HISTORIA DE LAS MUJERES.
Aunque más bien habría que
hablar de la “historia de la misoginia”.
He escrito, y mucho, sobre
ello.
Desde “La manzana de Eva y
Lilith” a “Pandora”.
Desde “La mujer en Grecia” a
“La mujer en Roma”.
Desde “La mujer en la
Edad Media ” a “La mujer en el
Renacimiento”.
Desde “La mujer en la Ilustración ” a “La
mujer en el Islamismo”
Así que empiezo una tríada
sobre la mujer en el siglo XX: “La mujer en el Nazismo”, “La mujer en el
Fascismo” y “La mujer en el Franquismo”.
Desde 1911 en Alemania se
pedía la igualdad de la mujer con el varón, derecho al voto, al trabajo y en
definitiva derecho a no ser discriminada.
Sería un alemán, Friedrich
Engels (1820-1895) el que había defendido, desde su pensamiento anarquista, la
emancipación y total liberación de la mujer saliendo de la servidumbre del varón.
Y sin embargo fue en Alemania
donde la mujer volvió a encontrarse arrinconada en el papel de madre y fiel
esposa.
Con la subida al poder de
Adolf Hitler, en enero de 1933, el destino de la mujer será unívoco: la madre
como modelo, el adoctrinamiento más rancio como educación. Mientras en Weimar
las mujeres habían alcanzado un estatus muy similar al del varón.
Durante la gran guerra habían
tenido que ocuparse de labores hasta entonces reservadas a aquellos,
fundamentalmente en la industria, comercio y servicios por la necesidad de mano
de obra.
El déficit de población
masculina, tras la conflagración, hizo que muchas mujeres siguieran conservando
su trabajo, consiguiendo recursos por sí mismas aún teniendo sueldos más bajos.
La nueva Constitución de
Weimar les confería derecho al voto y acceso pleno a la educación.
Poco a poco parecía cumplirse
el objetivo de la igualdad, salvo en algunas zonas rurales y católicas del sur,
como Baviera –región donde nacerá el nazismo-, allí la mujer seguía supeditada
al padre, al hermano, al marido.
Una nueva mujer había surgido
en Weimar: trabajadoras y no sólo amas de casa, intelectuales, liberales,
artistas de renombre internacional, desinhibidas, a la moda del momento y
fumando en las calles.
En los cabarets berlineses de
los años 20 son admiradas por miles de seguidores que se pliegan a su música,
baile y encantos.
Incluso lo nunca visto
durante el antiguo régimen prusiano: mujeres comprometidas, intelectuales y que
sobresalen en política como Rosa Luxemburg (1871-1919), asesinada precisamente
por aquellos que no toleraban sus dos condiciones: la de mujer y la de comunista.
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