No milito en partido político alguno. Ni lo considero defecto ni mérito o virtud. Es, simplemente, un hecho. Me considero un francotirador de la palabra, que igual dispara contra tirios que contra troyanos, que defiende a unos disparando contra los otros o viceversa.
Quiero pertenecer al P.D.L.S. (Partido De La Sensatez) e invito a todo aquel que quiera ser ilustrado a que, entre todos, iluminemos la situación para, objetivamente, mejor conocerla y poder, así, encontrar la mejor salida, pero sin recibir instrucciones ni consignas ajenas a la propia razón. Pero para eso hay que estar soltero de ligaduras partidistas, para poder decirle, a cualquiera, que está meando fuera del tiesto o lo está haciendo a contraviento o aplaudir su decisión a tiempo y acertada.
Libre para poder criticar, positiva o negativamente, el fondo, la forma, ambos o ninguno. Porque, después de ser libres, de “poder hacerlo o no hacerlo”, viene el ser “responsables”, el deber hacerlo.
Ser crítico, desde dentro, suele traer consecuencias no deseadas, por aquello de “moverse y no salir en la foto”
Hay que ser conscientes de que el otro, sea quien sea, monárquico o republicano, franquista o demócrata, empleado o parado, varón o mujer, creyente o ateo,….puede tener razón, tanta como uno, más que uno o menos que uno, pero que para poder sopesar el peso de las razones, propias y ajenas, no hay que manipular la balanza y hay que ser sinceros y honestos. No valen peanas desde las que sermonear, hay que dialogar, fríamente, desde el mismo plano. La verdad no sabe ni de escalas sociales, ni de colores de la piel, ni de sexos, ni de religiones.
Desde esa Sensatez, que defiendo, he sentido vergüenza ajena y bochorno ante el espectáculo, innecesario, de los senadores con el pinganillo en la oreja, pagado, también, con mis impuestos.
Desde esa Sensatez, que defiendo, siento vergüenza cuando ante la acusación de corrupción, el otro, en vez de defender, negándola, la admite, con la coletilla (como si fuera un argumento) de “y tú más”, de donde se concluye que “él también”, como si una menor cantidad de corrupción, si así fuera, constituyera un mérito. ¡Vaya orgullo el estar menos sucio¡. ¡Como si la suciedad no salpicara siempre¡.
Nos da la impresión, en una lectura latente, no que haya corrupción, sino que ser corrupto es algo intrínseco, está en la esencia misma de la política.
Desde esa Sensatez, que defiendo, siento vergüenza cuando ante un corrupto las expectativas de voto se mantienen o, incluso, suben.
Desde esa Sensatez, que defiendo, siento vergüenza cuando se ataca directamente a la Constitución, siendo así que hay mecanismos legales para poder cambiarla, reformarla, matizarla, corregirla,… pero que mientras esté ahí y sea esa, hay que aceptarla, sin marcar las cartas, obedecerla, cumplirla.
Lo que no es legal es, alegal o ilegal o paralegal.
Desde esa Sensatez, que defiendo, siento vergüenza cuando una enorme cantidad de compatriotas, ante una energúmena analfabeta, que nos da una lección de la Historia de la Edad Media (véanla, por favor), que es como para meterla en la cárcel, y que aplaude, a más no poder, esa enorme multitud cateta y cutre, cuando, públicamente, la susodicha no sólo piensa sino que vocea que ella “por su hija, mata”.
O la adolescente que, por muchacho entre medias, proclama: “si hay que matar, se mata”; o las adolescentes que matan a una compañera “por ver qué se sentía al hacerlo”.
¡Dios¡, ¡Dios¡. ¡Dios¡. ¿Tan bajo ha caído la sociedad en la escala de valores?.
Desde esa Sensatez, que defiendo, no se puede demonizar e insultar al radiólogo que ha detectado un nódulo canceroso para que intervenga el médico o el cirujano, como si el ser autor de la detección fuera ser el causante de la enfermedad.
Desde esa Sensatez, que defiendo, me incomoda que la gente no distinga entre Religión y Tradición, que no sea consciente que la Legión y la Guardia Civil, en los desfiles procesionales malagueños, nada tiene que ver con la Religión al ser, pura y netamente, Tradición.
Hay que ser conscientes, contra los ultrarreligiosos, que la gran mayoría de los cofrades no son auténticos religiosos, aunque sean unos extraordinarios cofrades, pero entre ateos prácticos, agnósticos y mediopensionistas copan las cofradías.
Desde esa Sensatez, que defiendo, hay que permitir que la lista más votada lleve las riendas de la gobernación durante el tiempo estipulado en la ley, pero, al mismo tiempo, hay que recordar a los ganadores, que ni las mayorías absolutas son absolutorias, ni legal ni moralmente y que están obligados a dejar las riendas del gobierno cuando el programa, por el que se le votó y por el que consiguió esa mayoría, no pueda ser llevado a la práctica.
Desde esa Sensatez, que defiendo, ¿no es insensato legislar, anunciándoselo, por anticipado, a los alcaldes, que a partir de 6 meses ya no podrán endeudarse?. ¿No es eso lo mismo que decirles, tenéis por delante, todavía, algunos meses para endeudaros más?.
En las próximas elecciones municipales ¿habrá peleas, entre los afiliados, a ser el primero de la lista, para poder ser alcalde, sabiendo que no va a poder hacer nada porque ni siquiera va a poder pagar la deuda contraída y heredada?.
¿Habrá que obligarlos?, Y ¿para qué?, ¿para la autoinmolación?.
Desde esa Sensatez, que defiendo, ¿no es insensato el partido que, estando en desacuerdo total con una propuesta gubernamental, se abstenga, en la votación, permitiendo que, así, salga adelante la propuesta del gobierno, contraria totalmente a lo que él defiende?.
Desde esa Sensatez que defiendo ¿no es insensato hacer recaer sobre el médico la decisión de llevar a término el aborto de una menor de 16 años, sin comunicárselo ni estar enterados los padres?.
Desde esa Sensatez, que defiendo, ¿no es insensato, por ser falso lo que se dice y por ser un mentiroso quien lo dice, siendo un engañador, afirmar que él, si es votado, va a mantener, incluso dispensar más servicios, manteniendo, incluso rebajando, los impuestos?.
¿Lo sensato no sería proponer, claramente, a los ciudadanos la alternativa: O esto O lo otro, pero son imposibles ambas cosas a la vez?.
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