Tanto María Magdalena como el
evangelista Juan y su “comunidad juanea”, estarían impregnados de gnosticismo.
¿Qué es el Gnosticismo (la
“gnosis)?.
En la Editorial Akal , la filósofa
francesa Francine Culdaut, publicó en 1.996, una obra titulada: “El nacimiento
del Cristianismo y el Gnosticismo. Propuestas”.
Dice en la contraportada:
“Este libro es un intento, en primer lugar, por despejar las ambigüedades y
confusiones que rodean al “gnosticismo”, presentando para ello sus principales
y definitorias afirmaciones teológicas: desde la “gnosis” como “conocimiento
revelado” (nunca como fe o creencia) en sí mismo salvador hasta la existencia
de (y radical diferencia entre) dos dioses: el Dios verdadero y bueno y el
Demiurgo, Dios malvado creador del mundo (que también es malo y prisión de la
que el hombre debe escapar)
Un intento, en segundo lugar
de rescatar al gnosticismo de su falso papel vicario frente al cristianismo,
que lo reduce a mera derivación (y por lo tanto “herejía”) cristiana, para
concluir que la propia elaboración doctrinal y la consolidación institucional
cristianas son el fruto de una “lucha” mantenida contra este “peligroso”
enemigo, doctrinalmente independiente.
(….) movimiento que todavía
hoy sigue siendo oscuro pero cuya influencia en la conformación de nuestra
cultura en los primeros siglos de nuestra era está fuera de duda”
Hasta aquí la contraportada.
En el interior el libro está
estructurado en cuatro apartados:
1.- Fuentes e
interpretaciones (donde presenta el “corpus de las escrituras gnósticas”)
2.- Dualismo y trascendencia
(en que trata El dualismo gnóstico, el Dios desconocido (trascendente), el
Demiurgo y la “gnosis”: el conocimiento de sí es conocimiento de Dios)
3.- La creación (cosmología y
cosmogonía, y antropología y antropogonía)
4.- La “gnosis salvadora”:
¿una salvación por naturaleza?, doctrina de la salvación y del salvador y la
ascensión del alma y las creencias escatológicas.
(Invito al lector a la obra
para conocimiento de qué era el gnosticismo).
Apareció en el siglo II y era
la incrustación en las filosofías neopitagórica y neoplatónica, consideradas
ya, en sí mismas, como filosofías de salvación, de elementos religiosos de los
cultos orientales y, fundamentalmente, del Cristianismo en virtud de que su
vigencia aumentaba de día en día.
Pero la “gnosis” representaba
un peligro, que radicaba en que se ofrecía como la revelación de la revelación,
adquirida por múltiples caminos, es decir, como la verdad última del
Cristianismo.
Desde Simón el Mago hasta
Basílides y Valentín (siglo II) que fue quien introdujo la gnosis en Roma.
Los gnósticos se consideraban
sabedores de la verdad última y crearon doctrinas, entre ellas, el gnosticismo
cristiano (el del 4º evangelio y la Magdalena ) y que serían duramente combatidas por
eminentes Padres de la Iglesia
(San Justino, San Irineo, San Epifanio,.. Y por Clemente de Alejandría)
Hasta el descubrimiento de
los 52 escritos gnósticos de Nag Hammadi la única información que se tenía del
gnosticismo y de los gnósticos era la versión negativa de los mismos, por los
Padres de la Iglesia ,
al ser considerados enemigos del Cristianismo en su versión “ortodoxa” oficial,
la jerárquica, la que provenía de Pedro y Pablo.
Tras Nag Hammadi hay que
volver atrás para poder conocer, de primera mano, el gnosticismo cristiano, que
está muy cerca de nuestro misticismo español.
Si son muchos los autores que
hablan mal del gnosticismo, adversarios de éste por defender otra cosa, en este
caso el cristianismo de la Iglesia
ortodoxa, lo que de ello se puede concluir es de la “existencia” de la
corriente gnóstica pero no de su “esencia” de qué era, realmente, el
gnosticismo.
Como, además, al ser
declarado “herejía” y “herejes” a los cristianos gnósticos, la orden proveniente
de la máxima autoridad, el Papa, fue acabar, quemar todas las obras gnósticas.
Así que durante casi 20
siglos hemos sabido que existió el gnosticismo y hubo un movimiento religioso
gnóstico, pero no podíamos acceder a lo que realmente era por haber desaparecido
todo lo relacionado con él.
