lunes, 10 de agosto de 2015

MARÍA MAGDALENA (18) EL GNOSTICISMO.



Tanto María Magdalena como el evangelista Juan y su “comunidad juanea”, estarían impregnados de gnosticismo.

¿Qué es el Gnosticismo (la “gnosis)?.

En la Editorial Akal, la filósofa francesa Francine Culdaut, publicó en 1.996, una obra titulada: “El nacimiento del Cristianismo y el Gnosticismo. Propuestas”.
Dice en la contraportada: “Este libro es un intento, en primer lugar, por despejar las ambigüedades y confusiones que rodean al “gnosticismo”, presentando para ello sus principales y definitorias afirmaciones teológicas: desde la “gnosis” como “conocimiento revelado” (nunca como fe o creencia) en sí mismo salvador hasta la existencia de (y radical diferencia entre) dos dioses: el Dios verdadero y bueno y el Demiurgo, Dios malvado creador del mundo (que también es malo y prisión de la que el hombre debe escapar)

Un intento, en segundo lugar de rescatar al gnosticismo de su falso papel vicario frente al cristianismo, que lo reduce a mera derivación (y por lo tanto “herejía”) cristiana, para concluir que la propia elaboración doctrinal y la consolidación institucional cristianas son el fruto de una “lucha” mantenida contra este “peligroso” enemigo, doctrinalmente independiente.
(….) movimiento que todavía hoy sigue siendo oscuro pero cuya influencia en la conformación de nuestra cultura en los primeros siglos de nuestra era está fuera de duda”

Hasta aquí la contraportada.

En el interior el libro está estructurado en cuatro apartados:

1.- Fuentes e interpretaciones (donde presenta el “corpus de las escrituras gnósticas”)
2.- Dualismo y trascendencia (en que trata El dualismo gnóstico, el Dios desconocido (trascendente), el Demiurgo y la “gnosis”: el conocimiento de sí es conocimiento de Dios)
3.- La creación (cosmología y cosmogonía, y antropología y antropogonía)
4.- La “gnosis salvadora”: ¿una salvación por naturaleza?, doctrina de la salvación y del salvador y la ascensión del alma y las creencias escatológicas.

(Invito al lector a la obra para conocimiento de qué era el gnosticismo).

Apareció en el siglo II y era la incrustación en las filosofías neopitagórica y neoplatónica, consideradas ya, en sí mismas, como filosofías de salvación, de elementos religiosos de los cultos orientales y, fundamentalmente, del Cristianismo en virtud de que su vigencia aumentaba de día en día.

Pero la “gnosis” representaba un peligro, que radicaba en que se ofrecía como la revelación de la revelación, adquirida por múltiples caminos, es decir, como la verdad última del Cristianismo.
Desde Simón el Mago hasta Basílides y Valentín (siglo II) que fue quien introdujo la gnosis en Roma.

Los gnósticos se consideraban sabedores de la verdad última y crearon doctrinas, entre ellas, el gnosticismo cristiano (el del 4º evangelio y la Magdalena) y que serían duramente combatidas por eminentes Padres de la Iglesia (San Justino, San Irineo, San Epifanio,.. Y por Clemente de Alejandría)
Hasta el descubrimiento de los 52 escritos gnósticos de Nag Hammadi la única información que se tenía del gnosticismo y de los gnósticos era la versión negativa de los mismos, por los Padres de la Iglesia, al ser considerados enemigos del Cristianismo en su versión “ortodoxa” oficial, la jerárquica, la que provenía de Pedro y Pablo.

Tras Nag Hammadi hay que volver atrás para poder conocer, de primera mano, el gnosticismo cristiano, que está muy cerca de nuestro misticismo español.

Si son muchos los autores que hablan mal del gnosticismo, adversarios de éste por defender otra cosa, en este caso el cristianismo de la Iglesia ortodoxa, lo que de ello se puede concluir es de la “existencia” de la corriente gnóstica pero no de su “esencia” de qué era, realmente, el gnosticismo.
Como, además, al ser declarado “herejía” y “herejes” a los cristianos gnósticos, la orden proveniente de la máxima autoridad, el Papa, fue acabar, quemar todas las obras gnósticas.
Así que durante casi 20 siglos hemos sabido que existió el gnosticismo y hubo un movimiento religioso gnóstico, pero no podíamos acceder a lo que realmente era por haber desaparecido todo lo relacionado con él.
Y aceptar que era lo que y tal como sus adversarios afirman que era, sería una ingenuidad.

