La cara opuesta al ideal de
mujer nazi lo constituyeron aquellas que no encajaban en dicho canon.
Una ideología como la
nacionalsocialista necesitaba la imagen de un enemigo permanente que
justificara su radicalismo, segregación y, en suma, su demencia.
La visión sobre la mujer
tampoco será ajena, persiguiendo a aquellas consideradas enemigas: las racialmente
inferiores o infrahumanas: judías, gitanas, eslavas, etc…
En el caso de las judías, las
Leyes de Nuremberg (1935) prohibían los matrimonios mixtos, prohibían a los
judíos contratar doncellas alemanas menores de 45 años, penalizaban las
cohabitaciones y relaciones entre mujeres judías y hombres arios –con fuertes
multas, cárcel y hasta la muerte en caso de reincidencia, etc…
Racialmente toleradas pero
que, por disidencia política o ideológica, eran contrarias al régimen:
izquierdistas, religiosas de diversas confesiones o simplemente antinazis.
Por supuesto el lesbianismo
será perseguido y la atrocidad llegará a asesinar mediante un programa de
eutanasia “por motivos humanitarios”, junto a niños malformados, a muchas
mujeres discapacitadas o consideradas “improductivas”.
Con el estallido de la guerra
la actitud de los nazis con las poblaciones vencidas será en su mayoría de
absoluta inhumanidad.
Las mujeres serán
consideradas el eslabón más bajo de los conquistados, por lo general, sobre
todo en el este, aptas únicamente para trabajar para sus conquistadores,
prostituirse y al final ser asesinadas.
Un corresponsal de guerra en
el frente del este, nos habla de las redadas de los soldados alemanes en los
pueblos para surtirse de jóvenes para el burdel.
Explotadas hasta la
extenuación durante algunas semanas, eran liquidadas sin más y vuelta a otra
redada.
Mientras, las mujeres de los
alemanes vivían a todo lujo, en especial en el Gobierno General de Polonia,
donde en sus palacetes recreaban sus Camelots entre la miseria y muerte del
resto de la población.
En los campos de exterminio
la selección del número de mujeres con el fin de ser directamente asesinadas en
las cámaras de gas será superior al de varones, por la simple razón de que no
podían trabajar al nivel de éstos y al mismo tiempo “acarreaban” a niños
pequeños y ancianos, todo un estorbo en la mentalidad criminal nazi.
Hemos oído hablar de los
campos de exterminio nazis en donde se asesinaba por igual a varones que a
mujeres: Auschwitz, Birkenau, Treblinka, Majdanek, Chelmno, Bergen-Belsen y un
desgraciado etcétera.
Ravensbrück, en cambio,
aunque era un campo de exterminio más, tenía la peculiaridad de que sus
verdugos y sus víctimas eran mayoritariamente mujres.
La idea era que fuera un
centro para mujeres y llevado por mujeres, pero los comandantes del campo siempre
fueron hombres de las SS.
Estaba situado 90 kilómetros al
norte de Berlín y se calcula que llegó a acoger a unas 150.000 personas.
A finales de 1944 se
construyeron las cámaras de gas.
En total fueron asesinadas en
Ravensbrück más de 90.000 personas.
Dentro del campo la empresa
Siemens tenía un taller donde trabajaba mano de obra esclava, que era la que
sustentaba el sistema de producción nazi.
Palizas, torturas, sádicos
asesinatos y atroces experimentos médicos eran comunes y diarios.
Finalmente el 30 de abril de
1945 el campo fue liberado por los soviéticos.
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