Es verdad que hubo ciudades
que soportaron muchos bombardeos (Madrid, Barcelona, Guernica (y a mi mente
viene la Carretera
de Almería, de mi Málaga, “La
Desbandá ”) y asedios durísimos (Oviedo, Teruel, Belchite),
pero la mayoría de las bajas de guerra, las bajas militares, fueron en el
frente: más de 140.000, bastantes de ellos extranjeros, voluntarios en uno u
otro bando).
Pero las bajas de la
represión política debieron igualar, incluso superar, esa cifra.
Víctimas civiles por motivos
políticos, sociales o religiosos, y muchas veces por motivos personales, de
envidia, de odio, de revancha, de ajuste de cuentas,…
Pero ¿y los prisioneros
fusilados en la Plaza
de Toros de Badajoz, o los de La
Desbandá o los guerrilleros muertos después del 39?. ¿Pueden
contabilizarse como bajas de guerra o como represaliados?.
Hoy hay más o menos consenso
en atribuir 108.000 ejecuciones imputables a los franquistas y la mitad, unos
57.000 imputables a los gubernamentales.
Claro que, la represión
franquista siguió durante años, tras la guerra, lo que no pasaba en la
república (porque los maquis, escondidos en las montañas, bajaban o subían al
pueblo sólo para robar o coger o pedir comida, no para matar).
De poco sirvieron los 13
puntos de Mayo del 38, de los republicanos, como base de una paz sin vencedores
ni vencidos, ni siquiera los 3 puntos s que se redujeron los 13, en Febrero del
39, cuando la suerte de la
República ya estaba jugada y perdida.
El tercero de los puntos era
el compromiso, por ambas partes, de renunciar a represalias.
El continuo deterioro de la República era, cada vez,
más evidente.
Las causas son de sobra
conocidas: 1.- Insuficiente apoyo externo y 2.- Falta de unidad interna.
La guerra había comenzado el
17 de Julio en Marruecos y el 18 se extendió por la península, terminando esta
pesadilla el 1 de Abril del 39.
Lo que pudo ser sólo un golpe
de estado y que podía haber durado sólo unos días, a lo más una semana, lo que
tardara en llegar el ejército de África a Madrid y unirse a los sublevados, se
convirtió en una guerra civil de casi tres años, porque Madrid y Barcelona
resistieron mucho, bien y durante mucho tiempo.
También sucedió que los
30.000 hombres del ejército marroquí no llegaron a Sevilla de golpe, sino poco
a poco, con goteo, de lo contrario habrían subido por el Guadalquivir, ya había
triunfado la sublevación en Córdoba y en Jaén, cruzar el Despeñaperros y….
Además, el ejército
sublevado, ante las primeras dificultades en el Alto del León (Guadarrama) se
estabilizó, esperando la llegada de Franco y los suyos desde Sevilla pero se
entretuvieron en las batallas de Mérida y Badajoz (crueles asesinatos en la
plaza de toros) llegando a Talavera de la Reina.
Y , en vez de ir buscando la unión al ejército de Mola, se
desviaron a Toledo, a liberar a Moscardó, encerrado en el Alcázar.
O, también, desviándose a
Valladolid, para levantarles la moral; y a Oviedo para aliviar la opresión de
los mineros.
Desde Sevilla a Madrid
tardaron tres meses.
Tomaron Málaga, pero no
llegaron a Almería, republicana y cercana a Cartagena y Valencia.
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