, de vivienda callejera y mantas
de cartón, aferrados al tetrabrik de Don Simón y con perro famélico acurrucado,
afeando el paisaje mientras toma el vermut, en la terraza de la Gran Vía, la
gente decente.
¿Es que no es un esperpento
que la producción de bienes y alimentos es, prácticamente, suficiente para
acabar con el hambre y la miseria del planeta mientras, por problemas
internacionales, no puede lograrse una adecuada distribución de las riquezas.
Las diversas organizaciones
internacionales (UNESCO, UNICEF, OMS,..) hacen todo lo que pueden (que no es
mucho, porque los milagros de la multiplicación de panes y peces pertenece a la
historia de los mitos).
¿Qué ha pasado/pasa con el
programa “Agenda 21” (llamado así por estar orientado a procurar remediar los
desequilibrios económicos, ecológicos y sociales del siglo XXI? ¿Dónde está el
compromiso de los países desarrollados (Junio del 92, Río de Janeiro) del 0,7%
del PIB de cada uno de ellos para ayuda de los países pobres?
Nos desayunamos oyendo y
viendo tragedias por las que los países pobres no han apostado. Vamos
rumiándolas durante la mañana y, mezcladas con la comida, nos producen acidez
de estómago. Terminamos el día, tras el examen de conciencia, con dolor de
corazón y propósito de la enmienda para que, tras el plácido sueño, se haya
borrado todo el proceso del día anterior. Y vuelta a empezar, en una carrera de
Sísifo.
¡VERGÜENZA PROPIA Y AJENA¡
5.- LA CONDUCTA HUMANA.
Con tantas posibilidades
económicas y tanto tiempo de ocio estamos instalándonos en el hedonismo,
preocupados tan sólo por el placer variado del aquí y ahora. No un placer
ganado tras el esfuerzo, sino sin esfuerzo, un placer enlatado y comprado. Hay
que disfrutar con esto o con esto, aquí o allí, pero sin salirte de las líneas
marcadas.
Hemos hecho de la vida, no un
paseo placentero, sino una competición en la que no basta con correr, hay que
ganar y pisar podio. El segundo ya es un perdedor. La frustración crece como la
mala hierba. Quien cree que lo importante es participar se autoengaña,
culpablemente.
No ha lugar al reposo.
Tomarse el tiempo sosegadamente es perderlo. Hay que fundirlo, agotarlo, y de
prisa, corriendo sin saber cuál es la meta a la cual dirigirse.
Y ante la soledad del
corredor de fondo, otros solitarios como él, y todos en compañía, en manada,
creyendo, así, repartir la responsabilidad y que el delito de muchos no es
delito de nadie, llegarán a conductas agresivas, fascistas y xenófobas, a la
caza del otro por ser distinto, conducta de hinchas y hooligans deportivos,
potenciados con todo tipo de estupefacientes y drogas, para refugiarse,
judicialmente, en la “determinación”, por inconsciencia y, por consiguiente,
ausencia de libertad, luego sin responsabilidad o responsabilidad mermada.
El nuevo hogar es la calle,
el nombre el anonimato, la familia es la pandilla. Ubicuidad por la posibilidad
de desplazamiento rápido, en el coche de papá que cree, así, aminorar su
responsabilidad en la dejadez y no haber marcado las líneas y las señales de
“stop”.
Las muertes por accidente
siempre les ocurren a los otros. Él domina la máquina y todos cuantos a su lado
van son domingueros, aunque vayan a trabajar, sin gorra y bien vestidos.
Sólo se usa la primera
persona. Yo, mí, me, conmigo y, si queda algo, para mí.
Y debería aspirarse a Ideales
o Utopías tales como la PRUDENCIA, el ALTRUISMO, la FAMILIA, la ÉTICA DEL
DESPLAZAMIENTO, la TOLERANCIA, la NO DISCRIMINACIÓN de personas, la NO
MASIFICACIÓN, siempre el RESPETO AL OTRO, por el mero y simple hecho de ser
igual de persona que uno, la NO PRISA para darle tiempo a la conciencia a
discriminar entre lo no necesario, lo conveniente y lo imprescindible.
Toda muerte por accidente, en
carretera o con una aguja pinchada, es una muerte gratuita, inútil, y una resta
más en la lucha por el bien común.
