Igualmente el existencialista
J.P. Sartre:
“Hay por lo menos un ser en el que la existencia precede a la esencia,
un ser que existe antes de poder ser definido por ningún concepto, y este ser
es el ser humano” o, como dice Heidegger, “la realidad humana”.
¿Qué significa aquí que la
existencia precede a la esencia? Significa que el ser humano empieza por
existir, se encuentra, surge, aparece en el mundo, y que, después, va definiéndose
a lo largo de su vida y, sólo cuando muere, ceja su definición porque ya está
definido.
La muerte es la raya de la
suma total.
El ser humano, tal como lo
concibe el existencialista, si no es definible es porque empieza por no ser
nada. Sólo después será tal como se haya hecho.
Así, pues, no hay naturaleza
humana, porque no hay Dios para concebirla” (“El existencialismo es un
humanismo”).
También desde la Psicología , como reacción
contra la teoría del instinto, surgió el Conductismo
que, en su versión más radical, negaba la existencia de comportamientos innatos
y explicaba toda la conducta humana mediante procesos de aprendizaje.
Darwin había establecido una
continuidad entre el Reino animal y el Reino humano y afirmó que “el ser humano
tiene algunos instintos comunes”.
El psicólogo McDougall se
lanzó al agua y utilizó el “instinto”
como concepto fundamental para la explicación de la conducta humana.
Pero al definir el “instinto”
de un modo tan amplio, otros psicólogos fueron más allá del propio McDougall y
aparecieron instintos de todo lo habido y por haber: instinto de calcular la
edad de los transeúntes, instinto de evitar comer las manzanas del propio
huerto, instinto de… (Puede Ud. poner lo que se le ocurra).
¿Que uno tiene trato con los
compañeros?, es por el instinto gregario.
¿Que anda solitario?, es el
instinto antisocial.
¿Que lucha?, es el instinto
de pugna.
¿Que cede ante los demás?, es
el instinto de autorrebajamiento.
¿Que juega con los pulgares?,
es el instinto de jugar con los pulgares.
¿Qué no lo hace?, es el instinto
de no jugar con los pulgares.
¿Que juega mucho al bingo, al
fútbol, a la lotería…? es el instinto lúdico.
¿Que, por el contrario, es
muy ahorrativo…? es por el instinto de tacañería.
¿Que va por la calle y le
gusta recoger cosas?, es por el instinto de avaricia o usura.
………
Instintos de todo, para todo.
Y una teoría que lo explica
todo, no explica nada, porque igual vale para una cosa que para su contraria.
(Lo que le ocurriría a la teoría del Inconsciente), omniexplicativa, es decir,
nulliexplicativa o pseudoexplicativa.
El concepto de “instinto” se
había convertido en un “pseudoconcepto”, por lo tanto las explicaciones
fundadas en él eran “pseudoexplicaciones”.
No es de extrañar que
surgiera el Conductismo.
Aunque actualmente ha perdido vigencia el conductismo es el
responsable de la idea tan difundida de que en el ser humano apenas cuentan –o
no cuentan nada - los factores
hereditarios e instintivos.
De ahí que, para un
conductista, la conducta humana es, exclusivamente, una conducta aprendida.
Ello quiere decir que muchos
comportamientos de los animales no son aprendidos sino que obedecen a la
información inscrita en sus genes y transmitida por herencia.
Dos de los etólogos más
significativos, Lorenz y Tinbergen, defienden la existencia de pautas innatas (heredadas)
de comportamiento) que son seleccionadas, también, por la evolución y que se
heredan.
Los animales, por tanto, se
encuentran genéticamente programados para determinados comportamientos.
Esa programación permite al
animal: 1.- “reconocer determinados estímulos-signo”, ante los cuales, 2.- se
dispara un “mecanismo desencadenador innato”, el cual conduce a, 3.- “la
conducta consumatoria correspondiente”.
Estos tres pasos o momentos
serían los componentes estrictos del instinto.
Dicho lo cual, hay que
afirmar que no toda la conducta animal es instintiva, también pueden: 1.-
aprender de la experiencia propia o 2.- por imitación de los otros individuos
de su especie.
Lo que un animal pueda
aprender -o no- depende de que posea -o no- “disposiciones innatas para el
aprendizaje”.
Por lo tanto, ni puede
aprenderlo todo, ni con la misma facilidad, ni en cualquier etapa de la vida.
Instintos y aprendizajes, íntimamente ensamblados, son
las causas de la conducta animal.
Si el ambiente es muy
reducido, basta y sobra con los instintos pero si el medio es muy amplio y
variable entonces es el aprendizaje el que permite adaptarse rápidamente a la nueva situación,
aunque esta adaptación, al ser individual, no afectará al genotipo ni se
transmitirá a las generaciones siguientes por herencia.
Los pájaros que aprender a
perforar los tapones de las botellas de leche al ver cómo uno….o los monos que
aprender a lavar el boniato sucio al ver que una mona……o los que aprenden a
calentarse al fuego al ver que sus guardianes… Todos ellos son aprendizajes por
imitación.
Caso muy distinto es el de la
garrapata y su mundo tan reducido que con sólo los instintos…
El ser humano, fruto de la
evolución animal, sí tiene naturaleza.
¿Y Ortega y Sartre?
Creo que deben ser
interpretados de otra manera.
Lo que ellos niegan es que
exista una “esencia humana general”, fija y eterna (tipo Platón)
Lo que afirman es que el ser
humano es un ser histórico, que se hace a sí mismo a través del tiempo y que
debe asumir la responsabilidad de su destino.
Y, en este sentido, se puede
estar totalmente de acuerdo con ellos.
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