Y aceptar que era lo que y
tal como sus adversarios afirman que era, sería una ingenuidad.
Hasta el bendito 1.945 y el
descubrimiento de Nag Hammadi, con el descubrimiento de textos gnósticos, con
los que ya podíamos acceder a su contenido real, a la esencia del movimiento
gnóstico.
Si la historia occidental se
cuenta por años “antes de Cristo” y “después de Cristo” (a.C y d.C) o, más
recientemente, la Era Común
(E.C) el gnosticismo viene medido por “antes de Nag Hammadi” y “después de Nag
Hammadi”
Dejo al lector y lo invito a
recorrer “la historia del gnosticismo” antes de Nag Hammadi y después de Nag
Hammadi, en el primer apartado de la obra.
Igualmente lo invito a
profundizar en el dualismo divino: El Dios desconocido y el Demiurgo (cuyo
término enlaza a uno con Platón).
El primer apartado del tercer
apartado (Cosmología y cosmogonía) es muy farragoso.
Así que me limito a tratar:
la gnosis, la antropología y la salvación según el Gnosticismo.
1.- GNOSIS:
Los padres de la Iglesia distinguían entre
la “falsa gnosis” que, naturalmente, era la del gnosticismo y la “verdadera
gnosis” que, también naturalmente, era el Cristianismo.
“Gnosis” viene a designar el
conocimiento religioso: un conocimiento revelado que no es el resultado de
ningún esfuerzo de la razón.
La versión de los Setenta
utiliza la palabra “gnosis” para indicar el conocimiento de Dios o de la Torá y Pablo la utiliza para
designar la verdadera religión. Y con este sentido la encontramos en los
primeros escritores cristianos.
“Gnosis” viene asociado a
“conocimiento” como “pistis” viene asociado a “fe”, que es la que salva.
Es el gnóstico Valentín el
que distinga “fe” de “conocimiento”, siendo la “fe” lo que caracteriza a los
cristianos de la Gran Iglesia.
Pero Valentín sitúa la “fe” de la Gran Iglesia en el “terreno
psíquico” (que es el del demiurgo)
Las verdades de los filósofos
discrepan unas de otras (unos de otros) lo que lleva a la conclusión de que La Verdad les es ajena, no
puede venir de ellos, no puede provenir de los hombres, sólo pueden provenir de
Dios, de su revelación. Las verdades de los hombres no son más que conjeturas.
Para Valentín “gnosis”
designa la gnosis salvadora, mientras para San Ireneo de Lyón designa la regla
de fe.
Gnosis versus fe
En el hombre existe una
presencia divina, que procede del mundo divino y viene a caer a este mundo. La
gnosis reveladora, entonces, consiste en tomar conciencia de esa situación y
así el gnóstico ubicará el mundo en su lugar adecuado, como obra del demiurgo.
Es posible, pues, un
conocimiento intelectual, una sabiduría revelada de significación religiosa.
El gnóstico, mediante la
gnosis, conoce su origen y su destino, lo que significa reconocer que los
hombres (muchos hombres, no todos) son de Dios.
Todo lo que implica el
conocimiento de sí es un punto fundamental del gnosticismo.
Sócrates había dicho:
“Conócete a ti mismo”, entonces verás que eres un ser limitado, imperfecto
pero, una vez conocida tu limitación, tu imperfección, estarás en condiciones
de intentar ser perfecto, algo más perfecto, muy perfecto, aspirar a la
perfección. La ignorancia de saber es el requisito para querer saber.
Igualmente, San Agustín (en
lo que fue mi tesina de Licenciatura) resumirá en una triple sentencia toda su
filosofía: 1.- “Noli foras ire (el mundo, las cosas, el “hombre exterior”), 2.-
Redde te ipsum, in interiori homini habitat veritas (la verdad del mundo no es
una auténtica vedad, sino Doxa. Es en el interior de cada uno (el “hombre
interior”) donde habita la verdad. Y una vez conocida) 3.- Transccende te ipsum
(da el salto a Dios, La Verdad ,
el “hombre divino”)
Esta oposición entre Fe y
Gnosis será sustituida, posteriormente, por la oposición Fe y Razón.
La fe es creencia, la gnosis
es conocimiento.
Si te conocieras bien a ti
mismo descubrirías en ti esa chispa divina, esa presencia de Dios, que te
habla, que te revela.
