Nosotros, españoles y demócratas, calificamos de “necesario” el sistema democrático de gobernarnos que nos hemos dado. Si, ahora, apareciera otro Franco, nos faltaría el aire, sentiríamos la asfixia, nos ahogaríamos, porque consideramos la democracia como algo “necesario” para vivir en sociedad.
Pero hay muchos pueblos que ni son españoles ni son demócratas, que no ven la democracia como algo necesario.
La democracia, o es una DEMANDA o no es nada.
No se puede querer imponer la democracia en pueblos que no saben lo que es, que no la consideran necesaria, que no la anhelan.
Es como si los ciudadanos de la Mancomunidad Británica de Naciones, sobre todo los del subcontinente indio, entrasen en nuestros campos de fútbol, arrancasen las porterías, eliminaran los balones y convirtiesen los campos en canchas de cricket, con sus bates, sus pelotas y su pitch.
¿Quién demonios, en España, siente la necesidad del cricket?.
Pues la democracia, como sistema de organización social y política, igual para muchos pueblos.
El estómago vacío sólo añora ser llenado, para “sobrevivir”. “Vivir democráticamente” es algo ajeno a un cuerpo ayuno de comida y a una mente ayuna de ideas, de cultura.
La democracia no puede ser exportada, como un producto industrial más. Sólo cuando un pueblo la demanda, todas las naciones democráticas tienen el deber moral de ayudar a que nazca y cooperar para que, definitivamente, se instale. Pero ningún pueblo tiene derecho a imponerla ni el deber de hacerlo si otro pueblo no la demanda.
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