Hasta el bendito 1.945 y el descubrimiento de Nag Hammadi, con el descubrimiento de textos gnósticos, con los que ya podíamos acceder a su contenido real, a la esencia del movimiento gnóstico.

Si la historia occidental se cuenta por años “antes de Cristo” y “después de Cristo” (a.C y d.C) o, más recientemente, la Era Común (E.C) el gnosticismo viene medido por “antes de Nag Hammadi” y “después de Nag Hammadi”

Dejo al lector y lo invito a recorrer “la historia del gnosticismo” antes de Nag Hammadi y después de Nag Hammadi, en el primer apartado de la obra.
Igualmente lo invito a profundizar en el dualismo divino: El Dios desconocido y el Demiurgo (cuyo término enlaza a uno con Platón).
El primer apartado del tercer apartado (Cosmología y cosmogonía) es muy farragoso.

Así que me limito a tratar: la gnosis, la antropología y la salvación según el Gnosticismo.

1.- GNOSIS:

Los padres de la Iglesia distinguían entre la “falsa gnosis” que, naturalmente, era la del gnosticismo y la “verdadera gnosis” que, también naturalmente, era el Cristianismo.

“Gnosis” viene a designar el conocimiento religioso: un conocimiento revelado que no es el resultado de ningún esfuerzo de la razón.
La versión de los Setenta utiliza la palabra “gnosis” para indicar el conocimiento de Dios o de la Torá y Pablo la utiliza para designar la verdadera religión. Y con este sentido la encontramos en los primeros escritores cristianos.
“Gnosis” viene asociado a “conocimiento” como “pistis” viene asociado a “fe”, que es la que salva.
Es el gnóstico Valentín el que distinga “fe” de “conocimiento”, siendo la “fe” lo que caracteriza a los cristianos de la Gran Iglesia.
Pero Valentín  sitúa la “fe” de la Gran Iglesia en el “terreno psíquico” (que es el del demiurgo)

Las verdades de los filósofos discrepan unas de otras (unos de otros) lo que lleva a la conclusión de que La Verdad les es ajena, no puede venir de ellos, no puede provenir de los hombres, sólo pueden provenir de Dios, de su revelación. Las verdades de los hombres no son más que conjeturas.

Para Valentín “gnosis” designa la gnosis salvadora, mientras para San Ireneo de Lyón designa la regla de fe.
Gnosis versus fe

En el hombre existe una presencia divina, que procede del mundo divino y viene a caer a este mundo. La gnosis reveladora, entonces, consiste en tomar conciencia de esa situación y así el gnóstico ubicará el mundo en su lugar adecuado, como obra del demiurgo.
Es posible, pues, un conocimiento intelectual, una sabiduría revelada de significación religiosa.
El gnóstico, mediante la gnosis, conoce su origen y su destino, lo que significa reconocer que los hombres (muchos hombres, no todos) son de Dios.
Todo lo que implica el conocimiento de sí es un punto fundamental del gnosticismo.

Sócrates había dicho: “Conócete a ti mismo”, entonces verás que eres un ser limitado, imperfecto pero, una vez conocida tu limitación, tu imperfección, estarás en condiciones de intentar ser perfecto, algo más perfecto, muy perfecto, aspirar a la perfección. La ignorancia de saber es el requisito para querer saber.

Igualmente, San Agustín (en lo que fue mi tesina de Licenciatura) resumirá en una triple sentencia toda su filosofía: 1.- “Noli foras ire (el mundo, las cosas, el “hombre exterior”), 2.- Redde te ipsum, in interiori homini habitat veritas (la verdad del mundo no es una auténtica vedad, sino Doxa. Es en el interior de cada uno (el “hombre interior”) donde habita la verdad. Y una vez conocida) 3.- Transccende te ipsum (da el salto a Dios, La Verdad, el “hombre divino”)
Esta oposición entre Fe y Gnosis será sustituida, posteriormente, por la oposición Fe y Razón.
La fe es creencia, la gnosis es conocimiento.
Si te conocieras bien a ti mismo descubrirías en ti esa chispa divina, esa presencia de Dios, que te habla, que te revela.
La “gnosis” es revelación, pero personal, interior, íntima, no externa, no revelación para todos los hombres de todos los tiempos. Es el descubrimiento, en ti, de la verdad que tu Dios te revela y te guía.

