4.- Europa se comporta
maquiavélicamente. No le importan los “principios” sino los “intereses” de las
naciones más fuertes.
Dice hacer tortillas pero no
rompe huevo alguno. Es un maquiavelismo de nuevo cuño.
Para Europa las “Razones
Éticas” y las “Razones Políticas” son incompatibles, por eso opta por ese mundo
de los intereses, el mundo a mano, el mundo rastrero en vez de apostar por ese
otro mundo al que aspirar, que se rija por Razones Éticas y donde la
desigualdad no exista.
La finalidad de la Política no es hacer
felices a los ciudadanos, entre otras cosas porque nadie sabe/no se sabe qué es
esa cosa llamada “felicidad” y que cada uno la interpreta a su manera.
Pero sí será objetivo de la Política facilitar y
hacer posibles las condiciones para que los ciudadanos lo intenten a su manera.
La felicidad es un “proyecto
personal”, pero que debe estar integrado en un “proyecto compartido”.
Es verdad que, incluso en
Filosofía, el Empirismo es, sobre todo, anglosajón, mientras que el
Racionalismo es, sobre todo, continental.
Mientras el mundo anglosajón
ha sido siempre amante de la experiencia, el continente europeo siempre ha sido
amante de los grandes sistemas, de las ideas.
El Empirismo puede desembocar
en un Utilitarismo mientras el Racionalismo puede caer en el buceo de las
profundidades, en la búsqueda de los fundamentos, de los primeros principios.
De ahí que la Constitución de los
Estados Unidos, anglófonos e ilustrados, se valen de ambos, del imperio
británico y de la ilustrada revolución francesa.
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