“Vamos a dejarnos de tanta
filosofía y vayamos al grano”
“Déjate de cosas abstractas y
vayamos a lo concreto”
“Una cosa es la teoría y
otra, muy distinta, es la práctica”
¿Quién no las ha pronunciado u oído alguna vez, éstas u otras por el
estilo?.
¡Qué plan, qué proyecto tan
bonito¡, pero ahora ¿puedes aplicarlo y hacerlo realidad?.
Oyes o lees un programa
político, en período de elecciones, y te dan ganas de llorar, por ilusorio, por
irreal, porque, cuando ganador, quiera/intente aplicarlo, el resultado te hará
llorar de verdad.
“Lo dicho, antes, y lo hecho,
después”.
“El puedo prometer y prometo
y el qué fue de aquellas promesas”.
Decirle a alguien que es un
“teórico” es llamarlo “utópico”, falto de realismo.
¿Alguien prometió
“corrupción, derroche y despilfarro”?
¿No prometieron, todos,
“trabajo, bienestar, comportamiento ético, justicia, progreso….” . “Y no como
los otros que……”.
Los políticos, puros teóricos
en período electoral y no sé cómo calificarlos en la práctica diaria
postelectoral a una gran parte de ellos, en cualquier nivel (municipal,
supramunicipal, autonómico, nacional, europeo).
¡La Teoría y la Práctica¡.
La Política y la Ética, que
deberían ir, siempre, entreveradas, y parecen estar reñidas, como el agua y el
aceite.
Ya lo dijo un gran filósofo ilustrado: “quienes quieran
tratar, por separado, la Política y la Moral nunca entenderán nada de ninguna
de las dos cosas” – Rousseau dixit.
Claro, que él era un
ilustrado,¿dónde está hoy ese espíritu ilustrado en nuestra clase política?.
¿Están en el ejercicio de la
política los mejor preparados, los más capaces, los mejores (como quería
Platón) o son los más dóciles, los menos díscolos del partido, los que menos se
mueven para salir en la foto, que han conseguido un buen puesto en el punto de
partida, en las listas electorales?.
¿Cuántas veces las palabras
bonitas, bien sonantes, van de la mano de conductas obscenas?.
¿Por qué quienes “dicen” una
cosa, “hacen” luego otra, incluso la contraria?.
¿Por qué la Teoría, que
debería ser la brújula del camino a emprender, en nada se parece a la Práctica
ejercida?.
¡Las Palabras y las
Conductas¡.
¿Por qué no se le pueden
exigir responsabilidades a los políticos?. Porque no es suficiente, no debería
bastar, otro voto en las próximas elecciones.
Si yo voto el programa de un
partido ¿por qué no puedo pedirle cuentas de su ejecución, no al final del
camino, sino cuando detectamos que va por otro camino?.
Este desajuste entre el
“decir” y el “obrar”, entre la Teoría y la Práctica, está llevando a la
sociedad a la “desafección” y a proclamar el TODOS SON IGUALES.
Todos dicen lo mismo, todos
hacen lo mismo, lo contrario de lo que dijeron que iban a hacer.
¿Por qué hasta cualquier
concejal de urbanismo, de cualquier pueblo, ya, de entrada, se nos muestra
sospechoso de corrupción?.
Hasta aquí hemos llegado y
“lo que te rondaré, morena”.
¡Como si ser un “legítimo
gobernante” fuera de la mano de ser un “político legal”¡
Lleva a uno a cuestionarse
¿qué más dan los distintos discursos y programas, de los distintos partidos, si
“todos los políticos son iguales”?
Y soy consciente de la “falacia
de generalización inadecuada” que cometemos.
Pero si están ahí, donde
están, es por nosotros, no por Derecho Divino, ni por Carisma, sino que somos
nosotros, con nuestros votos quienes les hemos otorgado licencia para actuar,
pero nos consideramos estafados.
¿Puedo, yo, tener algo de
responsabilidad por haber votado (un hecho) de manera coherente con mis
pensamientos (ideas) un programa que, quien se comprometió a cumplirlo no lo
cumple?.
¿Estafa de la Política o de
los políticos?, porque no se trata tanto de “saber” el camino como de
“andarlo”.
“No investigamos para “saber”
qué es la virtud, sino para “ser” virtuosos” –otro filósofo, Aristóteles dixit.
No sé trata, pues, de “saber”
qué es la justicia, sino de “ser” justos para conformar una “sociedad justa”.
Si es difícil o imposible
hacer lo que no se sabe, ¿por qué no hacerlo, cuando se sabe? (esta vez es
Sócrates)
“Saber” qué es el bien (Teoría)
para “obrar bien” (Práctica) y así “ser bueno” (Esencia, Naturaleza) (programa
socrático).
Mientras que no todos
somos/son “científicos”, todos debemos/deben ser “ciudadanos”, pues es en ese
útero social donde vamos a desarrollarnos como durante nueve meses lo hicimos
en el útero materno.
¿Cómo es posible que no sea
obligatoria una “Buena Educación para la Ciudadanía” si sólo en la ciudad nos
desarrollaremos como personas?.
Si somos, al menos en parte,
responsables del “estar ahí” de los políticos ¿también lo somos de su errado
actuar?.
Optar por un conductor que
promete llevarnos a ese destino deseado ¿implica que seamos cómplices de su no
saber conducir o del desvío del camino proyectado?.
Su “mal hacer” y su “bien
decir”.
¿Tendrá que reinar, en cada
uno de nosotros, la desconfianza en el punto de partida?.
¿No podemos/no debemos
fiarnos de nadie?.
¿Entonces,,,,,?.
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