La “gnosis” es revelación,
pero personal, interior, íntima, no externa, no revelación para todos los
hombres de todos los tiempos. Es el descubrimiento, en ti, de la verdad que tu
Dios te revela y te guía.
No es de extrañar que la Iglesia Oficial lo condenara
como “herejía” ya que para ella la
Biblia era la
Palabra de Dios revelada a los hombres. La revelación venía
de arriba (cristianismo), y no desde dentro (gnosticismo)
Los gnósticos reconocen dos
niveles de verdad:
.- La Verdad de Fe (en el ámbito
trascendente).
.- La Verdad Científica (sobre el
mundo, demiúrgico, deficiente)
2.- LA ANTROLOGÍA GNÓSTICA
Es una antropología
tripartita (y no solo dualista).
Cuerpo, Alma y Espíritu son
las tres partes de que está compuesto el hombre)
“Soma”, “Psijé”, “Pneuma”.
Así, pues, hay tres tipos de
hombres:
1.- Los espirituales o
pneumáticos, 2.- Los psíquicos y 3.- Los hílicos-carnales-terrestres.
Hay predominio de uno sobre
los otros y desde la teoría de la salvación:
Los hombres pneumáticos están
necesariamente salvados; los hombres psíquicos pueden elegir la buena o la mala
dirección, los hombres hílicos desaparecerán de todos modos junto con el mundo.
Habrá que luchar para
escapar/salir del 3º y una vez en el 2º intentar ser y llegar al 1º.
En el evangelio de Felipe
aparece esta sentencia, distinguiendo a Dios de los dioses: “Dios creó a los
hombres y los hombres crean a Dios. Así se organiza el mundo. Los hombres crean
dioses y los adoran como a sus creaciones. Sería bueno que los dioses adorasen
a los hombres”
De aquí el escándalo de los
Padres de la Iglesia.
Aunque este pensamiento
aparece en Los Salmos: “…dioses sois / e hijos de Elyón todos vosotros”
Recordemos el pecado de
nuestros primeros padres y los dos árboles en el centro del paraíso y de los
que Dios les prohibió que comiesen sus frutos.
El árbol de la ciencia del
Bien y del Mal y el árbol de la
Vida.
El primero es el árbol del
conocimiento. Dios los prefiere ignorantes y, así, tener que preguntarle a Él
lo que quieran saber. Dios los quiere sumisos no sólo en su actuar, también en
su conocer.
Pero….Eva….la serpiente…la
promesa irrechazable, que engendra la tentación....la manzana…..desnudos….qué
habéis hecho…..fuera del paraíso.
El árbol del conocimiento del
paraíso es el que confiere a Adán su carácter de igual a Dios, frente al
creador (demiurgo) que, por celos, había pronunciado la prohibición de comer de
este árbol.
Dios – Demiurgo –
Adán-hombre, que ya es superior al Demiurgo.
3.- LA GNOSIS SALVADORA.
El gnosticismo es una
religión de salvación pues la
Gnosis tiene en sí misma un valor soteriológico predominante:
su función es producir la salvación.
Aquel que tiene la gnosis está
por ello mismo salvado.
El hecho mismo de reconocer
la verdadera naturaleza de sí y del mundo es lo que justamente libera del mundo
y lo que garantiza la salvación.
El pensamiento gnóstico
retoma el lema délfico “conócete a ti
mismo” y lo interpreta como el platonismo, en el sentido de un reconocimiento
del espíritu divino que hay en el hombre, de un conocimiento de la verdadera
naturaleza humana, de su naturaleza divina.
Al conocerse a sí mismo se
reconoce, al mismo tiempo, la chispa divina que hay en uno.
La gnosis como función
reveladora, soteriológica y redentora.
“El Salvador dijo a Tomás:
“hermano, mientras tengas tiempo en el mundo, escúchame, que voy a revelarte….Puesto
que dicen que eres mi gemelo y mi verdadero compañero, examínate y comprende
quién eres y en qué te convertirás… Puesto que te llaman mi hermano….y te
llamarán “el que se conoce a sí mismo” porque quien no se ha conocido no ha conocido nada, pero quien se ha
conocido a sí mismo ha llegado igualmente a conseguir el conocimiento de la
profundidad del todo”.
El conocimiento de sí libera
del mundo de la deficiencia, de la ignorancia, del destino.
También lo antes señalado de
San Agustín (hombre exterior (hílico, material) – interior (psíquico,
vital) –trascendente (pneumático, espiritual)
La salvación gnóstica es la
salvación del mundo y del cuerpo.
