Fue hijo de su tiempo, no era
un personaje caído del cielo, era un judío piadoso que creía en la ley de
Moisés.
Lo normal, pues, que
perteneciera a alguno de tantos grupos o sectas que pululaban, entonces, por la Palestina ocupada por
los romanos.
Tres eran, entonces, las
sectas a las que podría haberse afiliado: 1.- La de los Zelotes o
nacionalistas, 2.- la de los Fariseos, 3.- La de los Esenios.
ZELOTE?
Los Zelotes se oponían,
incluso con la fuerza, a la dominación romana de Israel y tenían su origen en
Galilea, donde había nacido Jesús. Eran unos (podríamos llamarlos) guerrilleros
y uno de los doce discípulos había sido o militado con los Zelotes.
Muchos estudiosos de Jesús lo
consideraron Zelote, empeñado en la liberación de su pueblo del yugo romano.
Sobre todo los movimientos revolucionarios, que lo veían más que como un líder
religioso un líder político que había dirigido un movimiento de liberación de
Palestina.
Hoy es difícil de defender
esta teoría aunque no obsta para que simpatizara con los Zelotes y albergase
sentimientos nacionalistas, como todo buen judío, al ver a su pueblo sometido
al yugo romano.
Jesús le reprochaba a sus
discípulos más belicosos, que querían usar la espada, que Él había venido a
traer la paz y no la guerra,
Esenio?
Cuando se descubrieron, en
1.947, los famosos documentos de Qumrán, una localidad situada en Palestina, en
las proximidades del Mar Muerto, se pensó que Jesús podía haber sido uno de los
líderes de dicha comunidad religiosa, que ponía en entredicho algunos elementos
de la religión judía.
Se pensó, incluso, que la
doctrina de Jesús, tal como aparece en los Evangelios podía haber sido la
doctrina de los esenios y que, por lo tanto, el cristianismo primitivo habría
tenido origen en Qumrán.
Eran cientos de pergaminos
que se habían conservado sin manipulaciones desde hacía más de 2.000 años y que
se habían descubiertos por casualidad, cuando un pastor, buscando a una cabra
que se le había perdido se encontró con una cueva en la que halló algunas
ánforas con manuscritos en hebreo, en arameo y hasta en griego.
Las excavaciones posteriores
aparecieron muchas más cuevas y muchos más documentos.
Sobre dichos documentos se
especuló demasiado, incluso antes de conocer su contenido, y el Vaticano entró
en pánico, porque Jesús podía haber sido el famoso Maestro de Justicia de quien
se hablaba en dichos documentos de los monjes esenios de Qumrán.
Se trataba de una escisión
radical de la conocida secta de los esenios que existía desde hacía varios
siglos antes y que duró hasta el año 68, cuando los esenios fueron destruidos
por las tropas de Tito y Vespasiano, tras la caída del segundo templo de
Jerusalén.
Con esos documentos podría
haberse tambaleado toda la originalidad del cristianismo, al no ser más que una
continuidad histórica de aquella comunidad crítica con el judaísmo tradicional.
Hasta que se conoció su
contenido y se respiró tranquilamente, porque eran, sólo, simples
reproducciones de algunos libros de la Biblia , las Reglas de aquella comunidad y
discusiones teológicas sobre los libros sagrados de las Escrituras.
Fue, entonces, cuando pudo
conocerse la vida y la doctrina de aquellos esenios radicales, algunos de los
cuales eran sacerdotes que observaban el celibato y vivían en una especie de
monasterio, alrededor del cual, en edificios separados vivían los casados y muy
poco tenía que ver con la vida y doctrina que Jesús impartía a sus discípulos.
Jesús, pues, no habría sido
un esenio (que habrían sido unos 4.000) y menos el promotor de la escisión.
Pero los documentos sí
sirvieron para conocer mejor la vitalidad religiosa de los tiempos de Jesús, la
interpretación que se le daba a ciertos pasajes de la Biblia y la discusión
teológica en torno a la religión judía tradicional de saduceos y fariseos.
Los esenios de Qumrán eran un
grupo radical que ponía en cuestión la eficacia de los sacrificios de animales
que se realizaban en el Templo y la legitimación de la casta sacerdotal judía
tradicional.
Eran monjes elitistas que se consideraban
como los hijos de la luz en contraposición a los otros, que eran los hijos de
las tinieblas.
Pero todos ellos eran judíos
y circuncidados.
Creían en la inminencia del
fin del mundo y para ellos el enemigo no eran los romanos, como para los Zelotes,
sino el mal, el pecado y Satanás, al tiempo que creían que el Dios de Israel
acabaría venciendo a la muerte.
Son muchas las diferentas
entre los esenios y el cristianismo como para suponer que éste naciera de
aquel, pero al mismo tiempo había coincidencias por lo que no se descartaba
cierto influjo esenio en la predicación de Jesús.
