¡Qué mala es la soledad¡ ¿Sí?, ¿De verdad?
Hasta la misma Biblia (“palabra de Dios”) lo afirma: “¡ay
del solo cuando cayere, pues no habrá segundo que lo levante”! (Eclesiastés.
4.10).
Pues, no es por llevarle a Dios la contraria, pero “depende”,
porque hay varios tipos de soledad y alguno de ellos son excelentes.
Además, nuestro refranero también afirma que “mejor solo que
mal acompañado”, de donde se infiere que el ideal es “vivir en buena compañía”.
Sin embargo, a lo largo de la historia han sido muchos los
que han optado, voluntariamente, por la soledad del desierto para que nada de
este mundo (ni personas ni cosas) lo distrajeren de la comunicación con Dios.
Eran los eremitas, los anacoretas, los ascetas.
Suele definirse la soledad como el “estado en que una
persona se encuentra cuando no tiene compañía alguna, bien por propia decisión,
bien por necesidad”.
Querer vivir acompañado y no poder estarlo, estar condenado
a la soledad, es/tiene que ser doloroso, pero quien, por propia decisión, opta
por ella….
Atendiendo a su ORIGEN, la soledad puede ser:
.- IMPUESTA:
aquella a la que una persona se ve sometida por diversas circunstancias,
siempre en contra de su volunta.
.- BUSCADA:
aquella que una persona la procura, bien para reflexionar y autorrealizarse o
bien, por el contrario, para angustiarse y deprimirse,
Atendiendo a su CARÁCTER, la soledad puede ser:
.-FÍSICA O REAL: que consiste en la simple
ausencia física de otras personas.
.-MORAL: que
es un sentimiento interior de no poseer afectivamente a nadie con quien
compartir la riqueza interior personal.
Atendiendo a su RESULTADO, la soledad puede ser
.- ESTÉRIL: es
aquella que resulta improductiva, por ser fruto del aislamiento de los demás y
de refugiarse en un mundo irreal de asimismo.
.- FECUNDA:
aquella que resulta productiva por ser fruto de una seria profundización en el
yo íntimo, en un afán de autoconocimiento y autorrealización.
Atendiendo al TIEMPO, la soledad puede ser:
.- TEMPORAL:
es la pasajera, provisional, durante un corto espacio de tiempo.
.- PERPETUA:
es la definitiva, ya para siempre.
También la soledad puede ser:
.- NEURÓTICA,
cuando una persona se siente sola e incomprendida como resultado de un desamor
o por traumas infantiles, aunque haya personas a su alrededor que lo quieran y
estimen.
.- CULTURAL:
cuando los valores y expectativas sociales, de una sociedad, hacen a una
persona desdichada. Como cuando en una sociedad o familia están mal vistos la
soltería o el divorcio, el soltero o divorciado se sentirá excluido , fuera de
lugar, solo y/o solitario.
.-
EXISTENCIAL. Por el hecho de ser uno mismo, de ser un yo. Nadie puede sentir
“tu” dolor de muelas o “tu tristeza” al romperse una relación amorosa. Nadie
puede ponerse en tu lugar. Eres otro con respecto a los demás “yoes”. Al
sentirse, cada uno, único e irremplazable.
La necesidad de olvidarse del mundo, refugiarse en el
interior de uno mismo para, después, dar el salto a Dios.
Como San Agustín lo
expresaba:
“Noli FORAS
ire (Homo exterior), REDDE TE IPSUM, in INTERIORI HOMINE (homo interior)
habitat veritas et, post, TRASCENDE TE IPSUM (homo divinum)”
¿Qué decir de esa soledad buscada por el investigador, por el novelista, por el
eremita,….?
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