La salvación gnóstica no
supone la noción previa de pecado o falta personal, pues ya el propio mundo
terrestre y corporal es el mundo del pecado en el que el alma divina, inocente,
ha caído (¿mito del carro alado platónico?)
Es una salvación unida a una
vuelta al origen, a una restauración.
Al conocerte y reconocer la
presencia divina, ésta es la que revela.
En un principio las doctrinas
gnósticas del Salvador y de la salvación se desarrollaron, muy probablemente,
con independencia del cristianismo para, sólo más tarde, llegar a introducir en
su lógica la figura de Cristo Salvador.
Pero la cristianización no
fue de golpe y total, sino progresiva.
Los teólogos gnósticos
dividen en dos la figura del Salvador: 1.- El Jesús de la Historia , Jesús de
Nazaret, terrestre y transitorio, el que nació, vivió y murió crucificado y 2.-
Jesús el Cristo, el Jesús de la Fe ,
el Dios o Hijo de Dios, celeste, eterno.
Esta división es un punto
clave del gnosticismo.
Los especialistas religiosos
denominan “docetismo” (del griego “dokéo”: parecer, tener la apariencia de):
sólo en apariencia fue el Salvador un hombre de carne y hueso; realmente no
sufrió (aunque lo pareciera), ni fue crucificado en realidad (aunque lo
pareció).
Estas afirmaciones son la
consecuencia lógica del dualismo anticósmico gnóstico.
Y, contra el “docetismo”, el
“anti-docetismo”: “se dirá de él que es inengendrado cuando en realidad ha sido
engendrado; que no comió, cuando sí comió; que no bebió, cuando sí lo hizo; que
no es circunciso, cuando fue circuncidado; que no tiene carne, cuando se hizo
carne; que no vino a sufrir, cuando vino para sufrir; que no venció a la
muerte, cuando sí la venció”.
Pero este antidocetismo hay
que entenderlo, también, en la misma lógica de la condenación del mundo: el
Dios demiúrgico y celoso mata al salvador, pero éste resucita, manifestando por
su capacidad de cambiar de apariencia, su poder sobre el tiempo y el mundo.
Entonces, “lo que es una
ilusión es el mundo y no la
Resurrección , que nos llegó a través de Nuestro Señor el
Salvador Jesús el Excelso... (…) ¡Cómo no voy a denigrar al mundo si todo él no
es sino ilusión! No así la
Resurrección …”
Para el gnóstico, la
salvación a través de la “gnosis”, es decir, la liberación de todas las
contingencias de la existencia terrestre, sólo ocurre definitivamente en el
momento de la muerte.
Sólo entonces se vuelve allí
de donde se vino.
La subida del alma hacia Dios
en una peligrosa ascensión a través de las esferas, no sólo tiene un alcance
individual sino también, siempre, una
dimensión universal.
La llegada del alma al mundo,
que es siempre un hecho desgraciado, culmina en un final que es la restauración
del comienzo (como en el mito del carro alado platónico)
Los relatos nos describen las
trampas y amenazas que encuentra el alma en su viaje de vuelta y los medios que
utiliza para sortear estos obstáculos.
“Yo buscaba al Dios
desconocido e inefable”. Mas las potencias lo detienen, pues se puede conocer a
Aquel que existe dentro de sí, pero no se puede alcanzar el conocimiento del
Dios desconocido; todo intento por
abarcar lo incomprensible obstaculiza “el bienestar que está en el
interior de uno mismo”.
El gnosticismo establece la
posibilidad de un conocimiento que, sin mediación, sin distancia, y sin
lenguaje articulado, verse sobre un referente únicamente trascendental.
Sabemos que siempre se lee a
partir de una teoría, en función de una mirada que organiza y estructura el
tema, lo limita y le da cuerpo.
El pensamiento gnóstico no
cesó de influir en el pensamiento cristiano y occidental pero desde la mirada
de un cristianismo incipiente, titubeante.
P.D. Al final de la obra
vienen las Fuentes: 1.- Tanto las Indirectas (sobre todo de los Padres de la Iglesia ) como 2.- Las
Directas antes del descubrimiento de Nag Hammadi (los códices de Londres,
Oxford y Berlín) y 3.- La lista completa de los 52 textos de Nag Hammadi. A lo
que me remito y obvio exponerla aquí. Y también, 4.- Fuentes en español
(traducciones en español de Padres de la Iglesia ) y 5.- Bibliografía en español.
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