(Como cada año (y desde hace muchos), este mismo día, el "día del libro", cuelgo esta misma reflexión,/artículo/spot).
¿Quién iba a decirme que, en día tan señalado, el día de San Jordi,
yo, (que soy del Real Madrid) iba a ser testigo de una escena semejante:
Raquel, esa alumna ejemplar, coqueta y moderada, con la cabeza sobre los
hombros, siempre sensata y asentada, pegándole en la cabeza, con una flor, a su
amigo del alma y de siempre?.
Pero ¿quién iba a decirme, a mí, precisamente, que, en día tan
señalado,......iba a ser coprotagonista de una situación, tan cómica y tan
trágica, pero real?
Yo, como todos los años en esta fecha, le había comprado una rosa. La
rosa más bella (y más cara) que había en la floristería de la esquina. Incluso
le había encargado al empleado que me la envolviese en ramaje verde para que,
con el contraste, resaltase más su hermosura o su esbeltez.
Apenas traspasé la puerta, como todos los años, le mostré una sonrisa,
le ofrecí la rosa y le di un beso.
Ella, igualmente, (como todos los años), pero algo más seria, incluso
arisca (de eso sí que me di cuenta al momento) me ofreció un paquete, de pequeño tamaño, de forma cuadrada
y escrupulosamente envuelto en papel de regalo (¿un libro cuadrado y de tan
pequeño grosor?, ¿un libro infantil?).
Era un compact-disk de Ella Baila Sola. Encima del celofán que lo
cubría, una pegatina amarilla, con una orden o consejo, escrito a boli rojo: “la canción nº. 5, por favor “. Era
“La mujer florero “(la canción más odiada por mi esposa y la más odiosa, según
ella, de toda la historia de la música pop en los últimos tiempos). ¡Cuántas
discusiones no habríamos tenido por el dichoso tema¡ Yo hablando de libertad,
de tolerancia, de respeto a las opciones y ella replicándome con lo de “
derechos inalienables e intransferibles “.
También ella, de repente, cogió la rosa y empezó a sacudirme “ rosazos
“ en la cabeza y hartó a todo el género humano, masculino, en mí persona de
todo lo que quiso y más de lo que uno puede imaginarse. Pero el vocablo que más
se repetía, como un adjetivo cuadrado y lanzado, martilleante, era el de “machista”,
“machista”, “machista “
“ Habéis construido a vuestra
medida –decía- un lenguaje “ machista “,
una cultura “ machista “, una familia igualmente “ machista “ ( y seguía y
seguía y seguía....“ machista “, “ machista “, “mach....” ..
Me cogió por la pechera y me sentó bruscamente (en realidad me empujó
y me tiró en el rincón del sofá. Me puso su dedo índice acusador a la altura de
los ojos y me ordenó ( esto sí que no fue un consejo ): Calla y escucha
atentamente lo que voy a decirte porque voy a contarte una historia en
TRES CAPÍTULOS:
“Desde siempre – decía – los
machos habéis dominado el mundo porque erais los dueños de la palabra, del
lenguaje, de los libros. Y en los libros se encuentra LA VERDAD. Y decir
VERDAD es decir PODER, DOMINIIO, MANDO,
VENCEDOR. Siempre interesó al macho que la mujer no supiese leer. Siempre la
puerta franqueada. Sabíais que si entrábamos en contacto con LA
VERDAD poníamos en
peligro la JEFATURA del macho sobre el grupo.
¿Puedes decirme cuánto dura la
belleza de una rosa? ¿Una semana?, ¿Y qué es una semana comparada con la
eternidad de LA VERDAD ?
“ Egoístas “, “ que sois unos egoístas
“ ( también viene ahora mi mente ese
vocablo martilleante ( “ egoístas “, “egoístas “, “ egoístas “.....)
“Habéis repetido la escena
de Dios en el Paraíso, porque os habéis creído dioses. Dios temió que Adán, al
probar la fruta del Árbol de la
Ciencia ( de La
Verdad ) del Bien y del Mal, supiera, Y si ya sabía
¿ para qué iba a necesitar a Dios si, por sí mismo, ya sabía qué era
bueno y qué era malo ¿. A Dios le interesaba un Adán ignorante. Pero Adán pensó
por sí mismo y eso puso en peligro la necesidad de Dios, el papel de Dios. Por
eso lo expulsó del Paraíso, porque temió no ser ya necesario. Además lo echó
desnudo, condenándolo a trabajar para comer, para tapar y alimentar su cuerpo.
