Tras recuperar, después,
Teruel Franco llegó al Mediterráneo, a la altura de Vinaroz, estrangulado la
zona republicana, dejando incomunicados los centros de Valencia (la nueva
capital de la sede republicana) y Barcelona.
El 25 de Julio de 1.938 los
republicanos cruzaron el Ebro y abrieron una brecha en las confiadas líneas
nacionales, por la que introdujeron seis divisiones completas.
Sólo tres meses y tres semanas
después los republicanos tuvieron que retroceder y volver a cruzar el Ebro.
Una batalla, la del Ebro, tan
encarnizada, que ella sola costó 100.000 bajas.
Conquistar, después, Cataluña
fue ya un paseo militar, enzarzados los republicanos si en rendirse para evitar
más sufrimientos inútiles o si seguir, con la esperanza de que la guerra civil
española empalmara, en el tiempo, con la segunda guerra mundial, que ya se veía
venir y que habría aliviado a la
República , ya que Hitler y Mussolini tendrían otro objetivo
más importante, “su” guerra.
El 7 de Marzo de 1.939 Franco
está ya en Madrid, en una paseo triunfal y, unos por miedo y otros por
ideología, lo saludaban con el brazo en alto y ondeando las banderas rojas y
gualdas.
En los campos de España quedaban
esparcidos 300.000 muertos y más de 400.000 en el exilio (europeo,
hispanoamericano y norteafricano).
El 1 de Abril se proclamaría
el bando del vencedor: “………. de los
últimos objetivos. La guerra ha terminado”.
A partir de ese momento el
único grito que se oía, unánimemente, era el de “Franco, Franco, Franco”
Los republicanos, vencidos y
perseguidos, los que no pudieron huir a países extranjeros de acogida, vivieron
escondidos en la doble pared de sus casas o se echaron al monte, los “maquis”.
Ya sólo había “Paz” (o
“Paz-ciencia”, como 25 años después publicaría La Codorniz , el semanario
satírico).
Sería una Paz sin
reconciliación durante la vida del Dictador.
Los vencedores ajustaron
cuentas con los vencidos, y los que permanecieron en España, como “traidores a la Patria ”, unos irían a la
cárcel y otros al paredón.
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