Pues con la “amistad” pasa igual. Es necesaria.
“Vivo de pan, como vosotros y, como vosotros, tengo
necesidades; experimento el dolor, como vosotros, y, como vosotros, no puedo
pasar sin amigos” – pone Shakespeare en boca de Ricardo III, dirigiéndose a sus
súbditos.
Etimológicamente, proviene del latín. “Amistad” ß
“amicitia” ß
“amicus”.
El afecto no es una necesidad biológica, pues no tiene valor
de supervivencia, pero sí una necesidad natural, como un requisito para vivir
bien, para vivir mejor.
Se define como “relación afectiva, estable y libre,
recíproca y desinteresada, benéfica, que nace de una inclinación natural, que
se alimenta de la convivencia y de compartir, que es un refugio en las
desdichas,…”
Es una relación entre personas, con reciprocidad de afecto,
que no pertenezcan a la misma familia y sin valor sexual.
No se da la amistad del hombre con las cosas.
Suele decirse que “el perro es el mejor amigo del hombre”.
Un buen amigo sí, ¿pero el mejor?
Puede darse un vínculo afectivo entre el hombre y un animal.
Si durante mucho tiempo, para la amistad, era necesaria la
presencia física, hoy no lo es.
Se puede ser amigo por correspondencia y hoy, sobre todo, a
través de las redes sociales.
Amistad es confianza, simpatía, sinceridad, honradez,
entendimiento mutuo, preocupación por el otro, compartir alegrías, tristezas y
confidencias y sentir agrado en ello, no sentirse juzgado ni envidiado,
lealtad, generosidad, comprensión, respeto, consuelo, compañía.
Sinceridad que implica hablar claro y sin rodeos, discutir
sin hipocresía (lo que suele denominarse “franqueza”).
Generosidad que hace que no se repare en los pequeños
defectos que todos tenemos, que se le conceda, al amigo, un amplio crédito.
Lealtad que supone la corrección, que no es un castigo al
amigo, sino el intento de que se le ilumine la mente para corregir una inadecuada conducta.
No es una corrección justa (que entrañaría castigo) sino una
corrección amistosa, para reequilibrar la armonía.
La amistad es una clase de amor.
Nacemos inmaduros, incompletos, necesitados y con
necesidades varias, necesitados de los demás para sobrevivir y necesitados
afectivamente.
Una madre es mucho más que una vaca, aunque ambas alimenten
a sus crías con leche.
Un gesto cariñoso, un beso, un abrazo, una palabra, una
mirada,…Alimentos del alma.
Nacemos como un puzzle al que le faltan muchas piezas que
hay que seguir adjuntándole.
Si la madurez biológica es necesaria para la supervivencia,
la madurez afectiva también es necesaria para el óptimo funcionamiento de
nuestra personalidad.
Necesitamos estar juntos. Necesitamos tocar y que nos
toquen.
La expresión táctil del amor es la expresión más original de
todas.
La amistad es un hábito adquirido, normalmente tras bastante
tiempo (aunque puede, también, surgir a los pocos minutos de conocerse, tras un
primer encuentro en el que se detectan inquietudes, actividades,
gustos,….coincidentes.
La amistad está presente en todas las etapas de la vida y se
comparten los mejores y los peores momentos.
Es lo que diferencia a “amigos” de “conocidos”.
Es una de las relaciones interpersonales, entre iguales, más
comunes que la mayoría de las personas tiene en su vida, porque se fundan en el
mutuo aprecio y en la confianza mutua.
Y mutuamente se potencian porque es desear al otro lo mismo
que para sí.
Si en los tiempos heroicos la amistad era el lazo que unía a
dos compañeros de armas (Patroclo y Aquiles), después la amistad surgiría de la
convivencia como estudiantes, en diversiones,…
Todos hemos experimentados que de los muchos “compañeros”
que tuvimos como estudiantes, son muy pocos, algunos, los que hemos quedado
como “amigos”.
Puede darse en cualquier etapa de la vida y se da en
diferentes grados.
Es un vínculo que nos proporciona la posibilidad de
compartir experiencias, conocimientos, incluso medios económicos.
Tiene repercusión en el cuerpo (se somatiza) con efectos
beneficiosos: activa nuevas áreas del cerebro, libera sustancias hormonales que
favorecen la relajación y el bienestar.
El apoyo emocional que genera la amistad activa el sistema
inmunológico
PLATÓN le dedicará a la amistad todo un Diálogo, el “Lisis”.
Comienza con una pregunta: “¿quién es amigo de quién?, ¿el
que ama o el que es amado?”
Porque si es el que ama pero no es correspondido…
Y si es el que es amado pero éste no ama….
Además hay “amigos de los caballos….”
Reciprocidad, característica esencial del amor, de la
amistad (que es una forma de amor).
Aplicando la dialéctica como método filosófico critica
teorías sobre el amor, no tanto por falsas como por incompletas:
a.- Critica la teoría de Empédocles y Amaxágoras de que el
amor es la atracción de lo semejante por lo semejante.
b.- Critica la teoría de Heráclito y Cratilo de que el amor
es la atracción de los contrarios.
Hace una comparación del “amor” con el “saber”.
Los que buscan el saber no son los muy ignorantes ni tampoco
los que ya saben, sino los que ignorando, al menos se dan cuenta de que hay
cosas que desconoce.
