CRÓNICA DE DOS MUERTES
ANUNCIADAS.
1.- Teniente José Castillo,
socialista, día 12 de Julio del 36.
2.- José Calvo Sotelo,
parlamentario, partido Renovación Española. 13 de Julio del 39
.- El 17 de Julio,
inesperadamente, (porque estaba programado para el 18), comienza la rebelión
militar contra la Segunda República.
.- El 18 de Julio, la rebelión
militar triunfa en Sevilla, Córdoba y Granada.
.- El 19 de Julio, de
madrugada, la rebelión triunfa en Valladolid, Burgos y Zaragoza.
Es LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA.
DOS MUERTES PREMONITORIAS.
Muchas veces leí y oí la
salvajada del asesinato de Calvo Sotelo, a mano de los “malos” (¿) pero nunca
leí y nadie decía, nada, de la muerte de Castillo, a manos de los “buenos” (¿).
EL TENIENTE CASTILLO.
El Teniente José Castillo era
andaluz, nacido en Alcalá la Real
(Jaén) y que, tras pasar por la Academia
Militar de Toledo, es destinado a Marruecos, desde donde,
tras ascender a Teniente, recala en Alcalá de Henares, en el Regimiento de
Infantería.
Cuando se proclama la República comienza a
participar en la política y sus simpatías se dirigen hacia la corriente
socialista.
Cuando tiene lugar la Revolución de Octubre
del 34, en Asturias, está destinado en Madrid, Cuatro Caminos, y le encargan la
misión de sofocar una manifestación de apoyo a los revolucionarios asturianos.
Las órdenes que recibe son
las de disolver la manifestación, como sea, pero se niega a intervenir
proclamando: “yo no tiro sobre el pueblo”.
Este desacato es juzgado en
consejo de guerra y condenado a un año de cárcel.
Cada vez se siente más
identificado con la
República por lo que, al salir de prisión, ingresa en la Guardia de Asalto y, de
nuevo, es destinado a Madrid.
El 16 de Abril del 36 se ve
obligado a intervenir durante el entierro de un guardia civil, fallecido dos
días antes, durante la celebración del quinto aniversario de la República.
El entierro se transforma en
una manifestación antigubernamental de las derechas y, en el altercado, el
teniente mata a Andrés Sáenz de Heredia, primo de José Antonio Primo de Rivera,
y dispara contra un estudiante de medicina, que queda gravemente herido.
Ian Gibson afirma que
“Castillo había perdido los nervios”.
A partir de ese día Castillo
se convierte en uno de los principales objetivos de Falange.
Sufrirá dos intentos de
asesinato, de los que saldrá ileso, por lo que las milicias socialistas, que él
entrena, estarán escoltándole permanentemente.
El 12 de Julio del 36 recibe
una advertencia de una compañera y militante socialista, durante la celebración
de una corrida de toros en la plaza de Las Ventas, a lo que responde con: “no
conseguirán que me esconda”.
Y fue esa misma noche,
dirigiéndose al cuartel de Pontejos, donde prestaba sus servicios, cuando es
abatido por cuatro encapuchados.
Su cadáver es trasladado a la Dirección General
de Seguridad.
En el cuartel comienzan a
concentrarse paisanos y guardias y la palabra que más se escucha es “VENGANZA,
VENGANZA, VENGANZA”
Era el 12 de Julio.
JOSÉ CALVO SOTELO.
Era gallego, nacido en Tuy
(Pontevedra).
Estudia Derecho en Zaragoza y
es Matrícula de Honor en Derecho Romano, por lo que vende copias de sus
apuntes.
Llega a Madrid y trabaja en
el Ministerio de Gracia y Justicia.
Asciende, tanto en su
profesión como en las filas del partido de Antonio Maura, durante la Monarquía de Alfonso
XIII, llegando a ser diputado y, posteriormente, Gobernador Civil de Valencia.
Cuando Primo de Rivera toma
el poder se une a su Unión Patriótica, participando en el gobierno durante casi
toda la dictadura, llegando a ocupar, en 1.925 la cartera de Hacienda, creando
el llamado presupuesto extraordinario para costear las obras públicas, creando
bancos y Campsa (el monopolio estatal del petróleo).
Dimitirá en el 29, tras la
crisis, y al no detener la caída de la peseta.
Al llegar la República se ve obligado
a exiliarse (estaba acusado de evasión de capitales).
En el extranjero entra en
contacto con las ideas de los monárquicos franceses y del fascismo italiano.
“Antes Roma que Moscú”
–decía.
Colabora en la revista Acción
Española, en la que escribe: “hay que conquistar el Estado”.
Aunque es elegido y reelegido
parlamentario, durante la
República , pero no vuelve a España hasta Mayo del 34, tras la
amnistía del gobierno de Lerroux.
Desde su escaño y como
representante de Renovación Española hace continuos llamamientos al ejército
contra “las hordas rojas”.
“Prefiero ser militarista, a
ser masón, a ser marxista, a ser separatista e, incluso, a ser progresista”.
Intenta reorganizar todas las
fuerzas de la derecha, a las que agrupa en el Bloque Nacional, que se
constituye en Diciembre del 34.
No obstante, José Antonio
Primo de Rivera, que no se une al Bloque, se niega a admitirlo en su partido de
Falange Española de las JONS.
En las elecciones del 36
Calvo Sotelo pacta con la CEDA
de Gil Robles con el objetivo de llegar al poder y sustituir al Presidente de la República por un
general, posiblemente, Sanjurjo.
Pero Gil Robles no coincide
en ese objetivo y las relaciones entre ambos se enfrían.
Calvo Sotelo es partidario
del golpe de Estado y de una vuelta de la Monarquía , pero contrario a cualquier clase de
revolución, no quiere que “el trono se cimente sobre regueros de sangre y
montones de escombros”.
El 15 de Febrero del 36, la
víspera de las elecciones, publica en la prensa un manifiesto en el que propone
crear un Estado Autoritario para evitar que “las esencias más vitales” de la
nación dependan del “sufragio envenenado”.
Poco antes de su asesinato
pronuncia un discurso cuyas palabras son premonitorias premonitorias: “Es
preferible morir con gloria a vivir con vilipendio”
Es consciente de que su vida
está en peligro y le pide a un periodista del ABC, Luis de Galinsoga, que le
avise cuando se produzcan disturbios para estar prevenido ante posibles
represalias.
Un extraño cambio en el
personal de su escolta, en los primeros días de Julio, hace aumentar, aún más,
sus sospechas (un amigo le comprará un coche Buick, blindado, de Estados
Unidos).
La madrugada del 13 de Julio,
tras el asesinato del Teniente Castillo, un grupo de oficiales se presenta en
su casa en una camioneta de la
Guardia de Asalto.
Se ve obligado a acompañarles
y se despide de su mujer sospechando lo que le espera.
A mediodía, su cuerpo aparece
en el depósito de cadáveres, muerto a tiros, y siendo identificado.
Pemán escribiría: “nosotros
lo queríamos para gobernante, pero Dios lo quiso para mártir”
Su muerte está
considerada como el detonante más
inmediato del levantamiento militar y, por tanto, de la guerra civil.
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