MADRID.
El que fuera Ministro de
Instrucción Pública, Marcelino Domingo, en su intervención en un congreso de
maestros, dice:
“Luchar por la independencia
es mucho; luchar por la libertad que ya se ha conquistado es mucho más, y
Madrid luchó por la libertad.
Prueba evidente de ello fue
el 20 de Julio de que se merecía la libertad conquistada en Abril del 31 y
reconquistada en Febrero del 36.
Antes del año 31 Madrid, con
los Reyes en Palacio, era la
Corte de España, pero no la capital de España.
Todos los alzamientos
revolucionarios en España se habían producido en Cádiz, Aranjuez, Badajoz,
Puente de Alcolea.
Madrid había tenido una
fecha, la del 2 de Mayo del 1.808 y ahora, el 20 de Julio del 36 tendría otra
fecha a conmemorar como la tenía París, con el 1.789; Moscú con su 1.917, o
Berlín con el 1.918.
Madrid comenzó a ser
“capital” en el 31 y los madrileños pasaron, de ser cortesanos, a ser ciudadanos.
Para los súbditos la
categoría está en la Corte ;
para los ciudadanos la categoría está en la capital.
Madrid ha sabido luchar no
por algo que no se tiene, sino en defensa de lo que se tiene ya y de lo que lo
quieren desposeer”.
EL EJÉRCITO Y LA POBLACIÓN.
De los 18 Generales que
componían la cúpula militar sólo se rebelaron 4.
Pero se rebelaron casi todos
los Jefes del Estado Mayor, entre ellos el 80/85 % de los Oficiales.
También se rebelaron 44 de
las 51 guarniciones más importantes y la mitad de las Fuerzas de Orden Público.
En la Marina la rebelión fracasó
por la total desconexión entre las distintas unidades de la misma.
Salvo tres navíos, casi todos
los buques de la Armada
optaron por la lealtad a la
República , de ahí el imposible desembarco rápido de las
tropas marroquíes a la península.
Los 6 cruceros útiles también
permanecieron fieles al gobierno legítimo de la República , bloqueando el
Estrecho de Gibraltar.
El Gobierno controlaba la
base naval de Cartagena (1 acorazado, 3 cruceros, 10 destructores y 12
submarinos) mientras los sublevados disponían de la base naval de San Fernando
y la del Ferrol (con un viejo acorazado y tres cruceros (uno, que ya estaba
navegando y otros dos de reciente construcción (el Baleares y el Canarias) y que
aún no habían sido botados y que serían los que dispararan en Málaga, en la Carretera de Almería, en
La Desbandá.
En la Aviación el gobierno
republicano disponía de los 2/3 de los anticuados aviones disponibles. Pero
esto cambiaría cuando llegara la ayuda extranjera a los sublevados, con los
aviones de transporte italianos y los alemanes de la Legión Cóndor.
Por si fuera poco, Salazar,
en Portugal ofrece un apoyo incondicional a Mola.
Y los 5 petroleros
estadounidenses desembarcaron su carga en puertos controlados por los
sublevados.
Y si a esto añadimos que en
la zona sublevada se imponía la autoridad y la huelga se castigaba hasta con la
pena de muerte, mientras en la zona republicana la autoridad no existía o
estaba diluida porque los milicianos negaban autoridad al Gobierno…
Sanjurjo murió en extrañas
circunstancias al salir de Portugal hacia España en un avión pilotado por un
joven piloto que ya había participado en la Sanjurjada , del 32.
De los 4 Generales, Queipo de
Llano y Cabanellas eran los más antiguos, pero su pasado republicano no les
garantizaba muchas adhesiones (Queipo de Llano, en uno de sus bandos, en un
lapsus, terminaba con: “Viva España y Viva la República ”) y Mola (el
Director) y Franco (el general más joven y al mando del ejército de África)
eran los que concitaban más adhesiones.
Poblacionalmente, de los 24
millones de habitantes que había en España, 10 millones quedaron bajo el
control de los sublevados y 14 millones en las zonas leales al Gobierno que
custodiaba, además, el oro del Banco de España.
A los 4 días del Alzamiento
éste había triunfado en Marruecos, Canarias, Baleares (excepto Menorca),
Sevilla, Granada, Córdoba, Algeciras, Cáceres, Aragón y el Norte de España,
excepto la franja costera de Asturias, Cantabria y las dos provincias vascas
marítimas.
Y dentro del territorio
republicano algunos edificios de Toledo (entre ellos el Alcázar), San
Sebastián, Valencia, Gijón, Albacete y Oviedo, que están en manos de los
sublevados.
COMPANYS.
No sabe uno si alabar más la
fuerza de los milicianos, la falsa (¿) humildad de Companys o ambas cosas.
Imagínense la escena en
Barcelona.
Companys recibe la visita de
los dirigentes anarquistas, al frente de los cuales se encuentra García Oliver
(CNT), Abad de Santillán (FAI) y Durruti (CNT), que se sientan ante el
Presidente de la
Generalitat con los fusiles entre las rodillas.
Habla Companys: “He de
deciros que la CNT
y la FAI no han
sido nunca tratadas como se merecían por su verdadera importancia.
Siempre habéis sido
perseguidos duramente y yo, con mucho dolor pero forzado por la realidad
política pero que antes estuve con vosotros, después me he visto obligado a
enfrentarme y perseguiros.
Hoy sois los dueños de la
ciudad…
Si no me necesitáis o no me
queréis como Presidente de Cataluña decídmelo ahora y yo pasaré a ser un
soldado más en la lucha contra el fascismo.
Si, por el contrario, si
creéis que en este puesto, que sólo la muerte hubiera dejado ante el fascismo
triunfante, puedo, con los hombres de mi partido, con mi nombre y mi prestigio,
ser útil en esta lucha, podéis contar conmigo y con mi lealtad de hombre y de
político que está convencido que hoy muere un pasado bochornoso y que desea,
sinceramente que Cataluña marche a la cabeza de los países más adelantados en
materia social.
Los anarquistas tienen
fuerzas armadas superiores a las del gobierno”.
Finalmente, se deciden por
colaborar con Companys y se crea el Comité de Milicias Antifascistas de
Barcelona y que llegaría a contar con 44.000 milicianos.
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