El cuerpo es amigo de la medicina, (algo neutro) por la
presencia de la enfermedad. Y es que el cuerpo es amigo de la salud, como fin,
por eso es amigo de la medicina, porque ésta es amiga de la salud.
Si desapareciera el mal, que es lo que nos hizo amigos del
bien, ¿seguiríamos siendo amigos? Porque la amistad, al amar y ser amado, es
beneficioso para ambos.
Si no hubiera interés, beneficio entre ambos, ¿habría
amistad?
ARISTÓTELES.
Dedica los capítulos VIII y IX de su Ética a Nicómaco al
tema de la amistad: que es una virtud (hábito de obrar bien) y algo necesario
para la vida.
En la amistad es esencial el compartir, invitando a los
amigos a nuestras alegrías (que siempre deben ser compartidas) y no
invitándolos a los infortunios (que no deben ser invitados a compartirlos).
Otra cosa es que el amigo acuda a ser refugio del amigo ante
su desgracia.
Ir no es invitar a que venga.
Amistad es hacer bien al amigo (el otro yo) aunque el amigo
no se lo haya pedido.
No es noble estar ansioso de recibir favores.
Pero el afortunado necesita personas a quien hacer el bien,
como el desgraciado necesita bienhechores.
El hombre feliz necesita amigos para serlo. No es posible la
felicidad en solitarios. El placer de dar, incondicionalmente.
Distingue Aristóteles tres clases de amistad y en cada una
de ellas se da/debe darse la reciprocidad, sin ella es imposible la amistad.
1.- Amistad Perfecta, que se da entre hombres buenos e
iguales en virtud, y que quieren el bien de uno para el otro y del otro para el
uno.
2.- Amistad por interés, que se da entre quienes se quieren
en la medida en que se benefician en algo los unos de los otros. Es una amistad
que obedece “al propio bien”. Cada uno va buscando lo suyo, no lo del otro,
aunque éste también salga beneficiado, pero no éste el objetivo.
3.- Amistad por placer. Si se es amigo es sólo por el placer
que la amistad genera. En este caso la amistad obedece “a su propio gusto”.
La 2ª y la 3ª son “amistades imperfectas”, son fáciles de
disolver porque cuando ya no son útiles ni agradables…. Están subordinadas a
bienes mediatos.
En la 1ª, en la Amistad Perfecta, nunca hay ni reclamaciones
ni reproches, y nunca se le echará en cara al otro, porque no se fundan en el
interés.
Se defiende al amigo y no se cree lo malo que se diga de él,
porque la confianza es mutua y es imposible el agravio entre ellos.
La virtud del amigo consiste en “querer”, por lo que los
aduladores no son verdaderos amigos.
La esencia de la amistad, para Aristóteles, puede resumirse
en tres palabras-verbos: compartir, conversar, compenetrarse.
Y lo más opuesto a la amistad son: la adulación, la
zalamería y el servilismo, por ser contrarios al amor a la verdad
Relacionarse con un amigo es como relacionarse consigo
mismo, porque el amigo es “mi otro yo” (algo en lo que incidirá Cicerón).
La acción buena a quien más beneficia es a quien la ejerce, porque lo hace “bueno”,
más que al beneficiado por ella.
Y la acción mala perjudica más a quien la lleva a cabo,
porque lo hace “malo”, más que a la víctima.
La amistad siempre es activa, consiste en “querer” más que
“ser querido” (pasivo).
Sólo si los amigos son activos existe la amistad, porque si
uno de ellos se limita a esperar beneficios la amistad desaparece.
En su lugar aparecerá la “filantropía”, cuto objetivo es
“toda la humanidad”, ya no personas concretas.
La amistad es cooperación e implica “igualdad”.
“Grupo de iguales” se define a los amigos.
¿Se puede ser “amigo” del padre/de la madre?
Si, de pequeñitos, repetíamos que “yo me casaré con mi mamá”
si, de mayores, alguien siguiera diciendo y pensando lo mismo, su inmadurez
afectiva es cuestión psiquiátrica.
¿Se puede ser “amigo de Dios”?
En el Cristianismo la “amistad” (con algunos) pasa a ser
“caridad”, que es “fraternidad”, cuyo objetivo es la humanidad, sin exclusión
de tipo alguno.
CICERÓN.
¿Quién en sus primeros escarceos con el latín, en el
bachillerato, no empezó traduciendo la obra de Cicerón “Laelius De Amicitia”?
Cicerón entiende la
amistad como “comunión entre personas alrededor de la benevolencia (deseo de
bien) y de la virtud”.
No puede haber amistad en torno al mal y al vicio.
La amistad es superior al parentesco, porque al pariente lo
impone la sangre, mientras que a la amistad nos la impone el corazón.
El amigo está más preocupado por la salud, el bienestar y el
buen nombre del amigo que por el suyo propio.
Con el amigo puedes y te atreves a hablar absolutamente de
todo, como si lo hicieras contigo mismo.
El amigo es mi otro yo.
Los bienes se disfrutan más y mejor si tienes con quien
compartirlos y las adversidades se hacen más llevaderas si, también, son
compartidas.
Pero es necesario ser bueno antes de pretender la bondad de
los amigos.
La adulación y la lisonja son vicios, mientras amonestar y
reprender, con corrección, es propio de los amigos.
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