Al menos son 6 las diferencias,
no estrictamente filosóficas, entre modernidad y posmodernidad.
Son más que etapas
históricas: son paradigmas asociados a diferentes maneras de pensar y de vivir.
La modernidad y la
posmodernidad son conceptos que utilizamos especialmente en las ciencias
humanas y sociales y que nos han servido para comprender algunas
características de nuestras sociedades así como las transformaciones por las
que hemos pasado.
Con frecuencia son conceptos
que se utilizan como opuestos o como una forma de explicar el paso de un
periodo histórico a otro, no obstante, la modernidad y la posmodernidad hacen
referencia a elementos que coexisten, que son muy complejos y que no pueden
comprenderse por separado.
¿Es un cambio de época?
En términos muy generales, la
modernidad es la época que inicia entre el siglo XV y el siglo XVIII en las
sociedades occidentales, a partir de transformaciones sociales,
científicas, económicas y políticas.
Por su parte, la posmodernidad
hace referencia a la segunda mitad del siglo XX, y se conoce también como
“modernidad tardía”, “época posmoderna” o incluso “posmodernidad-en-la modernidad”,
precisamente porque los límites temporales entre una y otra no están fijos ni
determinados.
El término posmodernidad no
es sinónimo de un antimodernidad, y el prefijo “post” no solo hace referencia a
algo que viene “después de”, sino que es un concepto que ha servido para
desvelar movimientos teóricos y políticos que se habían iniciado en la modernidad.
Por eso, uno de los
grandes teóricos de la posmodernidad, Jean-François Lyotard, la define
como un “reescribir la modernidad”.
En otras palabras, la
posmodernidad no es tanto una época nueva, como el desarrollo y la
actualización de los proyectos que la modernidad había empezado.
La modernidad y la
posmodernidad son etapas que no se pueden comprender como independientes u
opuestas, sino como un conjunto de acontecimientos sociales, políticos,
económicos, científicos.
Es decir, que las diferencias
que veremos a continuación no significan que se ha pasado por completo de
un paradigma a otro, sino que han ocurrido transformaciones constantes en
diferentes ámbitos de la vida social.
1. EL PARADIGMA CIENTÍFICO Y LA CUESTIÓN DEL SUJETO.
Durante la modernidad, el
hombre se constituyó como sujeto. Es decir, que todo se comprende con
referencia a él, incluyendo la naturaleza y la actividad humana en general.
Fue el “antropocentrismo”
frente al “teocentrismo” medieval.
Por otro lado, la
posmodernidad se caracteriza por “la muerte del sujeto”, porque el conocimiento
deja de estar centrado en el ser humano, y la verdad ya no se considera
una realidad universal, sino un desvelamiento constante.
Así, la pregunta básica para
la filosofía y la ciencia ya no es qué es el ser, sino ¿cómo puedo conocerlo?
La ciencia en la
posmodernidad se hace de manera transdisciplinar, rechazando el
materialismo determinista, y se integra a la sociedad por medio del desarrollo
de la tecnología.
Así mismo se intenta salir de
los opuestos como mente cuerpo, hombre-mujer…
2. ENFERMAR YA NO ES TAN
MALO.
Durante la modernidad el
cuerpo es entendido como un objeto aislado, separado de la mente e integrado
principalmente de átomos y moléculas, con lo cual las enfermedades son entendidas
como el mal funcionamiento de estas moléculas, y su cura depende exclusivamente
del médico y de los fármacos.
En la posmodernidad, en
cambio, el cuerpo ya no se entiende como un objeto aislado, sino en conexión
con la mente y con el contexto, con lo cual la salud no es solo la ausencia de
la enfermedad sino un equilibrio que depende en gran medida de cada individuo.
La enfermedad es entonces un
lenguaje del cuerpo y tiene unas finalidades determinadas, es decir que se le
atribuye un significado más positivo.
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