Bien pensado toda la política se reduce a una “cuestión lingüística”.
Todo consiste es saber “decirle” a la gente lo que la gente
quiere oír. Si lo “dice”, y sabe “decirlo bien”, sus palabras pondrán en
circulación las neuronas de sus oyentes que, automáticamente, quedarán,
convertidos en votantes y ordenarán a su mano que cojan esa papeleta y no la
que está al lado.
La “acción” de votar,
del ciudadano, efecto del “bien decir” del candidato, por las normas
establecidas en la ley electoral, hará que
se haga con el poder, durante los próximos 4 años.
No importará lo que haya “dicho”. Podrá “hacer” eso, lo
contrario o lo de más allá. Siempre tendrá a mano una excusa.
Para quien no lo sepa, una excusa es “el sucedáneo de una
mentira”.
“Saber hablar” (como un buen sofista) le permitirá “hacer”
(gobernar) lo que le dé la gana.
“Debemos refinanciar a los Bancos para que éstos den
crédito”. Es verdad. No se puede dar lo que no se tiene.
Los desahuciados no pueden darle dinero al Banco (pagar la
hipoteca) porque no tienen qué dar.
¿Por qué no se reparten esos no sé cuantos miles de millones
de euros entre no sé cuantos miles de familias que no pueden pagarle al Banco?.
En cuanto tengan el dinero en sus manos les faltará tiempo para ir a
ingresárselo a los Bancos para que éste no tenga que desahuciarlos y echarlos
de casa.
El dinero irá, igualmente, a los Bancos pero, mientras,
dando ese pequeño rodeo, sin perjudicar a nadie, se beneficia a muchos y se
habrá solucionado el problema de miles de familias, ahorrándose el drama de
tener que estar en la calle.
¿O me salto algo?
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