viernes, 19 de febrero de 2016

LA MUJER EN LA HISTORIA (1)

HISTORIA DE LAS MUJERES.

Aunque más bien habría que hablar de la “historia de la misoginia”.

He escrito, y mucho, sobre ello.

Desde “La manzana de Eva y Lilith” a “Pandora”.
Desde “La mujer en Grecia” a “La mujer en Roma”.
Desde “La mujer en la Edad Media” a “La mujer en el Renacimiento”.
Desde “La mujer en la Ilustración” a “La mujer en el Islamismo”


Así que empiezo una tríada sobre la mujer en el siglo XX: “La mujer en el Nazismo”, “La mujer en el Fascismo” y “La mujer en el Franquismo”.

LA MUJER EN EL NAZISMO.

LA REPÚBLICA DE WEIMAR.

Desde 1911 en Alemania se pedía la igualdad de la mujer con el varón, derecho al voto, al trabajo y en definitiva derecho a no ser discriminada.

Sería un alemán, Friedrich Engels (1820-1895) el que había defendido, desde su pensamiento anarquista, la emancipación y total liberación de la mujer saliendo de la servidumbre del varón.

La República de Weimar (1918-1933) consiguió para la mujer muchas de las metas de justicia que perseguían, su constitución las equiparaba a los varones.
Y sin embargo fue en Alemania donde la mujer volvió a encontrarse arrinconada en el papel de madre y fiel esposa.

Con la subida al poder de Adolf Hitler, en enero de 1933, el destino de la mujer será unívoco: la madre como modelo, el adoctrinamiento más rancio como educación. Mientras en Weimar las mujeres habían alcanzado un estatus muy similar al del varón.

Durante la gran guerra habían tenido que ocuparse de labores hasta entonces reservadas a aquellos, fundamentalmente en la industria, comercio y servicios  por la necesidad de mano de obra.

El déficit de población masculina, tras la conflagración, hizo que muchas mujeres siguieran conservando su trabajo, consiguiendo recursos por sí mismas aún teniendo sueldos más bajos.

La nueva Constitución de Weimar les confería derecho al voto y acceso pleno a la educación.
Poco a poco parecía cumplirse el objetivo de la igualdad, salvo en algunas zonas rurales y católicas del sur, como Baviera –región donde nacerá el nazismo-, allí la mujer seguía supeditada al padre, al hermano, al marido.

Una nueva mujer había surgido en Weimar: trabajadoras y no sólo amas de casa, intelectuales, liberales, artistas de renombre internacional, desinhibidas, a la moda del momento y fumando en las calles.

En los cabarets berlineses de los años 20 son admiradas por miles de seguidores que se pliegan a su música, baile y encantos.
Incluso lo nunca visto durante el antiguo régimen prusiano: mujeres comprometidas, intelectuales y que sobresalen en política como Rosa Luxemburg (1871-1919), asesinada precisamente por aquellos que no toleraban sus dos condiciones: la de mujer y la de comunista. 

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