La venganza divina y la .estrategia divina eran perfectas. Adán, a partir de
entonces, tendría que preocuparse de su cuerpo. Sólo así descuidaría su alma,
tendría que trabajar y no tendría tiempo para pensar, para saber. La Verdad siempre es peligrosa
para un Jefe, porque toda Jefatura tiene un pie puesto en la ignorancia de los
subordinados ignorantes. No en vano está escrito y revelado: “ LA VERDAD os hará LIBRES “.
Mantened ignorante a un pueblo y lo mantendréis siempre esclavo, encadenado,
inmaduro, necesitado...
Esa misma escena divina la
habéis ensayado y puesto en práctica los machos, diosecillos de pacotilla,
durante siglos con nosotras.
Esa PRIMERA MUJER, fue la mujer depreciada. Vosotros
repartisteis los papeles sociales, según el sexo, y a nosotras, naturalmente,
nos tocaron los peores. Y creasteis unos mecanismos de reproducción homosocial.
Vosotros nos pusisteis un “glass ceiling” que, en la realidad, se convirtió en
un “glass wall”. Una escalera para vosotros; un tajuelo para nosotras. ¿Por qué
no una escalera, jerárquica, meritocrática? La diferencia anatómica la habéis
convertido en diferencia social. ¿Qué decir de esos políticos, imbéciles (Véase
el diccionario, por favor) que hablan de cuotas femeninas en cargos de
responsabilidad, que quieren primar a los partidos que lleguen al cincuenta por
ciento, de cuota (ahora sólo el veinticinco? ¿Es posible tan alto grado de
idiocia? (Véase el diccionario, por favor). Como si el sexo imprimiera
carácter. Parecen no diferenciar hormonas
de neuronas. ¿Por qué, si desapareció la monocracia y pasó a mejor vida
la aristocracia, se mantiene la falocracia? Yo no tengo complejo de castración,
no soy un ser inferior al que le falte el pene. ! Confundir el culo con las
témporas ¡ Dominio social del hombre sobre la mujer. Las actividades valiosas
son las masculinas (si incluso nuestro nacimiento fue indigno, la hembra salió
de una costilla del macho). Siempre, y en todo, inferiores. La guerra, la
política, el poder... eso “ era cosa de hombres” (entiéndase machos). La mujer en la casa (y
con la pata quebrada). Sólo éramos capaces de hacer algo que
vosotros no podíais, algo exclusivo nuestro, “ parir “. Pero incluso entonces,
cuando paríamos, alababais la simiente en detrimento de la tierra. Esta era
sólo un medio en el que prendía, germinaba y fructificaba la semilla (vuestro
semen). Cuando paríamos, lo importante nunca fue la parturienta, sino lo
parido. Sólo lo que salía, lo engendrado, tenía valor. Incluso en Grecia, en la
culta Atenas, sólo éramos “ nodrizas de un germen depositado en nuestro seno “.
El depositante y lo depositado, no la depositaria, el falo y el
germen-semen-semilla eran lo precioso y lo preciado. Nosotros siempre estuvimos,
fuimos, depreciadas. Sólo fuimos tentación de pecado, de peligro. Éramos
maléficas. Eva fue la culpable de que Adán fuera expulsado del Paraíso. Ella lo
engañó. Éramos tuercas a las que se les había salido/sacado/perdido el
tornillo. El meter, no el recibir, era lo positivo, lo causante. Siempre fuimos
el elemento oscuro y diabólico (el diablo se disfrazaba de mujer para perder a
los hombres). Nosotras éramos las sibilas, las magas, las brujas, las
hechiceras. Éramos impuras (¿no sangrábamos sin estar heridas, una vez al mes?,
alguna enfermedad tendríamos por dentro). Y durante la regla, (¿lo recuerdas?)
no podíamos tocar los alimentos (se pudrían), ni trasegar vino (se picaba, se
avinagraba...)
Entre la carne y el trigo,
la carne; entre el salir y el quedarse, el salir; entre el correr y estar
parado, el correr; entre el sol del día y la sombra de la cueva, el sol. Por
eso vosotros salíais, os ibais, cazabais, pescabais. Olvidáis con frecuencia
que si el Paleolítico fue vuestro, el Neolítico nos pertenece. La siembra, la
cría y la domesticación de animales, la cerámica... (Esto, a la larga, sería
vuestra perdición).
Incluso cuando todos
adorábamos a los dioses vosotros erais los sacerdotes, nosotras las que cuidábamos del templo;
vosotros entrabais en éxtasis y en contacto con los dioses, nosotras nos
prostituíamos con los hombres que
acudían al templo, para poder mantener y cuidar de ese templo.
