-No se marche Ud. todavía
Sr., Aún quedan dos mostradores. Quizá le interese alguna de esas Verdades.
En un mostrador medio
escondido podía leerse:
VERDAD ONTOLÓGICA.
Acérquese Ud.
El empleado, tras el
mostrador, quiso ver la hora y se dio cuenta que había olvidado el reloj.
- ¿Podía decirme, Ud. ahora,
qué hora es?, por favor, que se me ha olvidado el reloj.
El nuevo hombre rico levantó
el puño de su camisa y dijo: “son las 19, 40 horas”.
El dependiente quedó mirando
el reloj.
- ¿Es de oro? – preguntó
amablemente.
- Tiene que serlo. Me ha
costado un ojo de la cara.
- ¿Me permite?, por favor.
Entró en la rebotica, sacó un
líquido, dejó caer una gota sobre la cadena del reloj. Posteriormente hizo
pasar por él un rayo de luz y apareció en una pantalla algo así como un código
de barras; y exclamó:
- Esto no es oro, Sr.
- ¿Que no es oro?
- No. “este oro no es oro”.
Parece una contradicción. Pero esta es la verdad que aquí vendemos.
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