¿El consumismo es la Felicidad ?
¿La Felicidad es el consumir
más y más?
Eso es lo que parece si
observamos lo que ocurre a nuestro alrededor.
La “Tiranía del Tener”.
¿Qué ha pasado, dónde hemos
dejado abandonadas la LIBERTÉ ,
la AEQUUALITÉ
y la FRATERNITÉ ?
Si el siglo XVIII fue el
siglo de la euforia porque habíamos encontrado la novia ideal, ésta nos había
dicho que SÍ y nos habíamos casado con la RAZÓN , ¿cuál ha sido la prole de ese matrimonio?
¿Cómo crecieron y se desarrollaron esas tres hijas, de nombres tan preciosos:
LIBERTAD, IGUALDAD Y FRATERNIDAD O JUSTICIA?
El siglo XIX, como sabemos,
es, en parte, el siglo del Romanticismo.
El Romanticismo toma como
punto de partida “el fracaso del proyecto ilustrado”
Los Ilustrados habían
vaticinado el triunfo definitivo de la
Razón sobre todas las fuerzas políticas (el Antiguo Régimen)
e ideológicas (tradición, superstición,…) que se le oponían.
Sostenían que el “progreso
técnico” llevaría de la mano al “progreso moral” porque es la misma Razón la
que está trabajando.
Por eso miraban el futuro con
esperanza e ilusión, convencidos de que algo mejor aguarda a la humanidad.
De que las luces de la Ilustración
orientarían a los hombres hacia una sociedad más justa, más libre, más
igualitaria, fraternal.
Si en algo están de acuerdo
los “intelectuales” del siglo XIX (escritores, artistas, filósofos,
científicos,…) es que nada de eso se ha producido y que, por tanto, el proyecto
ilustrado ha fracasado.
Comencemos por la LIBERTAD.
Las grandes masas de
población han tenido que desplazarse desde el campo a las incipientes ciudades
industriales, en busca de una vida mejor o, simplemente, para vivir.
Y como ya no son “siervos” sino
“hombres libres” pudieron firmar “libremente” sus contratos de trabajo en
virtud de los cuales trabajarían setenta o más horas semanales, en una fábrica
de condiciones pésimas de salubridad y cuyo salario apenas daba para alimentar
a su familia, a su “prole” (así nacieron los “proletarios”).
La verdad era que un esclavo
de la antigua Roma vivía bastante mejor que un “proletario” (“libre”, eso sí)
europeo de mediados del siglo XIX.
La “libertad política” se
había convertido en una trampa.
En el Antiguo Régimen el
noble era responsable del bienestar de sus siervos, ahora el proletariado podía
morirse de hambre y nadie, salvo él mismo, era responsable de su situación.
El proletario era libre para
firmar o no firmar ese contrato leonino de trabajo pero ¿qué otra alternativa
tenía?
Si no firma no trabaja, por
lo tanto, no cobra un salario y se muere.
Y si firma, trabaja, cobra un
salario de miseria y se mata trabajando.
El proletario podía recitar o
cantar la copla: “ni contigo, ni sin ti // tienen mis males remedio.// Contigo,
porque me matas, // sin ti, porque yo me muero”
LIBRE para morir, de hambre o
trabajando.
Las trampas de la LIBERTAD : Libertad
Política (para elegir y poder ser elegido) y Libertad Económica.
La burguesía quiere hacer ver
que la Ley del
Mercado es una Ley Natural, y no una ley histórica, humana,…
El “Laissez fair, laissez
passer” es el lema del Liberalismo Económico.
Quiere, exige, que el Estado
mire para otro lado cuando hablamos de dineros, de Economía.
Que el Estado “Deje HACER a
los burgueses lo que consideren más conveniente y que “Deje PASAR” el capital,
el dinero y los productos por las aduanas libremente.
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