El escepticismo niega la posibilidad del contacto entre
Sujeto y Objeto, por lo que no podrá, el Sujeto, aprehenderlo ni, el Objeto,
ser aprehendido.
Habrá, pues, que abstenerse de hacer juicios, en los que se
manifiesta la Verdad y la Falsedad al atribuir o no un Predicado a un Sujeto
(“el agua es líquida” (V), “el agua es sólida” (F), “el agua no es líquida” (F)
“el agua no es sólida” (V).
Al revés que el Dogmatismo, que se fijaba, sobre todo, en el
Objeto, el Escepticismo dirige su atención, íntegramente, hacia el Sujeto, a
los factores subjetivos del conocimiento humano.
Las características del Sujeto cognoscente y sus órganos
cognoscitivos, así como las circunstancias exteriores (cultura, ambiente,…) son
los determinantes del conocimiento.
Conocemos según lo que somos y como somos, no según lo que
el objeto sea.
Pero como, para que haya conocimiento, tienen que estar
presente los dos, si sólo tenemos en cuenta a uno, al Sujeto, el conocimiento
es imposible.
El Escepticismo puede ser Lógico/Absoluto/Radical o sólo
Escepticismo Metafísico.
Igualmente, habrá, además de un Escepticismo Cognoscitivo un
Escepticismo Ético y un Escepticismo Religioso.
Igualmente, habrá que distinguir entre Escepticismo
Sistemático y Escepticismo Metodológico.
Recordemos a Descartes en su Discurso del Método, con la
duda metódica para poner todo entre paréntesis y comprobar si hay algún juicio
que resista la duda, y sea indudable, pata tomarlo como fundamento y punto de
partida seguro de la filosofía.
El Escepticismo se encuentra, sobre todo, en la antigüedad.
Su fundador, Pirrón de Elis (360-270 a C).
Ante dos juicios contradictorios -dice- el uno puede ser
exactamente igual de verdadero que el otro. Por lo tanto hay que negar las
leyes lógicas del pensamiento, sobre todo el Principio de Contradicción.
En el esquema proposicional aristotélico todos sabemos que
la A y la O, (igual que la E y la I) son contradictorias entre sí, y si una es
V la otra es F y viceversa.
Si es Verdad que “todo malagueño es andaluz” (proposición
universal afirmativa, A) es Falso que “algún malagueño no es andaluz”
(proposición particular negativa, O).
Igualmente la E y la I.
Pero si no puede haber conocimiento no puede haber juicio,
ni verdadero ni falso, por lo que hay que “Abstenerse” (“epojé”)
El Escepticismo Medio o académico, el de Arcesilao (+ 241) y
Carnéades (+ 129) no es tan radical.
Es imposible un saber riguroso.
No tenemos, nunca, la certeza de que lo que digamos de la
realidad, de que nuestros juicios, concuerden con ella.
Sí “parece” que es verdadero, es “probablemente” verdadero,
pero no podemos afirmar que “es verdadero”.
Nunca hay ni podrá haber certeza rigurosa, sino sólo
probabilidad, Es posible llegar a una opinión probable.
El Escepticismo Posterior, el de Enesidemo (+ siglo I a.C) y
Sexto Empírico (+ siglo II d.C.) vuelve al escepticismo pirrónico, radical.
También lo encontramos en la Filosofía Moderna, pero es un
Escepticismo especial.
Montaigne (+ 1.592) y su Escepticismo Ético.
Hume y su Escepticismo Metafísico.
Descartes y su Escepticismo Metódico.
¿No es contradictorio “in terminis” el Escepticismo Radical
o Absoluto?
¿No es, ya, expresar un conocimiento el afirmar que el
conocimiento es imposible? ¿No sería conocer la imposibilidad del conocimiento?
¿Y si dijera: “no hay conocimiento” y esto es dudoso”? Pues
ya conocería que es dudoso, luego ya habría conocimiento.
El escéptico no puede llevar a cabo ningún acto de
pensamiento.
Es más. El Escepticismo que admite la probabilidad también
se encierra en la contradicción, que es “aceptar que existe la verdad” a la
que, probablemente, llegue el conocimiento. Luego, la verdad existe, aunque no
podamos llegar a ella íntegramente, sino sólo probablemente.
Si el escéptico renuncia al concepto de verdad también debe
renunciar al concepto de probabilidad, porque, si no hay meta, no puede haber
mayor o menor acercamiento a ella.
¿Y el Escepticismo Ético?
¿No podemos conocer/distinguir un valor de otro valor y
afirmar que uno es superior/inferior a otro?
A este Escepticismo Ético se le denomina, también,
Relativismo Ético.
El Escepticismo Metafísico, sin embargo, no es
contradictorio. No niega la posibilidad del conocimiento, sino sólo de esa
parte de la realidad, la metafísica, la que está más allá de a experiencia.
A este Escepticismo Metafísico también se lo denomina
“Positivismo” (A. Comte).
En el conocimiento hay que atenerse a lo positivamente dado,
a los hechos inmediatos de la conciencia y olvidaros de toda especulación
metafísica.
Hay conocimiento positivo, o científico. No hay conocimiento metafísico.
Al Escepticismo Religioso se le denomina Agnosticismo
(“incognoscibilidad de lo absoluto)
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