Nietzsche reacciona en
sentido contrario.
El “hombre” es una
abstracción, no existe, los que realmente existen son los “hombres”, los
individuos, concretos, particulares, tú y yo.
De ahí que la salvación tenga
que venir desde dentro y desde cada uno, no hace falta la unión con otros.
1.- Ya hemos pasado y dejado
atrás la etapa del “Camello” (el animal que soporta todo lo que le echen encima
y que carga con las cargas más pesadas porque, en esta vida, cuanto peor, mejor,
más méritos para la otra).
El “camello” es la imagen del
“hombre cristiano”, que considera esta vida como un “valle de lágrimas”, pero
no lágrimas de alegría, sino de tristeza, de “muero porque no muero, porque
tras la muerte, y con todos estos méritos que estoy consiguiendo…
Es el que tiene siempre en su
mente y presidiendo y dirigiendo su conducta el YO DEBO…YO DEBO…YO DEBO,…
2.- Ya hemos dejado, también
atrás, la etapa del “León” (el animal que es el rey de la selva, el que más
puede, al que ningún otro animal se le resiste, el auténticamente libre porque
no está sometido a ningún otro al que obedecer o agachar la cabeza).
Sólo él es libre, todos los
demás deben estar sumisos a él.
El “León” es la imagen del
“hombre ilustrado”, el que ha descubierto el arma de la Razón y va progresando y
progresando, de progreso en progreso y no ve límite a ese su progreso.
Es el que tiene en su mente y
presidiendo su conducta el YO PUEDO…YO PUEDO… YO PUEDO…
3.- Tenemos, ya, que superar
esa etapa e instalarnos en la etapa superior, la etapa del NIÑO, la etapa de la
inocencia.
Y, en su inocencia infantil
¿qué es lo que quiere el Niño?
JUGAR, JUGAR Y JUGAR.
Eso es y debe ser la vida, un
Juego, un placentero y feliz Juego, se trata de jugar disfrutando del juego, el
placer de jugar y estar jugando.
La vida tiene como meta ser
vivida.
El sentido de la vida es
agotarla viviendo gozosamente.
La vida no es/no debe ser
sufrimiento sino placer, alegría.
La vida no es una escalera de
la que servirse para subir a una vida superior, a la otra vida celestial tras
la muerte terrenal.
La vida no es un instrumento,
un medio, para otra cosa, la vida es un fin en sí misma.
La vida es una noria placentera en la que, mientras vivimos, mientras estamos vivos, mientras estamos subidos en ella debemos disfrutar, reír, cantar,…
La vida es una noria placentera en la que, mientras vivimos, mientras estamos vivos, mientras estamos subidos en ella debemos disfrutar, reír, cantar,…
Y ¡maldito sea el momento en
que la noria se pare y tengamos que apearnos (o tengan que apearnos) de ella.
El NIÑO es el que tiene en su
mente y presidiendo su conducta un YO QUIERO….YO QUIERO….YO QUIERO… (y no para
de QUERER).
Es curioso este Nietzsche, el
mayor insultador (¡perdón por esta palabra, porque quizá sea un “palabro”)
insultador del Cristianismo, el autor de “El Anticristo”, el que le achaca al
Cristianismo toda la decadencia vital del mundo occidental, cristianizado, el
que…Al final me está recordando aquello de “en verdad, en verdad, os digo que
si nos os hacéis como niños no entraréis en el reino de los cielos” –como dijo
el Nazareno pero que, en este caso, en Nietzsche, “no entraréis en el reino de
la tierra”.
Adiós a Dios.
El hombre ha tomado las
riendas de la historia y de su destino.
Pero si “Dios ha muerto”
–como dice Nietzsche, la verdad es que “la Diosa razón nos está matando”.
NI LIBERTAD, NI IGUALDAD, NI
FRATERNIDAD-JUSTICIA.
Se acabó la SEGURIDAD.
Tendremos que acostumbrarnos
a vivir a la intemperie, al día.
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