viernes, 20 de diciembre de 2019

FLORILEGIO FILOSÓFICO: DE ESTO Y DE LO OTRO ( 3 - 2 )



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PORVENIR DE LA RAZÓN EN LA ERA DIGITAL.

La tecnología, además de una infinidad de artefactos creados por el hombre, es una mentalidad, una manera de acercarse y vivir la realidad.

Esta mentalidad tecnológica mira al futuro y no ve el fin, y las personas con dicha mentalidad se lanzan a afirmar que “ya, todo es posible”.
Están convencidas de que llegará a poder viajar por el tiempo y asistir, en vivo y en directo, a la “Toma de Granada” o al “Desembarque de Colón en América”.

Los infinitos mundos posibles, de los que hablaba Leibniz, parecen estar ahí a la vuelta de la esquina, aunque desconozcamos, todavía, la esquina y el cuándo de su aparición.
Todo es cuestión de dinero y de tiempo y cuanto más del primero, menos del segundo.
Están convencidas de ello.

La mentalidad técnica goza de excelente salud e imprime carácter a ciertos estratos de la cultura.

La ficción y la realidad cada vez están más cerca, nublándose las fronteras entre ambas y sólo es cuestión de tiempo que la ficción desaparezca como tal convertida en realidad.

El vertiginoso avance de la tecnología da pie a ello e igual que uno ve real una guerra nuclear otro se ve residiendo en Marte.
La imaginación no tiene freno ni marcha atrás.

Hoy, hablar de “ciberfilosofía” suena hasta bien, como si hablar de “ciberespacio” fuera como hablar del Océano Atlántico.

No descubrimos nada nuevo si afirmamos que vivimos en una “cultura de lo irreal”.

Es tanta la abundancia de información colgada en internet, disponible y alcance de cualquiera, que cualquiera puede hablar y escribir sobre casi todo y sin dominar casi nada.

Sabiduría, conocimiento e información son conceptos que no deben ser considerados como equivalentes y confundirlos es el fundamento de la desinformación.
Yo conocía la “navaja de Ocham”, de lo que nada sabía es de la “navaja de Skinner”: “Si no puedes explicar algo, haz como si no existiera”


CELEBRACIONES.

Dicen que los españoles, (y entre ellos los andaluces van en cabeza), tienen la macabra costumbre de celebrar a quien acaban de crucificar.
A este salmantino (yo) una de las primeras sorpresas con las que se encontró al cruzar Despeñaperros fue la multitudinaria asistencia de personas en los entierros, acompañando en el espacio a los familiares pero siendo, en realidad, una más de las tertulias entre amigos y/o conocidos hablando de los divino y de lo humano y, sobre todo, de fútbol.

DE EXCESOS.

Para recuperar la búsqueda de la verdad sería necesario un “exceso de pensamiento” y es necesario (aunque muchas veces sea conveniente) huir del “exceso de lenguaje”.

Hablar menos, pensar más.
Exceso de ilusión y escasez de palabra.

AUSCHWITZ

Auschwitz fue otra cosa.

Decir Auschwitz es recordar el TRIPLE SILENCIO.

1.- El que aisló a Auschwitz del resto del mundo, y por el que se distingue de los otros momentos con los que quiere comparársele (Hiroshima, Chernobyl,…) y es que éstos fueron hechos sonoros y el grito de dolor inmediatamente alcanzó y sobrecogió al mundo entero: los comunicados de guerra o de catástrofe…había testigos…al instante, al menos, había socorros,…mientras que en Auschwitz todo se desarrolló, se ejecutó, se consumó, durante semanas, meses, años, en el silencio absoluto, aparte y a la deriva de la historia.

2.- El silencio prudente, incrédulo, perplejo de los espectadores y, finalmente, y no menos escandaloso

3.- El silencio de Dios, lo más grave, lo más alarmante, en un pueblo fervorosamente creyente y obediente a su Dios.

¿Y Dios qué? ¿Dónde estaba Dios? ¿Por qué calló? ¿O es que nunca existió? ¿O es que Él también murió en Auschwitz? ¿Habrá que disculpar a Dios haciendo culpables a las víctimas?

¿Cuál fue el delito de las víctimas? Sencillamente existir, haber nacido.

El millón largo de niños judíos masacrados en el holocausto nazi no murieron a causa de su fe, ni a pesar de ella, ni por razones en relación con la fe judía.

Después de que la ley nazi hubo definidos como judíos a todos los que tenían un abuelo judío, los judíos fueron masacrados a causa de la fe judía de sus bisabuelos.

Este crimen “contra natura”, este crimen inmotivado, este crimen exorbitante, es, al pie de la letra, más que un crimen físico (que también) fue un “CRIMEN METAFÍSICO”


EL NIÑO.

Cuando las SS ahorcaron a un niño en el campo de Buna, ante los prisioneros dispuestos en formación y que tenían que desfilar delante de su cuerpo, balanceándose y agonizante durante media hora todavía, más de uno se preguntaba en silencio o se preguntaba en voz alta: ¿Dónde está Dios?

El prisionero que sobrevivió se respondía a sí mismo: “¿Que dónde está?, Ahí está. Está colgado ahí, de esa horca.

¿Y los niños, muchos de ellos nacidos en Auschwitz, y que fueron arrojados al foso del que ascendían llamas gigantescas? ¿Cuál pudo ser su delito?

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