No es de extrañar que la Iglesia Oficial lo condenara como “herejía” ya que para ella la Biblia era la Palabra de Dios revelada a los hombres. La revelación venía de arriba (cristianismo), y no desde dentro (gnosticismo)

Los gnósticos reconocen dos niveles de verdad:

.- La Verdad de Fe (en el ámbito trascendente).
.- La Verdad Científica (sobre el mundo, demiúrgico, deficiente)

2.- LA ANTROLOGÍA GNÓSTICA

Es una antropología tripartita (y no solo dualista).
Cuerpo, Alma y Espíritu son las tres partes de que está compuesto el hombre)
“Soma”, “Psijé”, “Pneuma”.

Así, pues, hay tres tipos de hombres:
1.- Los espirituales o pneumáticos, 2.- Los psíquicos y 3.- Los hílicos-carnales-terrestres.

Hay predominio de uno sobre los otros y desde la teoría de la salvación:
Los hombres pneumáticos están necesariamente salvados; los hombres psíquicos pueden elegir la buena o la mala dirección, los hombres hílicos desaparecerán de todos modos junto con el mundo.

Habrá que luchar para escapar/salir del 3º y una vez en el 2º intentar ser y llegar al 1º.

En el evangelio de Felipe aparece esta sentencia, distinguiendo a Dios de los dioses: “Dios creó a los hombres y los hombres crean a Dios. Así se organiza el mundo. Los hombres crean dioses y los adoran como a sus creaciones. Sería bueno que los dioses adorasen a los hombres”
De aquí el escándalo de los Padres de la Iglesia.
Aunque este pensamiento aparece en Los Salmos: “…dioses sois / e hijos de Elyón todos vosotros”

Recordemos el pecado de nuestros primeros padres y los dos árboles en el centro del paraíso y de los que Dios les prohibió que comiesen sus frutos.
El árbol de la ciencia del Bien y del Mal y el árbol de la Vida.
El primero es el árbol del conocimiento. Dios los prefiere ignorantes y, así, tener que preguntarle a Él lo que quieran saber. Dios los quiere sumisos no sólo en su actuar, también en su conocer.
Pero….Eva….la serpiente…la promesa irrechazable, que engendra la tentación....la manzana…..desnudos….qué habéis hecho…..fuera del paraíso.

El árbol del conocimiento del paraíso es el que confiere a Adán su carácter de igual a Dios, frente al creador (demiurgo) que, por celos, había pronunciado la prohibición de comer de este árbol.
Dios – Demiurgo – Adán-hombre, que ya es superior al Demiurgo.

3.- LA GNOSIS SALVADORA.

El gnosticismo es una religión de salvación pues la Gnosis tiene en sí misma un valor soteriológico predominante: su función es producir la salvación.
Aquel que tiene la gnosis está por ello mismo salvado.
El hecho mismo de reconocer la verdadera naturaleza de sí y del mundo es lo que justamente libera del mundo y lo que garantiza la salvación.
El pensamiento gnóstico retoma el lema délfico  “conócete a ti mismo” y lo interpreta como el platonismo, en el sentido de un reconocimiento del espíritu divino que hay en el hombre, de un conocimiento de la verdadera naturaleza humana, de su naturaleza divina.

Al conocerse a sí mismo se reconoce, al mismo tiempo, la chispa divina que hay en uno.

La gnosis como función reveladora, soteriológica y redentora.

“El Salvador dijo a Tomás: “hermano, mientras tengas tiempo en el mundo, escúchame, que voy a revelarte….Puesto que dicen que eres mi gemelo y mi verdadero compañero, examínate y comprende quién eres y en qué te convertirás… Puesto que te llaman mi hermano….y te llamarán “el que se conoce a sí mismo” porque quien no se ha conocido  no ha conocido nada, pero quien se ha conocido a sí mismo ha llegado igualmente a conseguir el conocimiento de la profundidad del todo”.

El conocimiento de sí libera del mundo de la deficiencia, de la ignorancia, del destino.

