EL DIABLO ES POBRE.
En las ciudades de nuestro
tiempo, inmensas cárceles que encierran a los prisioneros del miedo, las
fortalezas dicen ser casas y las armaduras simulan ser trajes.
Estado de sitio. No se distraiga,
no baje la guardia, no se confíe.
Los amos del mundo dan la voz
de alarma.
Ellos, precisamente, que son
los que, impunemente, secuestran países, roban salarios y asesinan gentíos:
cuidado.
Los peligrosos acechan,
agazapados en los suburbios miserables, mordiendo envidias, tragando rencores.
Son los pobres. Ellos son los
pelagatos, los muertos de las guerras, los presos de las cárceles, los brazos
disponibles, los brazos desechables.
El hambre, que mata callando,
mata a los callados.
Los expertos, los
“pobrólogos” hablan por ellos.
Nos cuentan en qué no
trabajan, qué no comen, cuánto no pesa, cuánto no miden, qué no tienen, qué no
piensan, qué no votan, en qué no creen.
Sólo nos falta saber por qué
los pobres son pobres.
¿Será porque su hambre nos
alimenta y su desnudez nos viste?
(E. Galeano. ESPEJOS Pág.
116)
A-PORO-FOBIA.
No busquen la palabra “APOROFOBIA”
en el Diccionario de la R.A .E.,
porque no viene, no la recoge.
A-, como prefijo, significa “sin”.
POROS era, en la mitología
griega, el “dios de la riqueza”. Cuando nació Afrodita celebraron un banquete
los dioses y, entre ellos, estaba POROS (Recurso). Cuando terminaron de cenar,
y dispuesta a mendigar, puesto que había habido un festín, llegó PENIA, la
“diosa de la pobreza”, que estaba en la puerta. POROS, borracho de néctar, se
introdujo en el jardín de Zeus y, borracho como estaba, se quedó dormido.
PENIA, entonces, tramó hacerse un hijo de POROS, se acostó junto a él y
concibió a EROS, que heredará los atributos de sus padres, ser rico y ser pobre
a la vez, estar en un punto intermedio entre la Sabiduría paterna y la Ignorancia Materna.
Ni los dioses ni los sabios filosofan para saber, porque ya son sabios. Los
ignorantes (los que creen que saben) tampoco filosofan, ni desean hacerse
sabios, porque creen que ya lo son. Sólo los que están en medio de la Sabiduría y de la Ignorancia , los
filósofos, son los conscientes de que no saben pero que quieren saber. EROS es
el Filósofo. Pobre, muy pobre en acto, al nacer (inútil, necesitado de todo,
menesteroso de cuidados, ignorante…. como su madre) pero rico, muy rico en
potencia porque, cuando se desarrolle, puede conseguirlo todo. No es SOFOS,
pero sí es FILO-SOFOS, deseo, ansia, amante,…. de la Sabiduría , de la Riqueza , de los Recursos.
EROS es el símbolo del hombre.
(Perdonad este exordio, pero
es que siempre me ha gustado explicarlo, el primer día de clase. Estoy seguro
que todos mis alumno lo recordarán)
-FOBIA, como sufijo,
significa “temor, miedo, aversión”.
APOROFOBIA, pues, es, “temor,
miedo, aversión a los no ricos, a los pobres, a los sin recursos, a los
“a-poroi”.
Este sentimiento de miedo al
pobre provoca, en el no pobre, una actitud de rechazo al desamparado, al sin
recursos, al pobre.
El término lo inventó (¿), no
hace muchos años, una filósofa española, Adela Cortina.
Pero muchas veces, debajo de
la “xenofobia” (al extranjero) y del “racismo” o “etnofobia” (etnia) está la
“aporofobia”, rechazo al pobre.
¿Marginamos, rechazamos al
extranjero rico (como el dueño del Málaga) o al negro jugador de la N.B .A. o de fútbol?. NO. Los
marginamos si son pobres, si no, no.
Blancos o negros, suecas o indias, … “xenofilia o xenofobia”, “etnofilia o
etnofobia”, según los recursos que tengan.
Asociamos, además, “pobres”
con “delincuentes” y llegamos a la “aporofobia”.
Pero ¿no es mayor y más
refinada la delincuencia de los mafiosos, ricos?.
¿Quiénes amenazan más el
sistema económico y social los pobres y menesterosos, que viven en este
“infierno de carencias” o los ricos muy ricos, los de guante blanco, los que
saben mucho de “paraísos fiscales”?.
¿Quién roba más, el pobre que
nada tiene o el que, teniendo mucho, quiere más?.
Si leemos que algún
desaliñado, algún mendigo, ha cometido un pequeño hurto (seguramente por
necesidad) aplicamos la falacia de la “inducción incompleta” y concluimos en la
“generalización” de que “todos los….”.
