2.- SEGUNDA CONCEPCIÓN DE LA SUPERVIVENCIA POST-MORTEM
En una primera aproximación
“reencarnación” significa que una persona muerta vuelve a nacer en un tiempo
posterior y con otro cuerpo.
Para un “corporalista” la
noción de reencarnación tiene que ser incoherente pues, si lo que identifica a
un individuo como tal es su cuerpo, no solamente será inconcebible que alguien
sea ese individuo sin un cuerpo, sino igualmente inconcebible que sea “ese
mismo individuo” con “otro cuerpo”, porque “otro cuerpo constituirá, “eo ipso”
otro individuo.
Y son muchas las personas (y
personalidades) que creen en la reencarnación considerándose reencarnaciones de
personalidades ya desaparecidas tiempo ha, que son ellas (las desaparecidas)
pero en el cuerpo que ellas (las vivas) tienen.
¿Es posible mantener la misma
identidad con cuerpos distintos y tiempos diferentes?
Quien se considera
reencarnación de Gandhi, indio, asesinado un 30 de Enero de 1.948 ¿es Gandhi
reencarnado? ¿Y no puede haber muchos más que se consideren Gandhis
reencarnados?
Si los hombres fuéramos como
las amebas y pudiéramos dividirnos en ese momento habría dos personas separadas
donde antes había habido, realmente una pero potencialmente muchas.
Pero es que nuestra llegada a
la vida no es como la de las amebas o por partenogénesis, sino de la
fecundación de un óvulo por un espermatozoide.
De los dos o X Gandhis que se
consideran reencarnaciones de aquel Gandhi original ¿todos pueden reclamar ser
los auténticos? ¿Una identidad, la del Gandhi indio, puede dividirse y
materializarse en varios cuerpos y en distintos tiempos y lugares?
Si hoy mismo apareciese
alguien mostrando todos los recuerdos, por conocer detalladamente su biografía,
y siendo consciente jurase y perjurase ser la reencarnación de Gandhi, pero,
ante las nuevas circunstancias no se portase como Gandhi sino siendo agresivo,
comilón, superactivo, con ropajes de lujo… ¿qué diríamos si tiene todos sus
recuerdos y se considera él, Gandhi?
¿O hay que comprobar la
sintonía de su actitud, de su comportamiento, de su moralidad, de su forma
ética de vivir en su día a día,…?
¿Qué podría confirmarnos que
era la reencarnación de Gandhi?
¿Podría haber una conexión
causal entre el ya muerto y el (re)nacido pero que no es desconocida porque no
sabemos en qué consistiría y cómo operaba?
El desconocimiento de la
causa quizá autorice a que exista la posibilidad si no hay contradicción ¿pero
la realidad?
Si los reencarnados
conservasen, todos, los recuerdos de las vivencias que tuvo el primitivo y
original y las conciencias de ser esa persona, ¿estaremos en condiciones de
afirmar que sí son reencarnaciones?
Porque, naturalmente, si no
hay recuerdos del muerto la persona viva no es la misma que la muerta.
¿Podría afirmar un
corporalista que esa o esas personas que se consideran reencarnaciones por
poseer, en verdad, los recuerdos de las muertas que ello sería fruto de estar
sufriendo alucinaciones y sugestiones?
Pero ¿y si se constatara que
tales supuestos casos de reencarnaciones eran relativamente frecuentes, induciría
ello a pensar en un procedimiento natural, aunque desconocido, que hacía que
las mismas personas volvieran a la vida una y otra vez –naturalmente con
cuerpos diferentes- ?
Entonces la reencarnación de
las personas (esto es, de las series causalmente enlazadas de
memoria-autoconciencia) sería un hecho bien establecido y, a “fortiori”,
posible.
Para los creyentes en y
partidarios de la reencarnación ésta es una posibilidad de que las almas, tras
la muerte del cuerpo, puedan volver a emparejarse con otro cuerpo.
¿También si, el día de
mañana, apareciese vida humana en otros planetas de la galaxia y alguno de
ellos se considerara reencarnación de Gandhi o sólo para los del planeta
tierra?
Una de las tradiciones
religiosas que más ha insistido en la idea de reencarnación, el budismo,
afirma, simultáneamente, la irrealidad del yo y la inexistencia de un alma
espiritual individual.
Pero, si no existe una
substancia individual espiritual ¿qué es, entonces, lo que se reencarna?
Porque en esta vida una misma
persona puede sufrir cambios psicológicos radicales (de creencias, actitudes,
formas de comportamiento,…) y, sin embargo, sigue siendo la misma persona (por
lo que ésta no puede ser sólo un conjunto de rasgos psicológicos –como afirma
el budismo).
Por lo que la permanencia de
los mismos rasgos psicológicos no es necesaria para preservar la identidad
personal.
Además, algunos cambios de
cuerpo en la reencarnación tendrán que producir alteraciones radicales en la
psique del individuo (supóngase –por ejemplo- que Induráin se reencarnara en un
paralítico, o en una mujer sumamente obesa, ¡qué cambios psicológicos no habría
de sufrir, especialmente si recordara haber sido el mejor ciclista del mundo!
Además, si a lo largo de las
sucesivas reencarnaciones permaneciera invariable la personalidad del
individuo, ¿cuál sería la finalidad teológica del sistema de reencarnaciones?
¿No se supone que el alma se reencarna para purificarse moral y religiosamente?
Si la persona muerta era “al
morir” la misma que la reencarnada “al nacer”, después, a lo largo de la vida,
la persona cambiaría varias veces de identidad.
Si el año 2.100, cuando ya no
esté yo, si aparece alguien que dice ser mi re-encarnación o yo reencarnado,
ante las nuevas situaciones de todo tpo, ¿estará su comportamiento en
consonancia con cómo sería mi comportamiento?-
Si alguien apareciera con el
recuerdo de todas mis vivencias, como si él las hubiera vivido, con mi
personalidad, con mi carácter, con mis hábitos y actitudes, con mis ideas,…
afirmando, conscientemente, ser yo ¿sería yo reencarnado?
Un conjunto de rasgos
psicológicos (como propone el budismo) por muy determinado que sea está lejos
de poder constituir la identidad personal de nadie.
En conclusión, la idea de
reencarnación, entendida bien como la idea de un alma que transmigra de un
cuerpo a otro, o bien como la idea de una autoconciencia-memoria-personalidad
que, mediante algún mecanismo causal desconocido, transita de un cuerpo a otro,
sólo es incoherente si admitimos una teoría estrictamente materialista de la
identidad personal.
Mientras estas teorías no
triunfen claramente, los creyentes en la reencarnación pueden respirar tranquilos
en cuanto a la coherencia de su creencia.
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