domingo, 28 de febrero de 2016

LA MUJER EN EL RÉGIMEN NAZI (8)

El poder masculino era celebrado como fuerza impulsora del ideario nazi. 
El partido nazi celebraba los valores de la fuerza, la juventud, la virilidad, la violencia y la defensa de la patria.
Su extremo patriotismo tuvo consecuencias bastante dispares, algunas de las cuales pueden parecer bastante progresistas a los ojos de hoy: la preservación de los recursos naturales, la protección de la diversidad natural, la defensa y protección de la naturaleza, etc. Se convierten en los primeros ecologistas. 

Del mismo modo, en lo que respecta a la mujer, recibe una posición a la par poderosa y sumisa.

Las mujeres eran presentadas con una identidad femenina de «portadoras de la cultura de la nueva generación». 
El modelo nazi era encarnado por Magda Goebbels, la mujer del ministro de Propaganda y madre de seis hijos.
Las mujeres nazis veían la maternidad proclamada como su más alto deber, y por primera vez, el rol de ama de casa fue reconocido como una profesión.
Aparentemente puede parecer que haya algunos avances respecto a la situación anterior, ya que las mujeres podían también en el seno del partido alcanzar ciertas posiciones de poder y podían participar en la vida pública, pero su lugar debía estar siempre por detrás del hombre.

Las mujeres conformaban la espina dorsal del Tercer Reich al conformar el ideal Nazi y ser responsables de dar a luz y criar a las nuevas generaciones de la raza aria. 
Las mujeres debían aprender todo lo que había que saber sobre tareas del hogar, cuidado de los niños, la enseñanza de los valores del partido, etc. Así como debían estudiar higiene, alimentación para una vida saludable, deporte, eugenesia, y el funcionamiento del cuerpo femenino.
La “Escuela para las «novias» del Reich” se ocupaba de formar a las jóvenes en el modelo femenino nazi.

La Liga de Muchachas Alemanas tomaba el lugar de la Juventud Hitleriana para los chicos.
Las llevaban de campamento, viajaban para conocer la grandiosa nación alemana, se les enseñaba historia, ideología nazi y se celebraba un modo de vida saludable.
A menudo se instaba la relación con los varones, aunque no con cualquier varón.
Desde una edad muy temprana las niñas aprendían que las buenas alemanas se casaban jóvenes con un buen alemán y que el deber de la mujer era el de mantener un hogar decente y correcto y criar tantos niños sanos arios como fuese posible.

Las mujeres jugaban un papel vital en el plan de Adolf Hitler de crear una comunidad ideal en la nación alemana...
Hitler creía en una población más numerosa y racialmente pura que reforzaría a la larga el poder militar alemán y proveería además de colonos para ocupar el territorio conquistado en Europa oriental. 

La agresiva política poblacional del Tercer Reich animaba a las mujeres «racialmente puras» a tener tantos hijos «arios» como fuese posible. 
Los matrimonios mixtos con otros colectivos no arios considerados de una raza inferior no estaban permitidos y podían ser castigados con penas de prisión y multas.
En consecuencia, las mujeres estaban a cargo de un trabajo vital, dar a luz a alemanes puros, extender sus buenos genes puros y educar a sus hijos desde su más tierna edad acorde con los ideales nacional-socialistas.

Para estimular el incremento poblacional, una de las primeras leyes aprobadas por Hitler una vez alcanzado el poder en 1933 fue la “Ley para el estímulo del matrimonio”, aprobada el 5 de julio de 1933.
Esta ley establecía que todas las nuevas parejas casadas podrían recibir un préstamo de 1000 marcos, lo que representaba alrededor de unas 9 veces el salario medio de la época.
800.000 nuevos matrimonios se acogieron a esta oferta.
Este préstamo, además, no se devolvía simplemente.
El nacimiento del primer hijo suponía una reducción del 25% de la cantidad a devolver, dos hijos suponían el 50%. Si la pareja daba a luz a cuatro hijos el préstamo no debía devolverse en absoluto.




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