Esa multicrisis que nos
circunda y nos anega.
Crisis de Valores Morales, en
que la ausencia y/o la equivalencia de valores nos invita a proclamar el “todo
da igual”, “todo es lo mismo”, del tango Cambalache, de la próxima entrada.
Ese “relativismo moral” que
representa “la persistente objeción a la pretensión de buscar racionalmente el
contenido objetivo (no subjetivo) de qué es el bien”.
Aceptar el “relativismo
moral” es romper y/o renunciar a un molde ético.
Porque “lo relativo” siempre
es objetivo.
Porque X, al que desde aquí
veo sentado a la derecha, en la clase, es el mismo X que afirma estar sentado a
la izquierda de la misma.
La “perspectiva” como
criterio de “verdad relativa” y objetiva, pero no de “verdad absoluta”.
Es “relativo” el tratamiento
que muestran conmigo la cajera de Mercadona, la Guardia Civil de Tráfico, mis
tres nietos, el Ministro Montoro, porque para ellos soy “cliente”, “conductor”,
abuelo”, “contribuyente”.
Y es verdad soy eso, todo
eso, pero no sólo eso, soy más que eso, soy persona.
“Crisis de conocimientos”
¿Cómo poder contrastar la
Verdad que nos dicen los medios de comunicación?
Imposible.
Y cada uno está apuntado,
siempre a la misma cadena que ve, a la misma emisora que escucha, a la misma
prensa que lee, quedándosele invisible las gafas cromáticas ideológicas, hasta
atreverse a afirmar que él no tiene gafas, mientras los demás ven lo que ven
por la cadena que…. la emisora que….la prensa que…
Desconfianza y sospecha de
que habiendo escasez de recursos éstos no llegan donde son necesarios, dentro o
fuera de la sociedad en que nos movemos.
Poder “marcar distancias”
sobre las ropas con que nos tapamos.
Ese “analfabetismo” de
sabiduría que tiene de compañero y va de la mano de ese extraordinario manejo
de la tecnología. Como si el “saber hacer o saber técnico” pudiera nublar al
“saber moral” y anular el “saber teórico”.
Ese responder automático,
como un resorte, ese responder “por reacción” (porque viene del otro) más que
por “convicción” (aunque venga del otro), sin tiempo para reflexionar.
Esa crisis gubernamental
legislativa, empeñada en “corsés y muletas para andar”, son leyes siempre
obligatorias o siempre prohibitivas, cuando el alma y el corazón de una
democracia son las “leyes permisivas” capaces, en libertad, de cargar la
responsabilidad al que pudiendo responder bien responde mal, y viceversa.
¿Qué “merito” tienen unos
padres que quieren, crían y educan a sus hijos? Es su obligación natural como
padres. Su única libertad es en el “cómo” hacerlo, con qué comida alimentarlos,
no sobre el “hacerlo”, la meta, alimentarlos.
Es su obligación natural,
cuyo prospecto viene escrito en la sangre.
No hacerlo sí que sería
demérito.
Necesidad y obligación de los
fines, de las metas, libertad en los métodos, en el camino, en el “cómo”.
Ese uso tan frecuente de la
palabra “derecho”, en nuestra boca, reclamando del otro la respuesta deseada,
cuando la gran mayoría de derechos que reclamamos son “derechos negativos”, derechos
a no ser discriminado, por ser bajito, por ejemplo, y reclamar el “derecho
positivo” a jugar de pívot en el NBA, como si el otro tuviera que responder a
tu pretendido derecho positivo.
¡SON TANTAS LAS UTOPÍAS
POSIBLES EN ESTE MOMENTO¡
Comenzando por reconocer que
todos, todos, solemos llamar “calumnias” a las verdades que dicen de uno sus
adversarios y llamar “justicia” a los halagos de sus amigos.
Ésta debería ser la primera
gran Utopía del hoy.
Pero para eso es necesario
tener lo que nos negamos a hacer, REFLEXIONAR, una REFLEXIÓN, sosegada,
tranquila, sopesada. Tenemos tanta prisa en pagar la compra que no tenemos
tiempo de sopesar la posibilidad de que la pesa de 1 kilo, sólo pese, 800
gramos.
¡Tenemos tanta prisa…¡, pero
¡qué mala consejera es¡
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