3ª sentencia. “Si tu felicidad depende de algo o de alguien ajeno a
ti mismo, eso no es felicidad, porque la dependencia engendra inquietud, temor,
intranquilidad, nerviosismo. Tu felicidad sólo puede depender de ti y, si es
auténtica felicidad, contagiará a los que te rodean. Así que sueña lo que
desees soñar, ve a donde desees ir, sé lo que desees ser, porque solamente
tienes una vida, una vida de rigurosa actualidad, una vida en directo.
“En la vida no hay moviolas”.
Nadie se acuerda de la salud
sino cuando se pierde.
Nunca sentimos la dicha
cuando estamos rodeados de ella, cuando en ella vivimos, como le pasa al
dependiente de la pastelería o de la farmacia, que tan habituados están al olor
típico de su lugar de trabajo que la pituitaria está bañada y no es consciente
de otros olores, hasta que sale a la calle o entra en otro establecimiento,
Sólo nos damos cuenta de lo
que teníamos cuando lo perdemos o pensamos que podemos perderlo de manera inminente.
Afirma Sampedro:
“Si, en algún sentido, la vida es
absolutamente justa, es en el hecho de que cada hombre o mujer solamente es
capaz de gozar hasta el límite en que es capaz de sufrir.
Resulta una justicia muy extraña e
incomprensible, porque la vida nunca deja de producir sufrimiento y, en cambio,
no siempre ofrece gozos.”
Las preguntas del millón:
¿”Qué es la felicidad”?, ¿En qué consiste? ¿Cuáles son los elementos
imprescindibles que toda persona debe tener para ser feliz? ¿Salud, dinero y amor?
El otro significado de
“daimonía” (además de “don, regalo”) es el de “destino, hado, fortuna, suerte,
aventura”.
El “eu-daimon” sería el agraciado por la fortuna, el que tiene
buena suerte, el bien-aventurado, el dichoso.
¿Recuerdan las bienaventuranzas?
“Bienaventurados los limpios
de corazón….”
Es decir, “dichosos los que…”
“Felices vosotros que…”
¡Qué suerte tenéis que…¡
No sólo sentirte feliz, sino
merecerlo.
Dice Fernando Savater:
“felicidad es lo que queremos las personas”.
“Felicidad es lo que merece
el hombre que emplea la libertad para hacer el bien”.
Es decir, eres libre para
obrar o no obrar, más aún eres libre para obrar bien u obrar mal.
Si pudiendo no obrar bien
obras bien, mereces ser feliz, mereces la felicidad.
El que uno se sienta un día
feliz no quiere decir que ese hombre sea feliz.
Una cosa es algo puntual y
otra muy distinta y superior es la felicidad plena.
Un momento en la vida no es
la totalidad de vida.
Además, la felicidad no es un
premio que se obtiene al obrar bien.
La felicidad no es/no tiene
que ser exterior a los actos, se va logrando en el modo de vivir, no por haber
vivido.
“Ser feliz cuando llegue” (como
dije en la entrada anterior) es muy distinto a “ser feliz mientras estoy
yendo”.
La vida es el camino, que es
el que tiene que ser feliz, mientras caminamos y al caminar, no en la meta de
la vida (que, queramos o no queramos, va a ser la muerte).
Si conociéramos más el
lenguaje, si supiéramos hablar mejor, dominar más el lenguaje, saber lo que
decimos cuando hablamos. Si conociéramos mejor el significado de las palabras…
Nuestra palabra “felicidad”
proviene de la palabra latina “Felicitas-is”. Y “felicitas” viene de “felix” y
“felix” significa “fértil, fecundo, fructífero à fecundidad, fertilidad, prosperidad….
Tiene que ver con esta vida,
con este mundo, con esta tierra, con este cuerpo. (La mujer estéril (no-fértil,
no-fecunda), la tierra árida (no-fértil, no-fructífera)…son una “desgracia, una
desdicha” y viceversa.
Pero felicidad también
significa “beatitud” “Bienaventuranza” (“Beatus ille…Bienaventurado aquel que…
La “Beatitudo” es más que la
“felicitas”.
“Beatitudo” significa
“colmar, llenar, no dejar que falte nada, conjunto de todos los bienes,
eliminados todos los males”, hasta llegar a Dios.
Antes de ser alguien
considerado “santo” tiene que haber sido considerado “beato”.
Si el “felix”, feliz, es en
esta vida. El “beatus”, el bienaventurado lo es también en la otra.
Por eso esta palabra tiene
connotaciones religiosas.
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