También lo antes señalado de San Agustín (hombre exterior (hílico, material) – interior (psíquico, vital)  –trascendente (pneumático, espiritual)

La salvación gnóstica es la salvación del mundo y del cuerpo.
La salvación gnóstica no supone la noción previa de pecado o falta personal, pues ya el propio mundo terrestre y corporal es el mundo del pecado en el que el alma divina, inocente, ha caído (¿mito del carro alado platónico?)
Es una salvación unida a una vuelta al origen, a una restauración.

Al conocerte y reconocer la presencia divina, ésta es la que revela.

En un principio las doctrinas gnósticas del Salvador y de la salvación se desarrollaron, muy probablemente, con independencia del cristianismo para, sólo más tarde, llegar a introducir en su lógica la figura de Cristo Salvador.
Pero la cristianización no fue de golpe y total, sino progresiva.

Los teólogos gnósticos dividen en dos la figura del Salvador: 1.- El Jesús de la Historia, Jesús de Nazaret, terrestre y transitorio, el que nació, vivió y murió crucificado y 2.- Jesús el Cristo, el Jesús de la Fe, el Dios o Hijo de Dios, celeste, eterno.
Esta división es un punto clave del gnosticismo.

Los especialistas religiosos denominan “docetismo” (del griego “dokéo”: parecer, tener la apariencia de): sólo en apariencia fue el Salvador un hombre de carne y hueso; realmente no sufrió (aunque lo pareciera), ni fue crucificado en realidad (aunque lo pareció).
Estas afirmaciones son la consecuencia lógica del dualismo anticósmico gnóstico.

Y, contra el “docetismo”, el “anti-docetismo”: “se dirá de él que es inengendrado cuando en realidad ha sido engendrado; que no comió, cuando sí comió; que no bebió, cuando sí lo hizo; que no es circunciso, cuando fue circuncidado; que no tiene carne, cuando se hizo carne; que no vino a sufrir, cuando vino para sufrir; que no venció a la muerte, cuando sí la venció”.
Pero este antidocetismo hay que entenderlo, también, en la misma lógica de la condenación del mundo: el Dios demiúrgico y celoso mata al salvador, pero éste resucita, manifestando por su capacidad de cambiar de apariencia, su poder sobre el tiempo y el mundo.

Entonces, “lo que es una ilusión es el mundo y no la Resurrección, que nos llegó a través de Nuestro Señor el Salvador Jesús el Excelso... (…) ¡Cómo no voy a denigrar al mundo si todo él no es sino ilusión! No así la Resurrección…”

Para el gnóstico, la salvación a través de la “gnosis”, es decir, la liberación de todas las contingencias de la existencia terrestre, sólo ocurre definitivamente en el momento de la muerte.
Sólo entonces se vuelve allí de donde se vino.
La subida del alma hacia Dios en una peligrosa ascensión a través de las esferas, no sólo tiene un alcance individual sino también,  siempre, una dimensión universal.

La llegada del alma al mundo, que es siempre un hecho desgraciado, culmina en un final que es la restauración del comienzo (como en el mito del carro alado platónico)
Los relatos nos describen las trampas y amenazas que encuentra el alma en su viaje de vuelta y los medios que utiliza para sortear estos obstáculos.

“Yo buscaba al Dios desconocido e inefable”. Mas las potencias lo detienen, pues se puede conocer a Aquel que existe dentro de sí, pero no se puede alcanzar el conocimiento del Dios desconocido; todo intento por  abarcar lo incomprensible obstaculiza “el bienestar que está en el interior de uno mismo”.

El gnosticismo establece la posibilidad de un conocimiento que, sin mediación, sin distancia, y sin lenguaje articulado, verse sobre un referente únicamente trascendental.

Sabemos que siempre se lee a partir de una teoría, en función de una mirada que organiza y estructura el tema, lo limita y le da cuerpo.
El pensamiento gnóstico no cesó de influir en el pensamiento cristiano y occidental pero desde la mirada de un cristianismo incipiente, titubeante.


P.D. Al final de la obra vienen las Fuentes: 1.- Tanto las Indirectas (sobre todo de los Padres de la Iglesia) como 2.- Las Directas antes del descubrimiento de Nag Hammadi (los códices de Londres, Oxford y Berlín) y 3.- La lista completa de los 52 textos de Nag Hammadi. A lo que me remito y obvio exponerla aquí. Y también, 4.- Fuentes en español (traducciones en español de Padres de la Iglesia) y 5.- Bibliografía en español.

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