DIFERENCIAS ENTRE LOS MONJES
DE QUMRÁN Y JESÚS.
En primer lugar, que Jesús
nunca fue un monje y que nunca vivió con sus discípulos en ningún monasterio.
Era un predicador itinerante, en contacto con la gente, sobre todo con los más
humildes
En segundo lugar, los esenios
rechazaban a todos aquellos que fueran paganos o gentiles, es decir, los no
pertenecientes a la fe judía.
Jesús, y más tarde el
cristianismo, fueron todo lo contrario, una religión universal, que no cerraba
puertas a nadie, porque Dios era Padre de toda la humanidad.
De hecho, a San Pablo se le
conoce como el Apóstol de los Gentiles.
En tercer lugar, los esenios
practicaban unas reglas internas muy severas mientras Jesús nunca dio regla
alguna a sus discípulos, ni permitía que ayunaran o hicieran sacrificios.
En cuarto lugar los elegidos
de entre la comunidad esenia eran todos célibes, los apóstoles de Jesús eran
todos casados menos uno.
¿Estuvo casado Jesús? (de
momento vamos a dejarlo en el aire, pero, como buen judío es raro que no lo
estuviera)
Pero Jesús nunca exigió el
celibato a los suyos y Él mismo fue enormemente libre en su trato con las
mujeres, incluso con las prostitutas, en una época fundamentalmente machista en
la que la mujer era la gran excluida de la sociedad y sólo contaba como madre
de sus hijos.
En quinto lugar. Entre los
esenios regía la norma de excluir de la comunidad a cuantos tuvieran algún
defecto físico: “todo idiota o loco, todo simple y tartamudo, aquellos cuyos
ojos no ven, el cojo o tambaleante, el sordo, el niño menor de edad, ninguno de
ellos entrará en la comunidad”.
Jesús era todo lo contrario,
tenía preferencia por los lisiados, los enfermos, los leprosos, los endemoniados,
los ciegos, todos aquellos a los que la sociedad dejaba en la cuneta.
No es que los buscase, es
que, cuando los veía, si apiadaba de ellos y no sólo no los rehuía, sino que,
compadecido, los curaba.
Aunque, posteriormente, la Iglesia le cerrase la puerta
de recibir la ordenación sacerdotal a los que mostrasen algún defecto físico,
entre los que figuraba la falta de testículos.
(Anécdota. Parece ser que en
Andalucía, en un seminario existía un seminarista al que le faltaba un
testículo pero que, al parecer, era el mejor alumno del curso y deseaba
ordenarse sacerdote. Consultado el Arzobispo contestó: “habría que dejar que se
ordene porque para lo que le va a servir ese testículo… y se ordenó)
Si no me equivoco, ahora
mismo la Iglesia
no deja ordenarse sacerdote a los contaminados con el virus del Sida (gesto
machista).
SEMEJANZAS.
Tanto Jesús como el Maestro
de Justicia de la secta esenia se consideraban enviados especiales de Dios.
Ambos fueron críticos con el
judaísmo oficial y contra el Sacerdocio del Templo de Jerusalén.
Ambos movimientos son de
corte apocalíptico. Creían en un inminente fin del mundo y en la llegada de un
Mesías que rescatara a Israel de todos sus males.
Igualmente, la costumbre de
poner los bienes en común, tanto para gastos de la comunidad como para dar
limosna a los pobres. Algo que heredarían las primeras comunidades cristianas,
pero que, pronto cayó en desuso por disputas y recelos de esa práctica.
¿FARISEO?
Jesús era simpatizante de
esta secta y es muy probable que formara parte de la misma, porque las
doctrinas de ambos son muy parecidas.
José de Arimatea, el que
prestó su tumba para que lo enterraran allí, era fariseo.
Y fueron algunos grupos de
fariseos quienes avisaron a Jesús para que huyera, tras haber sabido que Herodes
lo buscaba para matarlo.
Pero, entonces, ¿por qué los
cuatro evangelios hablan tan mal de ellos, como sus grandes enemigos y
perseguidores?
Porque cuando se escribieron
los evangelios las primeras comunidades cristianas empezaban a separarse de sus
raíces judías para entrar en contacto con paganos y gentiles, entre ellos los
romanos.
Y los fariseos, que era el
grupo dominante del judaísmo no veían con buenos ojos esa apertura del
judeo-cristianismo hacia una religión universalista, persiguiendo con dureza a
los judíos cristianos, impidiéndoles seguir entrando en la sinagoga como habían
hecho hasta ahora los judíos circuncidados convertidos a Jesús.
Estando así las cosas los
evangelistas achacaros a los fariseos del tiempo de Jesús (que eran muy
diferentes a los de ahora) lo que estaba ocurriendo ahora.
Así, todos los ataques que
tuvo Jesús en su vida, ahora, todos se los achacaron a los fariseos, como si
aquellos hubieran sido como éstos.