Vosotros siempre
pastoreando, pero siempre comiendo en otros prados.
Siempre todo el mundo se
acordará de Pericles, pero ¿y de
Aspasia?, ¿qué me decís de esa mujer?, ¿alguien ha oído hablar de ella?
Recorred la historia,
¿cuántas mujeres nobles, honestas, poderosas, capaces, dignas...?. No nos
dejasteis, realmente, ser. Es verdad que fuimos, pero éramos malas, éramos el
mal, (quizá necesario, pero un mal)... Es verdad que paríamos, pero lo parido,
al momento, nos era retirado y presentado a vosotros para su aprobación y aceptación, criado por
otras, educado por esclavos, pedagogos,....
¿Algún griego amó a la madre
de sus hijos?, ¿algún hombre fue esposo, marido?... El hombre sólo era macho y
padre. Pero eso se acabó. La
PRIMERA MUJER (taimada, engañadora-engañosa, licenciosa,
peligrosa, diabólica, inconstante, envidiosa, instrumento, tuerca, tierra,
solar de alquiler nuevemesino...Esa mujer ya pasó a la historia, ya es
historia.
Mi mujer se levantó. Debía de tener la garganta seca de tanto hablar y
de poner tanto énfasis en lo que decía. Oí el grifo en la cocina. La vi entrar
bebiendo. Hice un ademán de levantarme y puso la mano en mi hombro
impidiéndomelo.
“Quieto ahí, que todavía no he terminado - dijo bebiendo tragos
cortos y continuos.
Porque el macho o no llega o
se pasa. He aquí a LA
SEGUNDA MUJER , la que es puesta en las nubes y por las nubes.
Ahora la mujer es la dama por la que el caballero es
capaz de morir y de matar (pero ella, te recuerdo, siempre en tierra, nunca a
caballo, porque estar a caballo es poder, es fuerza, es rapidez, es dominio).
Se alaban sus virtudes (su fidelidad, su recato, su cortesía, su belleza, su
donaire, su saber estar, su sufrimiento en la ausencia, su espera confiada). Es
la mujer ya esposa, ya madre, educadora. Es la mujer puesta ya en el pedestal.
Si hasta incluso la religión cristiana lanzó/aceleró el culto a la figura de
María. ¿Qué fue de María en los primeros siglos del cristianismo? ¿Hubo
apóstolas o discípulas? ¿Hay hoy sacerdotisas, obispas....en la religión
católica? ¿Habrá otra creencia que rezume tanto machismo en su organización?
(Sí, ahora están los talibanes). ¿Cómo se va a comparar una monja con un cura? Si la Misa es el centro de la
religión y la Eucaristía
el centro de la misa, si es la palabra la que convierte en cuerpo y sangre de
Cristo el pan y el vino previos, ¿qué hacen las monjas?, sólo ayudan y/o
cantan. No consagran. Son coro, comparsa, acompañamiento, no protagonistas, no
solistas. Todavía permanecen en pie, inexpugnables, las fortalezas masculinas
de la Iglesia ,
el Ejército y la Banca
(los tres grandes centros de decisión y de poder). Pero su fecha de caducidad
está marcada y próxima: o desaparecerán o se transmutarán.
(Cuando mi mujer se dispara no deja títere con cabeza).
A María se la ve, ya en el
Renacimiento, como esposa, mientras José trabaja; como madre, con el niño en
brazos, como educadora con el niño de la mano, viendo cómo juega con los
pajarillos.
Si incluso en el siglo XVIII
desalojasteis a todos los dioses de sus pedestales y disteis culto a la Diosa Razón. Nosotras
no contábamos. Ese femenino es un masculino. Es el macho razonando. ¿Cuántas
mujeres intervinieron en la
Enciclopedia y formaron parte de las Academias?
La dama era dueña del corazón
del amado. La esclava, como por un milagro parece convertida en señora. Las
mejores y más encendidas poesías, las formas líricas ya no van dirigidas a
Dios, sino a la Amada. La
mujer es adorada venerada, reverenciada. Ella es Laura, Beatriz, Galatea,
Dulcinea... La mujer es una criatura celeste, ideal, divina. Ella es la musa
inspiradora. De la mujer “ depreciada “ se ha pasado a la mujer sacralizada y
supervaliosa.