¿Es que la pobreza se elige o
es la consecuencia de un fallo, de un fracaso de la sociedad?
La mayoría de las personas,
tú y yo, ¿cómo reaccionamos ante la pobreza, “proactivamente” o
“reactivamente”?. ¿Nos paramos a hablar con el pobre, a socorrerle, a ayudarle
o, para no cruzarnos con él cruzamos la calle y vamos a la otra acera?
¿Es la pobreza una condición
permanente de una persona, de la que no puede ni quiere salir, o es una
situación indeseable, pero superable?
Somos “aporofóbicos” por el
maldito prejuicio instalado en nuestra mente de que los pobres son culpables de
su propia miseria, como si ellos mismos hubieran optado por ella, se
encontraran a gusto en ella y no desearan salir.
Es verdad que algunos, por
negligencia o por temeridad, se la han buscado y han caído en ella, pero
también es verdad que la gran mayoría, si son pobres, es porque la sociedad les
ha taponado todos los cauces para vivir honradamente (por ejemplo, el paro).
En las circunstancias
actuales ¿alguien se atreve a llamar “vagos o maleantes” a los parados, que
tienen que recurrir a la caridad de algunas instituciones, porque nada tienen
para comer ni para dar de comer a su familia, porque hasta el mismo “paro” han
dejado de cobrar?
Un filósofo, hace pocos años
fallecido, John Rawls, nos habla, en sus escritos, sobre la “lotería natural” y
la “lotería social”.
“Lotería natural” es la
inteligencia, la salud, la belleza, la fuerza, la habilidad, la resistencia a
las enfermedades…
“Lotería social” es la
familia, la sociedad, el ambiente, la educación, las oportunidades,….
Este filósofo de pacotilla (o
sea, yo) añadiría otras dos loterías a las que, sin echar, puede tocarte ser
rico o ser pobre.
Me refiero a la:
“Lotería geográfica o
geológica”. No es igual nacer en una tierra que esté nadando en petróleo o en
otras materias primas, imprescindibles para el mantenimiento de la industria,
que nacer en una tierra envuelta por el sol, en las alturas, y el desierto y la
aridez, a tus pies.
“Lotería temporal”. ¿Cómo va
a ser igual haber nacido en la
Edad Media que en el Renacimiento, en la Revolución industrial
que durante la guerra civil española o en los años 90?, ¿De cuántas y de cuales
oportunidades se podía disponer?
Al “idiota”, al “imbécil”, al
“bordelino”, al “ciego”, al “cojo”, al “manco”…. no le ha tocado la primera
lotería, pero sí puede haberle tocado la segunda y las demás.
Al qatarí y al etíope les ha
tocado (ganar o perder) la lotería geográfica (¿y las otras?)
A los que hemos vivido, ya,
en democracia, la temporal y, seguramente, la social.
Las combinaciones son
múltiples.
PERO al pobre no le ha tocado
ninguna lotería ganadora.
Es verdad que una parte de lo
que somos es mérito o demérito propio, pero otra parte es por la presencia o
ausencia de oportunidades.
La gran mayoría de los pobres
lo son por falta de oportunidades, no por demérito.
En una sociedad como la
nuestra, la occidental, regida por el principio del intercambio, “do ut des”,
que te dan si tú das, como el pobre nada tiene que dar, la sociedad lo excluye,
incluso los desprecia, porque los teme y él se siente excluido.
Son, los pobres, estorbos
sociales a arrinconar, para que no afeen el paisaje; o se les regala “pan y
circo” (como los romanos), para que se entretengan, para que no molesten, para
que no interrumpan, para que no sean un peligro (porque un “a-poros”, en
cualquier momento, puede atacar y/o matar a un “poros”).
Como solemos confundir y
equiparar “valor” con “precio”, los pobres, al no disponer de recursos, los
consideramos “sin valor”, cuando resulta que el “valor” es ínsito a la persona,
por ser persona, no por ser blanco, creyente, rico, guapo….(cualidades).
“Toda persona es “valiosa”
por el hecho de ser persona”, “es “digna” por el hecho de ser persona, debe ser
“respetada” por el hecho de ser persona.
Valor, dignidad y respeto:
por el hecho de ser persona, aunque sea pobre, harapiento, esté alcoholizado,
sucio, vaya desaliñado,…es “persona”, puede ser una “buena persona” (solemos
decir), “nada tiene, pero es bueno”.
Kant lo diría de manera más
filosófica: “toda persona es un fin en sí misma”, no medio para nada ni para
nadie. Sus imperativos categóricos lo ponen de manifiesto.
Debajo o por detrás de tantas
fobias ¿no estará la pobreza?
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