Y es que aquellos fariseos
eran una secta más bien liberal, dentro del judaísmo y que hasta creían en la
resurrección de los muertos.
Los auténticos enemigos de
Jesús fueron, no los fariseos, sino los “saduceos”, que representaban a la
oficialidad del Templo.
Lo más seguro es que Jesús
tuviera disputas con los fariseos, sobre todo con los que eran más legalistas y
se paraban más en la letra que en el espíritu de la Ley , pero no que fueran sus
máximos enemigos.
De hecho, en el proceso
contra Jesús y que lo llevaría a la condena a muerte en la cruz, nunca aparecen
involucrados los fariseos que, en vida, muchos de ellos hasta lo habían
invitado a comer.
De los evangelistas procede hacer
sinónimos, con el mismo significado, “hipócrita” y “fariseo” que ponen en boca
de Jesús.
Si Jesús no hubiera sido
fariseo éstos no se habrían parado a discutir con Él. Lo habrían despreciado y
dado de lado, como un loco más que se hacía pasar por el Mesías.
Hoy se sabe que muchas de las
expresiones que se ponen en boca de Jesús pertenecían a la doctrina liberal de
los fariseos.
Como “el sábado fue creado
para…”, que los propios fariseos rebatían contra los grupos más tradicionales,
que consideraban el sábado como de un descanso estricto, total.
Igualmente el “no hagas a los
demás….”
Igualmente, los fariseos
rechazaban la práctica del “ojo por ojo…”, que también Jesús lo puso en
entredicho al predicar el perdón y el amor a los enemigos.
Y es que los fariseos, además
de la ley escrita defendían una tradición oral, no codificada, entre la que
figuraba que la circuncisión realizada en el octavo día no quebrantaba el
sábado.
Jesús, pues, aunque no
perteneciera de forma estricta a la secta de los fariseos, por lo menos la
conocía muy a fondo y había adoptado no pocas de sus doctrinas.
¿FUE ORIGINAL SU DOCTRINA?
Prácticamente ninguna de las
afirmaciones hechas por Jesús es totalmente original. Ni siquiera la del amor a
los enemigos.
Lo que sí hizo Jesús fue
arremeter contra la interpretación estrecha y legalista que hacía el grupo
conservador de los saduceos de ciertos textos de las Escrituras y de las Leyes
(como ocurrió en el Concilio Vaticano II entre progresistas y conservadores)
Jesús hacía lo que los
fariseos progresistas, pero iba más allá que ellos. Huía de todo lo que era
sumisión a la letra de la ley para dar valor al espíritu de la misma.
Jesús nunca estuvo contra el
descanso del sábado, pero sí contra las degeneraciones y caricaturas del mismo
(vigentes, incluso hoy, en los religiosos ortodoxos más tradicionales, como no
poder encender la luz eléctrica en sábado o no poder dar cuerda al reloj, por
considerarlo un trabajo.
El espíritu del sábado era
muy positivo. Se trataba de prohibir toda actividad que impidiera dedicar el
día del Señor a la oración y a la meditación.
Ni siquiera estaba permitido
cocinar, para no restarle tiempo a las actividades del espíritu. Por eso se
cocinaba el día anterior.
Y así debió ser el domingo
cristiano. Hasta haber degenerado y ser el domingo cuando más se trabaja, sobre
todo en ciertas actividades.
También los saduceos habían
llevado el descanso sabático a tales extremos que, si a un pobre campesino, se
le caía el burro, que era su única riqueza, a un pozo, tenía que dejarlos
morir, no pudiendo sacarlo, porque era un trabajo o esperar al día siguiente.
O si alguien tenía hambre el
sábado no podía coger espigas.
Jesús, pues, no arremetió
contra la religión de sus padres y de su pueblo, sino contra las exageraciones
de los puritanos de aquel tiempo, que ponían la letra de la ley sobre el
espíritu de la misma.
Lectura interesante pero llena de errores y suposiciones tomadas como verdad, recomiendo a los lectores buscar y legitimar esta informacion
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPues en líneas generales estoy de acuerdo con este artículo. Si hubiera que incardinar a Yeshúa dentro de alguna secta o grupo judaico estos son los fariseos y dentro de las escuelas de su época más próximo al rabino Hillel que a Shamai aunque de este último estaría de acuerdo en el tema del libelo de repudio a la mujer (divorcio). Pero también tiene cosas esenias, el entregar todo para poder seguirle(recordamos al joven rico que Yeshúa le dijo que entregará todo. En Hechos de los Apóstoles se dice que vendían todo lo que tenían y lo entregaban) y la apocalíptica. Con respecto a lo que dices "Él había venido a traer la paz y no la guerra" También dijo "no he venido a traer paz sino espada..." A pesar de todo pienso que él no propugnaba la lucha armada, creo que hay datos en los evangelios
ResponderEliminarque apuntan en este sentido, él pensaba que Dios vendría con una legión de ángeles y echaría a los romanos.