Pero todo eso fue una
trampa. Una trampa saducea y machista. Y eso lo sabéis. ¿Acaso D. Quijote amaba
a Aldonza Lorenzo? NO. Su amor era para Dulcinea del Toboso. ¿ Y quién era
Dulcinea sino una idea....
Quizá estuviéramos en vuestro
corazón pero no dejasteis que
desarrolláramos nuestra cabeza. Adorasteis nuestra belleza, pero no
permitisteis que participáramos de la
Verdad , del Poder..
Sólo dominábamos en el ámbito de vuestra imaginación, de vuestros
discursos. Nos decíais palabras bonitas pero nos negasteis el uso de la
palabra. Y sin palabra, sin lenguaje, no
hay autonomía, no hay independencia, no hay persona...
Éramos, pero sólo éramos
deseo vuestro. Éramos dueñas, pero sólo en vuestros sueños. Éramos el “ bello
sexo “ pero, a la vez y sobre todo, el “ sexo débil “. Éramos hadas, pero sólo
del hogar...
Nos adorabais, nos
idolatrabais, pero nunca hubo una forma más sibilina, más hipócrita, más
taimada, de dominio sobre nosotras.
Nos pusisteis en el pedestal
del deseo pero nunca nos dejasteis bajar de él para pasear por la vida.
Pero qué hijos
de....fuisteis.
Nunca fuimos mujeres
ideales, sino ideas vuestras de mujer.
Cuando decíais tenernos en
el pedestal y adorarnos, en realidad os poníais vosotros, vicariamente, en él;
porque erais vosotros los creadores de estos pedestales y de esas imágenes.
Eran vuestras fantasías lo que adorabais, no a nosotras. Os adorabais a
vosotros mismos, aunque dando un rodeo inmoral, pero culpable. Os valíais de
vuestra imaginación para convertirnos en
fantasmas y luego os arrodillabais ante vuestra capacidad prodigiosa para crear
fantasmas. Nunca estuvimos tan bajo como cuando jurabais tenernos en lo alto.
“La madre que os.....”.
Mi mujer paró un instante para volver a beber agua y tomar impulso. En
ese momento quise tomar la palabra para explicarle que para Aristóteles,
incluso para Santo Tomás, La
Verdad , la
Bondad y la
Belleza son tres trascendentales del ser, coextensivos con el
ser. Que todo ser, por el hecho de
serlo, es Verdadero, Bueno y Bello, en mayor o menor medida, según la
densidad de ser que comporta. Incluso pensaba exponerle la teoría de Ortega
sobre los Imperativos Culturales y los Imperativos Vitales pero.... me cortó en
seco dando un “vasazo” en la mesa que por poco rompe el cristal.
“Que ya está bien, que estamos hartas, que
“sanseacabó”. Que las mujeres hemos dejado de ser floreros, adornos,
complementos. Que queremos amueblar nuestras mentes con Verdades, para proponer
objetivos, para organizar tareas, para tomar decisiones, para evaluar
resultados. Queremos saber a qué atenernos en la vida sin tener que preguntarle
a nadie, y menos a vosotros, detentadores de
caducas respuestas). Queremos ser ilustradas, mayores de edad, responsables.
Queremos compartir cargos y cargas, pero sin tener que pediros permiso, sino
porque queremos, podemos y nos toca. Flores para todos, sí, pero también libros
para todos. Nosotras no queremos ser vosotros, ni como vosotros, queremos ser,
sencillamente, nosotras. No queremos el unisex. Somos partidarias de los dos
sexos, pero en igualdad. ¿Tan difícil es de entender? No queremos que os
quitéis para ponernos nosotras, queremos estar. No queremos ser más, pero
tampoco menos. Queremos ser iguales (no desiguales), pero distintas (no
idénticos).
Primero
nos diabolizasteis y nos bajasteis a los infiernos. Luego nos idealizasteis y nos
encumbrasteis hasta los cielos. Pero, mira tú por donde, nosotras, LA TERCERA MUJER ,
queremos estar aquí, ni allí abajo ni allí arriba, aquí, ahora, así. Si antes
vosotros nos pusisteis, ahora nosotras queremos estar, ser autónomas, ser
nosotras.
Éramos
en relación a vosotros, estábamos donde os interesó que estuviéramos, siempre
subordinadas, siempre apéndices, añadidos más o menos ornamentales. Pero
vosotros, siempre, la oración principal, el núcleo. Y ahora nosotras también
queremos ser eso, o al menos los dos coordinados.
¿La
casa?, para los dos. ¿El trabajo?, para los dos. ¿Los hijos?, de y para los
dos. ¿Los estudios, la libertad, el divorcio, el poder la posición social...?,
para los dos. No llames “cana al aire” tu infidelidad conyugal y a mí me llames
puta-golfa-viciosa por hacer lo mismo que tu.
Ya
no somos vuestras esposas, sino personas autónomas. Si queréis, vamos de
la mano y somos compañeros de viaje. No queremos tener maridos, sino ser
personas independientes, libres y que, además, se aman.
Mi
cuerpo es mío y tu cuerpo es tuyo. Yo nunca te lo alquilaré. Es mío y dispongo
de él. Cuando ambos queramos y ambos lo deseemos y nos apetezca, podemos
acercarlos, unirlos, usarlos, disfrutarlos, exprimirles el placer que
comportan, intercambiar besos, caricias, abrazos. Fruición mutua o nada... pero
hijos, tener hijos, ser madres y ser padres, sólo cuando estemos de acuerdo y
con todas las consecuencias. El “cuándo” y el “cuántos” los decidiremos los
dos, libremente. Yo tengo una vida y un proyecto vital,
exactamente igual que tú, y no permitiré, nunca, ni que tu ni nadie me lo
entorpezca, me lo desvíe, me lo frustre. Todo tiene que ser consensuado, nunca
impuesto. Tú y yo. Yo y tú. Ambos. Los dos.
Si vosotros siempre supisteis quiénes
erais y dónde estabais, nosotras estamos aprendiendo a ser nosotras, a
autoanalizarnos, a autovalorarnos. Estamos haciéndonos nuestro sitio. Queremos
ser dueñas sólo de nosotras; queremos ser nosotras, queremos ser libres y
elegir el qué, el cómo, el cuándo, el dónde... En una democracia la selección
de las élites se basa en el talento, la competencia, la igualdad meritocrática,
no en la pertenencia a un género. La ciudadanía moderna no distingue entre
blanco y negro, creyente y ateo, alto y bajo, gordo y flaco....hombre y mujer.
Ser ciudadano es ser persona.
El
ser esposa y madre ha tenido un coste profesional. La carga familiar y la carga
mental nos ha castigado en el progreso profesional, porque hemos sido menos
móviles hemos estado menos disponibles,
nos hemos retraído más y hemos sido menos lanzadas. Hemos perdido muchas
oportunidades. No queremos ventajas pero no queremos que juguéis con las cartas
marcadas. Madre sólo hay una, padre biológico puede serlo cualquiera. Un polvo no es una vida.
Queremos
un reconocimiento social por lo que laboralmente hacemos (tu y yo) y no por lo
que biológico-anatómicamente somos (hembra y macho)...
Y mi mujer siguió, siguió, siguió....
Y si no estás de acuerdo –y se levantó bruscamente- te
vas por ahí y te compras un perro”.
¡Vaya un portazo que pegó al salir! y ¡vaya perro, pequeñito, blanco,
peludo, como una bolita de algodón, que me compré! No tenía nombre. Lo llamo
Pitágoras o Sócrates, depende si es de noche o de día (lo estoy volviendo
esquizofrénico).
Normalmente, cuando me desvelo a altas hora de la noche, cojo a mi Pitágoras, lo siento encima de la cama y
le leo fragmentos de Epicuro. Lo miro fijamente a los ojos y le recito, casi de
memoria, el segundo discurso del Zaratustra de Nietzsche.
Y cuando leo u oigo lo de la desvertebración de España por culpa del
desfile del carnaval de las Autonomías, muy orteguianamente, muy
dialécticamente, le demuestro a mi Pitágoras que España no puede desvertebrarse
porque “España es/está invertebrada”, porque ya no tiene élites a las que
seguir, no hay ideas-fuerza a las que agarrarse, no hay levadura que fermente
la masa. Todo es masa. Masa fofa, mazacote de carne sin huesos, masas rebeldes,
“la rebelión de las masas”.
Lo malo fue la noche del 24. Mi mujer se despertó y se levantó a beber
agua (¿le habría estado regañando a alguien en sueños?). Yo tenía al perrito
sobre mis rodillas, medio de pie, con las manos sosteniendo su cabeza,
intentando explicarle el Argumento Ontológico de San Anselmo sobre la
existencia de Dios. Ella vio la escena y...
“Pero
tú,... ¿es que no puedes parar?
¿Siempre
volviendo a las andadas?
¿Pero
es que no puedes dejar que el perro sea perro?”.
Tomás
Morales Cañedo
Profesor de Filosofía.
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